NOTICIAS DE LA NIEBLA
Triunfo Arciniegas
Cartagena de Indias (Colombia),
Ediciones pluma de Mompox SA, 2011, 127 págs.
Nacido en Málaga (Colombia) en 1957, Triunfo Arciniegas desarrolló numerosos trabajos de supervivencia hasta dedicarse a la
enseñanza, primero como maestro y, más tarde como profesor de universidad. En
la actualidad, Arciniegas es uno de los más reconocidos autores de literatura
infantil dentro y fuera de Colombia, desde La
silla que perdió una pata y otras historias (1998) hasta La casa de chocolate (2009), un terreno
en el que ha logrado numerosos reconocimientos y le ha permitido dedicarse por
entero a la creación literaria. Alternando géneros como el cuento, la novela,
el teatro y la poesía, el escritor ha publicado ya en el presente siglo, fuera
del territorio de la literatura infantil, obras como El jardín del unicornio y otros lugares para hombres solos (2002), Mujeres muertas de amor (2008), Cuerpo de amor herido (2010) o Mujeres (2001).
En 2011 la editorial colombiana Pluma de Mompox SA reeditó Noticias de la niebla, una compilación
de microrrelatos agrupados en seis bloques que atrapan en sucintos relatos de
diversa morfología estampas marcadas por el dramatismo, la violencia, el sexo y
la muerte, contempladas desde un distanciamiento irónico que logra mediante una
expresión intensamente poética, apreciaciones ingeniosas y desenlaces
imprevistos.
Pequeños
cuerpos
Los niños entraron a la casa y destrozaron
las jaulas. La mujer encontró los cuerpos muertos y enloqueció. Los pájaros no
regresaron. [p. 55].
Última
función
Aunque el público estalló en aplausos cuando
la cabeza de la mujer rodó por el escenario, el mago supo que algo había salido
mal. [p. 82].
Escena
de la vida conyugal
Como presentía que al concluir el crucigrama
encontraría la muerte, se tomó todo el tiempo. Su mujer le susurró al oído la
última palabra. [p. 93].
Amor
mío
Antes de convertirse en encarnizados
enemigos, enloquecieron el uno por el otro. Animales hambrientos e insaciables,
se amaron hasta en los callejones, se escribieron cartas apasionadas y se
llamaron a todas horas para reafirmar una promesa que juzgaron eterna. Pasaron
días de cuentos de hadas y noches muy felices, compraron una casa y engendraron
dos hijos, dos niños aterrados que ahora contemplan los desastres del amor: los
muebles destrozados, la sangre, los cuerpos, la policía y los curiosos que
acuden como moscas a la escena del crimen [p. 94].
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