viernes, 17 de julio de 2009

Collioure y Bagdag





ZARA Y EL LIBRERO DE BAGDAG


Fernando Marías

Ediciones SM, Madrid, 2008, 210 págs.


No es infrecuente que las novelas de Fernando Marías arranquen con la imagen del escritor angustiado ante la página en blanco (ante la pantalla del monitor en blanco, en su caso) y que en ese momento reciba del exterior un estímulo en forma de carta, de visita de un desconocido... que pondrá en marcha los engranajes de una narración que suele contener otra en su interior. En Zara y el librero de Bagdag este estímulo es la propuesta de Max, un misterioso anciano indigente, de que corrija un relato escrito por él. La lectura de este texto permite al escritor reconstruir los últimos días de Antonio Machado camino de la frontera francesa, momento en que abandona su legendaria maleta con textos inéditos, y, más tarde, en el interior de un hotel en Collioure. ¿Cuáles fueron las últimas cinco palabras del escritor?

Solapada con esta narración encontramos otro relato: el de Zara y su padre, librero en Bagdag, bajo los bombardeos estadounidenses y el posterior caos de violencia y saqueos. La huida de Irak y su llegada a Madrid no supondrá la desaparición de un peligro cierto.

Aunque puedan considerarse dos narraciones autónomas, lo cierto es que comparten varios motivos, la guerra, la condición de víctimas de guerras injustas, el exilio...

Atractivas para cualquier lector, las novelas de Fernando Marías (y en especial las que forman una trilogía sobre la guerra: El vengador del Rif, 2001; La batalla de Matxitxako, 2001, y Cielo abajo, 2005) son recomendables, especialmente, para lectores jóvenes habituados a la velocidad trepidante de la narración visual (películas, series de televisión), pues las tramas se desarrollan con una extraordinaria agilidad en que los acontecimientos, como afirma Baroja en algún capítulo de Zalacaín el aventurero, “marchan al galope”.

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