SECUENCIAS
Poesía reunida (1970-2014)
Pablo Jiménez
Mérida, Editora Regional de
Extremadura, 2018, 523 págs.
Introducción de José Muñoz
Millanes
Nacido en Navalmoral de la Mata en 1943,
Pablo Jiménez cursó Humanidades y Filosofía en Plasencia. Su primer libro de
poemas, La luz bajo el celemín, apareció en 1978. Le siguieron Cáceres o la piedra y otras soledades
(1981), Descripción de un paisaje
(premio “Ciudad de Badajoz, 1982), El
hombre me concierne (premio “Ciudad de Toledo”, 1985), Destiempos y moradas (premio “Ciudad de Irún, 1986), La voz de la ceniza (2004), Poemas para habitar la noche (2005), Figuraciones (cuadros de una exposición)
(premio “Tardor”, 2012), Deducida materia
(2013), Círculos (premio “Leonor de
Poesía, 2014), Ars amandi (2016) y Quién
(accésit del premio “Cáceres Patrimonio de la Humanidad, 2017).
Ahora, la Editora Regional de Extremadura
publica su Poesía reunida al cuidado
del profesor de la Universidad de Nueva York Juan Muñoz Millanes (Navalmoral de
la Mata, 1951), quien en la Introducción considera: “La poesía de Pablo Jiménez
se inspira estrictamente en sentimientos humanos,
en pasiones en las que (sin limitaciones de clase o nivel cultural) puede
reconocerse cualquier hombre abrumado por la dificultad de vivir. Un repertorio
como el que, sellando la comunión del poeta con su vulnerable prójimo, desgrana
César Vallejo en “Considerando en frío, imparcialmente”: el embrutecimiento del
trabajo, la fragilidad de la salud, el desgaste temporal, la tristeza, la
desesperación… Sentimientos y pasiones comunes y de siempre que, al aparecer
encarnados en la singularidad de Pablo Jiménez, quedan a salvo del peligro del
estereotipo”. [p. 11]. Reproducimos uno de los poemas (de Deducida materia) en el que recuerda a Tántalo para definir la vida
como una eterna condena de unos dioses despiadados.
Tántalo/2005
De qué silencio a qué
silencio todo
sin motivo ni término camina
desde el albor del tiempo:
solo a eso
respóndeme, si puedes; si lo
ignoras,
guarda silencio y déjame
narciso
en la deriva de mis aguas.
Soy
esa frágil patera que zozobra
desde la almendra amarga de
mis ojos.
Nadie, fondo ninguno o negra
sima
de la mar me reclama mientras
crezco
del grito de mi muerte. Si
agonizo
del puro afán y persevero y
sigo
peso de la palabra pero mudo,
¿qué quijote vendrá de mí a
salvarme?
Se habrá secado el mar y todavía,
hundiéndome y hundiéndome sin
causa,
esperaré un final que no me
espera.
Consiste mi condena en ser
eterno
cada instante a vivir: mira
qué ajena
me será la esperanza.
¿Todavía
preguntas por mi nombre?
Sombra, sombra me llamo,
siempre a la luz encadenado
y siempre contrario a la luz.
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