domingo, 21 de julio de 2019

Mañana sin falta



MAÑANA SIN FALTA

Justo Vila
Madrid, Ed. Trifaldi, 2019, 2014 págs.

   “Sobre las tres y cuarto de la madrugada de primer sábado de abril, Dámaso Quintana se despertó ardiendo de fiebre y gritando que él no había sido. Su esposa, sobresaltada, le preguntó qué le pasaba. “Yo no he sido”, repitió todavía él, medio amodorrado, como un niño cogido en falta. Luego, para reafirmar su inocencia, no tanto ante ella como ante el resto del mundo, añadió, entre dientes, algo que la mujer no entendió del todo, algo sobre que, en sus muchos años como empleado público, no había cometido ni una falta. “ni un clip se me ha pegado al bolsillo. Nadie, por más que husmee, encontrará mancha alguna en mi hoja de servicios”. Ella pensó que estaba delirando. Delirara o no, el caso es que decía la verdad. Cambiar de lugar unos libros no es delito, aunque estemos hablando de una edición hasta ahora desconocida del Lazarillo de Tormes y del único ejemplar existente en el mundo de la primera edición en portugués de A muyto devota oraça da empardeada. Es más, ¿por qué iba a sospechar de él la policía, ni nadie, cuando todos sus compañeros los bibliotecarios, los auxiliares, los ordenanzas, el personal de limpieza, los encargados de la seguridad (incluidos los de cuatro patas) y, por supuesto, el director- tenían acceso a la cámara del fondo antiguo, también conocida, entre ellos, como la cámara del tesoro?”.
   De este modo, con un enigma bibliográfico, arranca la trama de la última novela de Justo Vila (Helechal, 1954). Maestro y licenciado en geografía e historia, fue el primer director de la Biblioteca de Extremadura (2002-2011). Ha publicado libros de historia: Extremadura, la guerra civil La guerrilla antifranquista (Universitas, 1983 y 1986), y libros de viajes, como Descubrir España: Extremadura (National Geographic, 2000) y En cuanto amanezca: Viaje a la provincia de Badajoz (Ediciones del Oeste, 2005). Ha escrito guiones para televisión, como Extremadura amarga  La montaña mágica, pero, sobre todo es autor de novelas: La agonía del búho chico (Ediciones del Oeste, 1994), Siempre algún día (Tusquets Editores,1998), La memoria del gallo (Ediciones del Oeste, 2001) y Lunas de agosto (Ediciones del Oeste, 2006).
   Ahora, la editorial madrileña Trifaldi publica Mañana sin falta (título que suena a réplica del de una novela anterior, Siempre algún día), cuya trama reconstruye la peripecia vital de Dámaso Quintana, quien, tras el servicio militar en África decide abandonar el pueblo de sus padres (y un destino cierto de bracero con trabajos estacionales a la intemperie) y buscar un empleo en la ciudad de Badajoz. Arranca así una aventura existencial por un tramo temporal amplio, desde los años juveniles del protagonista hasta el umbral de la jubilación, que recoge, con una intención testimonial, la efervescencia de toda una ciudad durante las décadas de dictadura (con la progresiva contestación al franquismo), la consolidación de la vida democrática, tras la Transición y el “desencanto” hasta llegar a la devastadora crisis de la primera década del nuevo siglo con su estela de desempleo, tragedias domésticas y desahucios. Ambientadas en esos espacios preferenciales de la novela social en que es verosímil la relación entre desconocidos (pensión, tabernas, dependencias de la administración…), la novela, con un claro sesgo coral, da cabida numerosos personajes, algunos reales, otros camuflados bajo nombres supuestos, y a motivos como el contrabando, la prostitución, los oficios de mera supervivencia, la Biblioteca de Extremadura (y los libros de Barcarrota)…, con un mayor protagonismo de la fabulación y de la intriga y una estructura circular, pero de final abierto en que dejamos al protagonista inmerso en un proyecto azaroso.

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