jueves, 2 de marzo de 2017

perder el tiempo


perder el tiempo 
Juan Ramón Santos
Mérida, De la Luna libros, col. Lunas de Oriente, 2017, 119 págs.

   Presidente de la Asociación de Escritores Extremeños y Coordinador de las Aulas literarias de la región, Juan Ramón Santos (Plasencia, 1975), se dio a conocer con una compilación de textos breves titulada Cortometrajes (Mérida, Editora Regional, 2004), al que siguieron El círculo de Viena (Gijón, Llibros de Pexe, 2005), Cuaderno escolar (Mérida, Editora Regional, 2009) y Palabras menores (Mérida, De la Luna libros, 2011), además de colaborar en libros colectivos como Relatos relámpago (2007) y Por favor, sea breve (2009). Como poeta, ha publicado Cicerone (De la Luna libros, 2014) y Aire de familia (Sevilla, La isla de Siltolá, 2016). Asimismo, es autor de dos novelas: Biblia apócrifa de Aracia (Badajoz, Libros del Oeste, 2010) y El tesoro de la isla (De la Luna libros, 2015).
   Ahora, la editorial emeritense De la Luna libros publica perder el tiempo, una compilación de seis relatos emparentados por la noción que ha pasado al título, pues los personajes se debaten en una profunda insatisfacción que procede a veces de la soledad, el desamor o las pérdidas, a veces de la sensación de haber tomado una decisión equivocada y la posibilidad de un horizonte distinto e incierto. Pero también los relatos aparecen hilvanados por una imagen recurrente, la de la tormenta que se abate sobre los hombres y mujeres de Pomares, imprevista y violenta, que arrebata los paraguas dejando a los personajes a la intemperie, expuestos al viento y a la lluvia, conscientes todos ellos de que “estamos hechos de tiempo. Somos pura sucesión de horas, de minutos, de segundos. Tenemos los días contados sin que podamos saber hasta dónde ha de llegar la cuenta y cada cual se enfrenta a esa realidad, a esa limitación, como mejor entiende o como buenamente puede” [Texto de contraportada]
   Reproducimos un fragmento del relato inicial (“Presentación”) en que un personaje anónimo se refugia del viento y la lluvia en un local en que se presenta un libro (un libro de relatos titulado perder el tiempo), uno de cuyos ejemplares se lleva dedicado por el autor.

   “El libro está entallado en el bolsillo y lo sacas, al final, a tirones, descubriendo rayada la portada. Como una fea cicatriz, una grieta la surca, en un desgarro, de arriba abajo, y por si fuera poco está salpicada de hendiduras y arañazos menores. Comprendes que antes, con las prisas, has encajado el libro en el mismo bolsillo de las llaves, de ahí el estrago, y al mirarlo con detenimiento te das cuenta además de que, con la presión, has combado el lomo y has arrugado sin remedio algunas páginas, logrando que el libro, flamante, recién adquirido, parezca ya viejo, releído, desgastado. Te da rabia haberlo echado a perder de manera tan torpe y prematura, te da rabia, al abrirlo, no comprender la dedicatoria, que imaginas insulsa, escrita con desgana, por mero compromiso, y al cerrarlo miras la portada y su dorado título, perder el tiempo, se te antoja de repente un insulto, una burla, una broma de mal gusto, como si el libro, y su autor, se riesen de ti por haberlo comprado, por estar tan solo en estas calles, por haber malgastado el tiempo, ese tiempo tuyo tan escaso, tan precioso, en la presentación, y más enrabietado aún si cabe, por instinto, sin pensarlo, lo tiras asqueado a una papelera” [p.28]

jueves, 23 de febrero de 2017

La esperanza es una cosa con alas


LA ESPERANZA ES UNA COSA CON ALAS
Emiliy Dickinson
Almería, Ravenswood Books Editorial, 2017, 134 págs.
Traducción, edición, ilustraciones y prólogo de Hilario Barrero.

   Nacido en Toledo en 1948, Hilario Barrero vive en Nueva York desde 1978, en cuya universidad se doctoró con una tesis sobre Félix Urabayen y en donde hasta su reciente jubilación ha dado clases de lengua y literatura españolas. Autor de los libros de poemas In tempori belli (1999, premio de poesía “Gastón Baquero”), Agua y Humo (Cuadernos de Humo, 2010), Libro de familia (Cáceres, 2011), Tinta china (Cylea Ediciones, 2014) y Educación nocturna (Renacimiento, 2017), ha publicado hasta ahora los diarios Las estaciones del día (2003), De amores y temores (2005) y Días de Brooklyn (2007), todos ellos en la editorial asturiana Llibros del pexe. Más tarde aparecieron Dirección Brooklyn (Universos, 2009), Brooklyn en blanco y negro (Mieres, 2009), Nueva York a diario (Impronta, 2013), De Prospect Park a Zocodover (Nueva York, Cuadernos de Humo, 2015) y Diarios (La isla de Siltolá, 2015).
   Pero Hilario Barrero es autor asimismo de traducciones de autores como Jane Kenyon (Otherwise.The poetry of Jane Kenyon, Pre-textos, 2007), Ted Kooser (Delights and Shadows (Pre-textos, 2009), Henry James (El amante de Italia, Grand Tour, 2009), ademas de editor de una antología bilingüe de autores ingleses y americanos titulada Lengua de madera. Antología de poesía breve en inglés (La isla de Siltolá, 2011).
   Ahora, la editorial almeriense Ravenswood Books publica La esperanza es una cosa con alas, una selección de poemas de la poeta estadounidense Emily Dickinson (Amjerst, Massachusetts, 1830) al cuidado del escritor, quien, además, prologa e ilustra el volumen. “Nada sabemos con certeza -afirma Hilario Barrero en el prólogo- de muchos  de los enigmas y claves que navegan en su mundo. Estudiosos aventuran hipótesis y teorías sobre su aislamiento, su conducta, su personalidad y sobre su poesía. Lo único que nos queda es su poesía, que como toda poesía verdadera y necesaria, enturbia la vida y las emociones de la poeta así como las nuestras” [Prólogo, p. 8].
   Reproducimos los textos (el original y su traducción) de una de las composiciones, la número 1035.

BEE! I’m expecting you!
Was saying Yesterday
To Somebody you know
That you were due-

The Frogs got Home last Week-
Are settled, and at work-
Birds, mostly back-
The Clover warm and thick-

You’ll get my Letter by
The Seventeenth; Reply
Or better, be with me-
Yours, Fly.

¡ABEJA, te estoy esperando!
Ayer le estaba diciendo
a alguien que tú conoces
que estabas a punto de llegar.

Los sapos llegaron a casa la semana pasada,
están asentados y trabajando,
la mayoría de los pájaros ha regresado,
el trébol está cálido y denso.

Recibirás mi carta
alrededor del diecisiete, contéstame
o mejor, ven conmigo:
tuya, la mosca.

jueves, 16 de febrero de 2017

El secreto del agua


EL SECRETO DEL AGUA
Badajoz, Diputación Provincial, 2017, 420 págs.

   Nacido en Campillo de Llerena en 1947, Tomás Martín Tamayo es un reconocido articulista que ha publicado sus columnas en periódicos regionales (Hoy, Diario.es / Extremadura) y nacionales (El Mundo, ABC, Público, El Confidencial), una selección de los cuales apareció en 2002 (222 artículos de Hoy). Además de un libros de poemas (Abstracción de la culpa), su trayectoria literaria, reconocida con numerosos premios, ha transitado de modo preferente por el relato, lo que le ha llevado a participar en numerosas antologías del género (Narrativa Extremeña actual, Alquimia, 100 narradores hispanoamericanos, Estrechando círculos, La narración corta en Extremadura, Ficciones, Instintos naturales), y a publicar hasta el momento cuatro compilaciones de cuentos: Cuentos de madrugada (1979), Cuentos al alba (1984), Cuentos de la maldita resignación (1997) y Cuentos en verde aceituna (2006), antologados en una edición reciente, Cuentos del día a día (Sevilla, Punto Rojo, 2015).
   Como novelista, Martín Tamayo ha publicado El enigma de Poncio Pilatos (2008), una novela histórica de extraordinaria acogida, y El manto de légamo (2011), ambientada en la Extremadura de Posguerra.
   Y en los años más duros de este periodo, correspondientes a la presencia de Ibáñez Martín en el Ministerio de Educación (entre 1939 y 1951) se localiza el primer bloque de El secreto del agua, publicada ahora por la Diputación Provincial de Badajoz. La construcción de un pantano sacará a la luz la complicidad en la defensa de sus intereses de los vencedores de la reciente contienda: terratenientes arrogantes, sacerdotes y obispos obsequiosos, políticos corruptos…, que logran desplazar la ubicación de la presa para defender las tierras de los propietarios, anegando, de este modo, la aldea de Encinares. A estos poderosos adversarios habrá de enfrentarse Antonio, el maestro del pueblo, cuya oposición a la presa le llevará a la muerte bajo la apariencia de un suicidio.
   Años más tarde, su hijo adoptivo emprenderá, con todos los medios de la presidencia de una empresa petrolera que ostenta, una pormenorizada investigación que no culminará hasta que el vaciado del pantano muestre de nuevo la aldea y otros enigmas ocultos por las aguas. Nos encontramos, por todo lo dicho, en el territorio del compromiso, ante una literatura erigida desde una posición ética que viene a confirmar cómo los métodos utilizados durante la Dictadura y los empleados en los años de la Democracia son distintos, sí, pero todos ellos, igualmente indignos.
   Reproducimos un párrafo en que el maestro ha de enfrentarse al primer intento de doblegar su actitud.

   “Los inspectores siguieron al maestro y uno de ellos se adelantó para sentarse en su sillón. Antonio abrió un cajón lateral de la mesa y sacó varias carpetas de gomillas, con anotaciones en la portada. El inspector que se había sentado puso enérgico la mano sobre las carpetas y el maestro retrocedió, desconcertado por la actitud hostil que demostraban los inspectores.
-¿Tienen la bondad de decirme qué es lo que ocurre’ ¿Quiénes son ustedes?
-Nosotros somos inspectores de la Delegación del Ministerio de Educación Nacional y desde luego no hemos venido para ver papeles. Así que déjate de carpetitas y de cuadernitos.
-Pues ustedes dirán qué es lo que quieren ver.
   El inspector sentado comenzó a curiosear en el cajón central de la mesa, mientras el otro iniciaba el interrogatorio en un tono que casi parecía la lectura de una sentencia.
-¿Se reza al entrar y salir de la escuela?
-No, no se reza. En ninguna instrucción se dice que sea obligatorio rezar al entrar y salir de la escuela.
-¿Y se dice en alguna instrucción que los niños pierdan el tiempo haciendo puzles o leyendo periódicos?
-No, no se dice, pero es el método que yo utilizo.
-¿Para qué?
-Para que aprendan a trabajar en equipo, para que sean cuidadosos con el material que se les entrega, para que aprendan a seleccionar los colores, para fomentarles la paciencia, para… [p. 38].

martes, 14 de febrero de 2017

Presentación de Corónicas de Ingalaterra


El asesinato de Humberto Delgado


EL PORTUGAL SALAZARISTA FRENTE A LA DEMOCRACIA
El asesinato de Humberto Delgado y sus implicaciones internacionales

Antonio Muñoz, Francisco J. Rodríguez y Guillermo León (eds).
Badajoz, Diputación Provincial, 2017, 204 págs.
Introducción de los editores.


   El Portugal salazarista frente a la democracia recoge las ponencias de un Congreso celebrado en Badajoz en marzo de 2015 para conmemorar el cincuentenario del asesinato de Humberto Delgado, el “general valiente”, y su compañera Arajaryr Campos junto a la frontera (pero en tierras españolas, en el término municipal de Villanueva del Fresno) por la policía política de Salazar. En el volumen, Hipólito de la Torre Gómez (“Humberto Delgado, en la Historia y en su sitio”) analiza la figura del general convertido con el tiempo en inspirador y pionero del movimiento de los capitanes de la “revolução dos cravos”, Filipa Raimundo e António Costa Pinto (“Memoria e reparação das vitimas do Estado Novo na Democracia portuguesa”) se centran en la “transición” portuguesa que, a diferencia de la española, reconoció de modo unánime el papel de las víctimas del salazarismo (entre ellas, el propio general Delgado), Juan Carlos Jiménez Redondo (“El Franquismo y el asesinato del General Humberto Delgado”) estudia la colaboración establecida por Franco y Salazar para reprimir la disidencia, Josep Sánchez Cervelló (“La colaboración opositora ibérica exiliada para acabar con las dictaduras ibéricas”) se centra en la escasa colaboración de los movimientos democráticos de oposición en España y Portugal, Moisés Cayetano Rosado (“Los años sesenta en la Raya extremeño-alentejana: entre pobreza, represión y emigración”) se detiene en la situación de abandono institucional y represión en que viven los campesinos del Alentejo y de Extremadura bajo las dictaduras ibéricas, Luis Nuno Rodrigues ("As eleições portuguesas de 1958 vistas pelo The New York Times”) analiza la cobertura informativa que el  periódico estadounidense, uno de los más influyentes del mundo, dio a las elecciones de 1958 (ganadas por el candidato salazarista), Umberto Berlenghini (“Italia y Portugal: la sutil línea negra”) se centra en el papel de elementos de la ultraderecha italiana en la emboscada tendida al general, y Frederico Delgado Rosa (“‘Não se fez justiça!’. O caso Delgado em Portugal”), nieto del general y autor de una extensa biografía sobre él, se detiene en el proceso judicial posterior que acabó exonerando tanto a los miembros de la PIDE como a los responsables políticos de este terrible crimen de estado.

miércoles, 8 de febrero de 2017

jueves, 2 de febrero de 2017

La bordadora del faro


LA BORDADORA DEL FARO

Juan Calderón Matador
Vigo, Ediciones Cardeñoso, 2016
Ilustraciones de Ayesha L. Rubio

   Nacido en Alburquerque en 1952, Juan Calderón Matador es un creador y promotor cultural (es codirector de la plataforma cultural Raíces de papel) que ha transitado por distintos caminos de la creación artística: pintura, poesía, teatro, pero también pintura y música. Como narrador es autor de La noche que murió Paca la Tuerta, 2008; El señorito Antonio, 2009; Veinte historias amables más un garbanzo negro, 2010, y Cuando duerme Guardamar, 2015, todos ellos aparecidos en la editorial viguesa Cardeñoso, editorial en la que dirige varias colecciones literarias, la misma que publicó en 2016 La bordadora del faro, un relato infantil, con unas deliciosas ilustraciones de Ayesha L. Rubio, que arranca con un enigma al que se enfrenta María, la niña sin amigos que, aislada en el faro, dedica su tiempo a bordar.

   “Señoreaba el faro sobre una pequeña extensión de rocas, que al subir la marea quedaba aislada de la costa. Por este motivo María no podía asistir a la escuela. Su madre comenzó a enseñarle a leer y escribir, pero la alumna se cansó muy pronto de la tarea.
   La niña se sentaba todas las tardes a contemplar el chapoteo del agua sobre las piedras. Le encantaba ver cómo se diluía poco a poco la espuma de las olas. Había  observado durante días que a aquella hora, cuando el sol se recostaba sobre la plata del mar, las gaviotas volaban todas en una misma dirección y desaparecía. ¿A dónde irán?, se preguntaba”. 

Biblioteca circulante


miércoles, 1 de febrero de 2017

El nadador


EL NADADOR

Mérida, Editora Regional de Extremadura, 2017, 74 págs.

   Miguel Ángel Curiel nace en Korbach (Alemania) en 1966 en el seno de una familia oriunda de Jaraíz de la Vera. En el año 2000 logra un accésit del premio Adonáis con su poemario El verano y en 2008 publica Por efecto de las aguas (Rialp) y Diario de la luz, con el que logró el premio de poesía "Ciudad de Mérida". Durante su estancia en Italia, becado por la Academia de España en Roma, escribe Los sumergidos, Hacer hielo y Luminarias. En 2013 reúne todos los libros del ciclo del agua en El agua (poesía, 2002-2012), finalista del Premio Nacional de Poesía. En 2015 ve la luz su último poemario, Astillas, en la editorial madrileña Calambur.
   Ahora, la Editora Regional de Extremadura publica El nadador, libro compuesto de cuatro bloques ("Baños de octubre", "Claros", “Cuaderno de viajes", "Bendito", "Azul" y "Contra el sol"), en los que alternan textos clasificables en distintos géneros (poemas, poemas en prosa, fragmentos de libro de viajes...), marcados por la sobriedad y un lenguaje simbólico procedente de la naturaleza (las aves, el sol, el agua, la noche). Reproducimos una composición del último bloque.

¿Cuál de los estorninos
guía a los estorninos? 
Un estornino invisible,
una onda o chillido inaudible,
sostenido y más agudo
que el violín de las ballenas.
Lo siguen y se abre la bandada.
Se contornea,
se cierra o cambia
repentinamente de sentido.
Asciende y cae,
y antes de chocar
contra la torre gira bruscamente
hacia la noche.
¿Quién los guía
hacia la noche?
¿Qué pájaro superior traza
los vuelos de esa ceniza del día?
En el vértice hay mucho amor,
mucha luz y esperanza.

martes, 24 de enero de 2017

Palabrero


PALABRERO

Bogotá, Intermedio Editores, 2016, 294 págs.
  
   Nacido en Cali (Valle del Cauca, Colombia) en 1958, Philip Potdevin ha cultivado tanto la narración corta (Magister Ludi y otros relatos, 1994; Estragos de la lujuria, 2010) como la novela, género en el que recibió con su primera obra, Metratón (1995), el premio nacional de novela del Ministerio de Cultura en 1994. A esta narración siguieron Mar de la Tranquilidad (1997) y La otomana (2005).
   Ahora, la editorial bogotana Intermedio publica su última novela, Palabrero (término que podríamos “traducir” como mediador en los conflictos), que sitúa su trama en una entorno real, la península de La Wajira, en el extremo nororiental de Colombia. En ella se levanta la Sierra Nevada de Santa Marta y fluye el río Ranchería junto a ciudades como Riochacha y aldeas como Albania, Distracción, Barrancas o San Juan del César. Es la tierra ancestral de los indios wayuu, los paraujanos y los kusina, aunque en el presente las diferencias se han atenuado  y todos hablan una misma lengua. Con una larga historia de oposición a los colonizadores españoles, en el presente la comarca es explotada por una compañía de capital extranjero que, con la complicidad de jueces y políticos, extrae carbón para su exportación, dispuesta a modificar el curso del río Ranchería para continuar la extracción bajo su lecho. Ha llegado el momento de enfrentarse a una poderosa organización que no dudará en recurrir a la corrupción, a la extorsión y al asesinato para mantener su situación de dominio sobre la población indígena.
   Nos encontramos, por todo ello, en el terreno literario del compromiso, que denuncia una situación de injusticia generalizada en que se confabulan políticos, jueces y empresarios frente a unas poblaciones autóctonas, herederas de antiguas y hermosas tradiciones culturales, a las que en la narración se les ofrece el protagonismo que le negaron los conquistadores españoles en el pasado y los nuevos colonizadores, con armas aún más innobles, en el presente.

 “Edelmiro. Edelmiro Epiayú. Edelmiro Epiayú Epiayú. “Nacido un 31 de diciembre”, dice la cédula de ciudadanía. “Manifiesta no saber firmar”, dice también. La foto en el documento, difusa, es casi de un niño, un joven, no mayor de trece, catorce años, a lo sumo quince. Pero no es cierto. No nací un 31 de diciembre, sí sabía firmar y leer cuando la expidieron, y no había cumplido la mayoría de edad para que me dieran la cédula. Un engaño, una afrenta. No es posible que casi toda nuestra gente haya nacido un 31 de diciembre, Ni tampoco que hubiéramos alcanzado la mayoría de edad cuando las entregaron. Patrañas de políticos para asegurar sus elecciones. A mí no me cambiaron el nombre; a muchos sí. Durante mucho tiempo el Estado no rectificó el daño hecho hace doce, quince años cuando la Registraduría Nacional del Estado Civil expidió documentos de identidad a decenas, a cientos, a miles de wayuu con nombres oprobiosos e información falsa. Es una de tantas deudas que adquirió con nosotros; pero no la más importante, A unos le pusieron en la cédula, por nombre, Teléfono, a otros Mariguano, a otros Raspahielo […] Esas cédulas, que confiscan cada dos años en vísperas de elecciones, incluso las corregidas, para elegir y reelegir alcaldes, congresistas, gobernadores; todo a expensas de la dignidad, la inocencia el indígena wayuu, el otrora guerrero, indómito y no reducido –como se nos señala- habitante de estas tierras wajiras” [pp. 19-20]