martes, 5 de septiembre de 2017

Alcántara


ALCÁNTARA

Cáceres, Diputación Provincial, I. C. El Brocense, nº 85, enero-junio, 2017, 179 págs.

   Fundada por Tomás Martín Gil, José Canal Rosado, Jesús Delgado Valhondo y Fernando Bravo Bravo, la revista cacereña Alcántara continúa su andadura auspiciada por la Institución Cultural El Brocense en su quinta época. La presente entrega contiene estudios de José Pastor Villegas (“Cipriano Montesinos”), Fernando Claros Vicario (“Dos posibles autorretratos de Luis de Morales”), Miguel Ángel Rodríguez Plaza (“Cerámica vidriada sevillana en las calles cacereñas”), Gregorio Tovar (“Historia del agua de Casar de Cáceres”), Juan de la Cruz Gutiérrez (“José Canal, un lujo para Cáceres”), J. L. Rodríguez Plasencia (“Nuevas anotaciones de demosofía extremeña”), José Antonio Ramos Rubio y Vicente Méndez Hernán (“La platería del monasterio de San Miguel y Santa Isabel de Trujillo”) y Salvador Calvo Muñoz (“Diario de Cataluña”). Las páginas de creación van firmadas por Juan Garodri (“El cuento del escritor”), Rosa Perona Timón (Poemas”), Patricia Pérez Gil (“Relato”) y Fernando Cid Lucas (“Andanzas de un cacereño en Fukushima”). El número se cierra con reseñas de Félix Piñero, Salvador Calvo Muñoz y Manuel Pecellín Lancharro.
   Del trabajo de J. L. Rodríguez Plasencia reproducimos dos fragmentos marcados por un anticlericalismo burlón de vieja raigambre popular .

“63.- Fraile que pide por Dios, pide para dos. Aconseja estar alerta y desconfiar de quienes piden para otro, pues generalmente suelen quedarse ellos con parte de lo que recaudan. En Los Santos de Maimona dice lo mismo pero de otra forma: Dad para la Virgen de la estrella: la mitad para mí y la mitad para Ella.
   También encaja este refrán:

A la puerta de un convento
está escrito con carbón:
‘Aquí se pide para nos
y no se le da ni a Dios’”.

71.- Fidel Durán me cuenta que antiguamente en Hinojal los monaguillos iban por las eras pidiendo para las Ánimas del Purgatorio y lo que obtenían se lo quedaba el sacerdote, que era quien los mandaba. Dice Fidel que uno de los obreros que estaba trillando, muy gracioso él, cuando los monaguillos le dijeron: “¡Señor, dice el señor cura que nos dé un poco de trigo para las Ánimas del Purgatorio!”, él respondió: “¡Decidle al cura que las traiga aquí a la era y que coman todo el trigo que quieran!”. 

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