ACASO POR EL
CANTO
(Antología)
Fernando Linero
Bogotá, RevistaUlrika-XXIV Festival Internacional de Poesía, 2016, 85 págs.
Presentación de
Robinson Quintero Ossa
Acaso por el canto es una antología publicada en homenaje a Fernando Linero con
ocasión del XXIV Festival Internacional de Poesía de Bogotá (el volumen se
terminó de imprimir el 23 de abril, día del libro). Nacido en Santa Marta en
1957, Fernando Linero realizó estudios de música y de filosofía y letras y en
1980 inicia con Sonata del sonámbulo
una trayectoria poética jalonada por unos títulos que tienden a hermanar sus
dos pasiones, la música y la poesía: La
risa del saxo (Bogotá, 1985), Guijarros
(Bogotá, 1990), Aparte de amor
(Bogotá, 1993), Palabras para el hombre
(Bogotá, 1998), Lecciones de fagot
(Bogotá, 2005), My harmónica sounds
(una antología personal bilingüe aparecida en 2009), Experto en tachaduras (Villavicencio, 2010), Un oficio (Bogotá 2010), Cuaderno
de insectos y otros poemas (Cartagena, 2011) y La risa del saxo y otros poemas (2014). En Cuadernos de poesía Ulrika Darío Jaramillo Agudelo definió su obra como “una poesía desbordada de música
y de mundo, una poesía consciente de su propia voz, escrita con oficio de
poeta, esa mezcla de éxtasis y carpintería para iniciados, ese ‘deslizarse en
el sueño con los ojos abiertos’”. Reproducimos un poema del libro Palabras para el hombre (1998) en el que
el poeta considera los distintos destinos de la condición humana marcados
todos, sin embargo, por el mismo estigma de la soledad.
A LA VIDA SE
ENTRA SOLO
La palma que
está en el patio
nació sola,
creció sola.
Nicolás Guillén
A la vida se
entra solo.
Algunos con una
camisa.
Otros con un
racimo pero solos.
Bostezando o
preñado de luz
cada cual con su
tristeza.
Se entra sin
saber qué se quiere,
qué se busca,
qué piezas
encajan en el juego:
acaso los
destellos del infortunio.
O el recuerdo de
una ciudad triste.
O la imagen de
una madre
que espanta el
calor y las moscas
del sueño del
hijo.
Breves de
memoria y olvido
como los niños
que ahora repintan la rayuela.
Como el padre
dormido.
Como el amigo
que no volveremos a ver.
Cada cual con su
tristeza.
Se entra y es ya
un lugar del sueño.
Algunos con el
corazón atiborrado de palabras.
Otros portando
una copa amarga.
Algunos en el
mes de los ahogados.
Otros cuando las
primicias del ciruelo.
Cada cual con su
propia confusión.
Todos con la
misma soledad.
a Augusto César Sandino
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