DEL
EXILIO Y SUS RETORNOS
Ibai
Pascual Martín
Mérida,
Editora Regional de Extremadura, Col. Geografías (poesía), 2025, 118 págs.
Epílogo,
anotación a Del exilio y sus retornos
Ibai Pascual Martín (El Torno, 1993) es un joven poeta extremeño que comenzó su andadura en la escritura como letrista al final de la infancia, para acabar auto-publicando su primera obra, Sonetos de Adolescencia (2011) y posteriormente, Dos Cuervos de Platino (2015). En su intervalo universitario cursó estudios de Ingeniería de Software por la Universidad Politécnica de Madrid. Se pueden destacar recitales y presentaciones en el Ateneo de Madrid, Ateneo Militar de Madrid, Caixa Forum (Madrid), Palacio de Longoria (Madrid), Ateneo de Cáceres. Llevó a cabo breves actuaciones teatrales junto al grupo "Voces de Mujer" (Torrejón de Ardoz), gestas locales de su municipio, entre otras. Pertenece desde entonces a la Asociación "Versos pintados del Café Gijón". Cofundó y codirigió la revista en papel de filosofía y poesía Intercostal literaria. Actualmente, en su tierra natal, dedica su tiempo al estudio, la escritura, la lectura y la apicultura. Ahora la Editora Regional de Extremadura publica en su colección Geografías (poesía) Del exilio y sus retornos, sobre cuyo sentido el poeta considera: “En las vivencias que den lugar a aprendizaje o no del hombre, éste camina entre dos mundos durante el exilio, el de la emoción-reflexión, y el de la pura contemplación de la realidad. Alimentándose ambos mundos mutuamente, sin discriminación, frontera u horizonte, de ningún tipo” [Epílogo, p. 114] Reproducimos una de las composiciones.
NIMBO
¿Dónde
acaba el aroma
en el
viento?
Contempla
la primavera
que
con alas intrusas,
apaga
su palabra
de
títere,
en el
espejismo
y la
fronda,
de los
pechos abiertos;
donde
ennegrece a la hoja, la duda,
grácil
y elevada,
Con un
apacible lamento.
Contempla.
Sólo
ella se extiende,
deambula
marchita
y
devora el mirar de su ansia,
su
tiempo.
Solo
el rocío amargo que empapa,
ajada
su joven tez, del helecho,
evoca
la luz que se pierde.
Sólo
en sus brazos se imitan:
vivencia
y los
arroyos sinceros.
Contempla.
Trémulo,
la humedad del silencio
en el
bosque,
célebre,
sonrosa la pisada,
que el
aire atraviesa.
¡Blanca!
Como
el crimen es la cicuta,
y la
alegre voz de su encuentro.
Raja
su cuerpo en la beldad la pradera;
se
ahora, placida el agua,
en el
crisol que marca el repecho.
Contempla.
Tan
fría e imbatible,
como el
paisaje más tenue y profundo;
doblega,
perfora,
despedaza
sin temor, al invierno.
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