miércoles, 23 de septiembre de 2020

Sólo tenemos sentimientos


 SÓLO TENEMOS SENTIMIENTOS

María Francisca Ruano

Madrid, Ediciones Libertarias, 2020, 76 págs.

  María Francisca Ruano (Madrid, 1946) es autora de una amplia trayectoria cuentística de creciente calidad, que arranca con Cuentos de Badajoz (Badajoz, Universitas, 1989), libro al que siguieron otros muchos títulos. Los publicados ya en este siglo han sido Días sin gloria (2002), Las flores del silencio (2004) Archipiélagos (2005), Entretenimientos privados (2007), Invierno español y portugués (2012), Será la boda más bonita del mundo (2013), Un mono solitario es una criatura vulnerable (2015) Y, finalmente frambuesas (2016) y Todo el mundo acaba marchándose de casa (2018)

   Ahora la editorial madrileña Libertarias publica Sólo tenemos sentimientos, una compilación de veinte pequeños relatos (en algún caso, microrrelatos) que poseen ese mismo “aire de familia” de libros anteriores. Acompañamos en estos nuevos cuentos a mujeres viajeras, observadoras, que deambulan por ciudades y hoteles, viviendo en algún caso aventuras eróticas abocadas a la decepción, en el umbral de la ancianidad, conscientes de las pérdidas, de la soledad, de la melancolía de los recuerdos, como esa mujer que conserva frascos de perfumes de sus amantes, “efluvios, emanaciones, el bálsamo del amor antes de desvanecerse casi del todo” y descubren que al fin todos quedamos “a solas con los sentimientos… sólo. Solos”. Reproducimos uno de los microrrelatos del libro.

 

COMPLETO CAOS DE UNA CASA CONSIDERÁNDOLA MARAVILLOSA

 

   En el barrio pobre de Sidi Bel Abbès, en Marrakech, una vieja mujer se despierta hacia las siete menos diez, profundamente dormida desde las once de la noche de ayer.

   Antes siquiera de lavarse un poco para acudir al mercado de El Khemis a intentar vender sus vestidos viejos también, vio su cama vacía. Siempre había sido así.

   Paro antes de recordar los nombres de todos sus numerosos amantes –Moha, Abdelhay, Mustafá, Sifi…- observa cómo se alinean en los azulejos altos de la alacena mal enyesada los tarritos opacos con sus perras incineradas –Hada, Viba, Ira, Mapa…- y resbalan las yemas de sus diez dedos recorriéndolas, cálidas conscientes de consumados amores, cuya autenticidad y autarquía desconocen los grandes genios de la literatura. [p. 61].

No hay comentarios:

Publicar un comentario