domingo, 23 de abril de 2023

75 aniversario de la Biblioteca Francisco Valdés de Don Benito



    El pasado jueves, 20 de abril, conmemorando el 75 aniversario de la creación de la biblioteca Francisco Valdés de Don Benito, colaboré en un acto en la Casa de Cultura de Don Benito. Invitado por el director de la Biblioteca, Agustín Mohacho, participé junto con Manuel Gallego Cidoncha, presentador y coordinador del acto (que además participó activamente en el coloquio) y con dos de los mejores conocedores del escritor dombenitense, José Luis Bernal y Guadalupe Nieto. El acto se cerró con las intervenciones del público (entre los que se encontraba otro estudioso de Valdés, Antonio María Flórez). Natalia Blanco, concejal de Cultura, asistió al acto y es  la autora de las fotografías.

domingo, 16 de abril de 2023

El credo de los suicidas

EL CREDO DE LOS SUICIDAS

Anabel Rodríguez

Mérida, Editora Regional de Extremadura, col. Geografías, 2022, 76 págs.

   Anabel Rodríguez Sánchez es licenciada en Derecho y abogada en ejercicio, especialista en derecho civil, penal y administrativo. Experta universitaria en mediación familiar, ha participado con relatos en diversas obras colectivas y publicado dos novelas: Azaría (2015) y Perdedores (2020). Colaboradora desde hace varios años en diversa revistas digitales y en la revista cultural Aladar (perteneciente a El Correo de Andalucía), en la actualidad participa en el magazine de radio de Canal Extremadura El Sol sale por el oeste, donde ha tratado desde el feminismo, hasta la historia, pasando por el derecho más actual. También toma parte como tertuliana en Cadena Cope y Onda Cero.

   Ahora la Editora Regional de Extremadura publica en su colección Geografías El credo de los suicidas, una novela corta cuya trama arranca con un episodio insólito, el protagonista secuestra en el pasillo de un hotel a un desconocido y se encierra con él en su habitación tras narcotizarlo dispuesto a obligarlo a ser testigo de su suicidio. Encerrados ambos hombres en un único espacio, la novela se ajusta en su trama al perfil de una obra dramática clásica que obedeciera canónicamente las tres unidades (una acción, un espacio, un tiempo reducido; de hecho sería muy fácil convertirla en un texto teatral representable, con los pasajes narrativos como acotaciones). La conversación descubre que el hombre secuestrado es el más adecuado interlocutor del suicida, pues es el descendiente de una larga saga familiar de suicidas fracasados que recurrieron a esta medida extrema por diversas razones (un disparo fallido de un militar acosado por combatientes rifeños, un embarazo vergonzante, la infidelidad de  la esposa, una homosexualidad perseguida por su entorno familiar, un fracaso académico…), en su desarrollo argumental que se cierra con un desenlace imprevisto. Reproducimos un fragmento de la conversación. 

         “-No vas a preguntar por qué quiero suicidarme.

         -No, no voy a hacerlo. Las razones que tiene cada uno son de lo más variadas: estoy arruinado, mi mujer me engaña, tengo una enfermedad terminal, me drogo y amargo la vida de los que me rodean, sufro maltrato y no sé cómo evitarlo... pero al final se reducen a una única razón: no puedo afrontar la vida y la única salida es morir. Ahí se encierran todas y cada una de las razones de los suicidas desde que el mundo es mundo. No soportan más la vida, la muerte se revela como el único remedio permanente a los problemas, aunque sean pasajeros. No sé si estás enfermo, o si has perdido dinero o a tu familia, si te abandonó tu amante, te persigue tu pasado o la policía... Da igual, la vida te abruma tanto, que prefieres acabar. No hay razones, hay una única razón y es la que te digo.

         -Sí, quiero dejar de respirar, dejar de hacerlo para siempre. Desisto de vivir.” [pp. 32-33].


viernes, 14 de abril de 2023

Putitos

PUTITOS

Ángel Borreguero

Madrid, El Sastre de Apollinaire, 2023, 81 págs.

Prólogo de Luis Antonio de Villena

Epílogos de Mario Martín Gijón y Elvira Navarro 

   Ángel Borreguero (Badajoz, 1996) es graduado en Literatura General y Comparada por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Investigación en Humanidades (sección de Estudios Clásicos) por la Universidad de Extremadura, donde ha trabajado sobre la obra póstuma de Jesús Alviz. Soltero y solo en la vida (Pombo dixit), vive en Cáceres.

   Putitos, su primer libro, contiene singulares composiciones en prosa que se sitúan en un terreno fronterizo entre lo narrativo y lo lírico (entre el microrrelato y el poema) que “quizás no es poesía, tampoco prosa: es un turbión, una concatenación de imágenes –solo imágenes distintas- que debe leerse como greguerías líricas, obscenas, sucias y brillantes” [Prólogo]. Edificado sobre un sustrato lector amplísimo, con preferencia por las vanguardias históricas y actuales, el libro nace impulsado por un espíritu transgresor tanto en los aspectos formales (mestizaje de géneros, mezcla de registros estilísticos) como en el temático. Y es que la interminable galería de homosexuales jovencísimos (que ya anuncia el diminutivo del título) rompe con la imagen clásica del hermoso efebo adolescente al presentar unas figuras humanas entre tiernas, grotescas e incluso repulsivas, en cuya descripción se reiteran en las numerosísimas enumeraciones elementos como pecas, culos, verrugas, granos, mocos, baba y otros fluidos, entre colores y olores “infantiles” a chicle, gominolas, doritos, fresas o yogures. El resultado final “traduce un sentido de la vida tan transgresor como llamativo, anunciando a un escritor de juventud irrepetible” [M. Martín Gijón. Epílogo]. Reproducimos una de las composiciones que contiene muchos de los rasgos citados: perspectiva casi esperpéntica, imágenes degradantes (rostro: yogur caducado; cara: berza amarilla)… 

POR DENTRO ES OLEOSO, como por fuera. Hay blanduras, alguna cosa suelta, un gordino que dice okey con la mano. La camiseta marinera, el rostro guapo como un yogur caducado.

El líquido rosita por la boca, la cara rubia y ancha, llena de manchas escarlatas. En la casa del árbol, rodeado de cómics, muñecos con la cabeza de goma, la luz de la mañana, el jardín y los olores (la cara como una berza amarilla): a circo, a limo de las acequias, a cosa brillante y deseable, extrañamente pulida.

Es una escena algo desvaída, como en tonos pastel: el muchacho rubio y alto, la minúscula cabeza tintada, una fosforescencia en medio del campo, y un casco naranja de brillos, vomitonas coloradas con pecios deliciosos, cosas siderales.


jueves, 23 de marzo de 2023

Sertorio

SERTORIO

Claudio Martín

Azuaga, Stela Literaria, 2022, 71 págs. 

   Nacido en Llerena, Claudio Martín funda en 1981 funda Paraíso de Tlaloc, una de las primeras compañías profesionales de Extremadura. Es con esta formación y con las obras Gracia Loca y Vivir en las nubes con las que recibe sus primeros galardones como director y escenógrafo. Es cofundador de la compañía Teatro de Papel en 1991. Fue nominado 2008 y 2000 al Premio Jara de Teatro Extremeño como mejor director por las obras Cyrano y El enfermo imaginario. En 2010 produce y adapta para la escena la novela de Oscar Wilde El retrato de Morían Gray, y gana el Premio FATEX al Mejor Autor Extremeño con el texto Mírame. En 2011 es primer finalista en la VI edición del Premio Internacional de Teatro Agustín González con La duda. En 2022 produce y dirige una libre versión de Tartufo de Moliére. Realiza cursos de dramatización para ayuntamientos, universidades populares y profesorado. Ahora la editorial Stela Literaria publica Sertorio, una pieza histórica protagonizada por el general sabino Quinto Sertorio (Nuria, 122 a. C. – Osca, 72 a. C.), el general romano exiliado en Hispania y enfrentado a Roma en el entorno histórico de transición entre la Roma republicana y la imperial del siglo I a. de C. Dos generales, Pompeyo y Metelo Pío serán enviados para combatir la deriva del militar rebelde que se ha rodeado de lugartenientes hispanos postergando a los romanos. Tal vez sea la historia la mayor fuente de inspiración del teatro escrito en todas las épocas y este es el caso en esta obra perfectamente documentada como confirma una “perspectiva histórica” final. Sertorio se nos presenta como un militar osado y astuto que se ha atraído la amistad y la admiración de los pueblos hispanos cimentada en leyendas como la de la cierva blanca que lo acompaña a todas partes (que confirmaría la protección de la diosa Diana), pero la obra recoge sus últimos  momentos, tras haber perpetrado un crimen atroz: ha asesinado a los hijos de dirigentes hispanos que tenía acogidos como alumnos (tal vez como rehenes), se ha aislado de sus propias tropas y se ha rodeado de hombres leales y traidores. Tras su muerte, también él será considerado un fiel servidor de Roma (Plutarco) o un traidor (Apiano). Reproducimos un fragmento de la escena II situada en el santuario, en que coro y druida le reprochan su crimen y anuncian veladamente los funestos acontecimientos futuros. 

         CORO.— Jóvenes vidas inocentes.

         SERTORIO.— (Con rabia) ¿Qué se puede esperar de unos hijos cuyos padres reniegan acobardados de sus promesas? ¿Qué honra llevará su descendencia? Esta desagradecida Hispania que no lucha siquiera por su libertad; dime tú, anciano: ¿merece piedad? (Pausa) Lo que hice fue en justicia, pero ante todo en desagravio por ingratitud. ¿Qué valor puedes dar entonces a esas vidas? ¿Para qué sirven ya, sino para ración de aves y perros? (Pausa. Aumenta su rabia) Antes de estar yo eran un pueblo bárbaro olvidado de futuro y esperanza. Yo, Quinto Sertorio, les creé un modo de vida, insuflé aliento donde el miedo y la barbarie había enraizado. Y ahora me desprecian como al tamo. (Con orgullo) Sí, no otro sino mi brazo, hundió la espada en lugar certero para acabar con ellos. Con qué torpeza se defendían, con qué evidencia me mostraban dónde herir.

         DRUIDA.— Te engañas, Sertorio. Tu elocuencia sólo aspira a justificar tu acción, pero no busques engañarme a mí y a estas sombras porque de nada te ha de servir; yo veo más allá y sé la verdad y ellas ven conmigo y también la conocen.

         SERTORIO.— Háblame claro, anciano, y no reserves lo que piensas.

CORO.— Ni cien jóvenes muertos apagarán tu veneno. Tú eres tu condena, pero no te alcanza el valor para ser tu verdugo.

         SERTORIO.— ¡Os daré muerte a todos, aunque solo sea por el placer de hacerlo!

         CORO.— No hay espada que cercene sombras, pues estamos y no estamos.

         DRUIDA.— Sertorio, ningún dios hará llover sobre el camino para ocultar el rastro de tu destino; tu suerte se esfuma como humo de sándalo. Aquellos hombres que se habían agrupado bajo tu bandera, aprovechándose de tus éxitos, ahora, que tu estrella declina, te abandonan. Todo usurpador vive y muere con su suerte”. [pp. 15-16].


Francisco Valdés en Don Benito


 

lunes, 20 de marzo de 2023

Agua somos

AGUA SOMOS

Jesús J. de la Gándara Martín

Mérida, Editora Regional de Extremadura, col. Perspectivas, 2022, 175 págs.

Prefacio del autor

Epílogo (“La madre naturaleza y el agua que la fecunda”) de Tomás Calvo Buezas

   Jesús J. de la Gándara (Tornavacas, Cáceres, 1956) es Doctor en Medicina y Especialista en Psiquiatra. Ha sido Jefe de Servicio de Psiquiatría de Burgos y profesor de las universidades de Burgos (Enfermería, Educación) y Valladolid (Medicina). Entre sus distinciones destaca ser Colegial de Honor del Colegio Mayor San Bartolomé de la Universidad de Salamanca, Académico Corresponsal de la Real Academia de Medicina Cirugía de Valladolid, Vocal de Honor de la Asociación Española de Médicos Escritores y Artistas, miembro de la Art&Psychiatric Section of the World Psychiatric Association y del Colegio Español de Psiquiatras Eméritos. Ha publicado numerosos artículos y libros científicos y de ensayo, como Envejecer en soledad (1995), Comprar por comprar (1996), Los apellidos de la libertad (1999), Posmodernidad y salud mental (2010), El síndrome del espejo (2013), Cibernícolas (2016), Un nuevo mundo viene (2022), y los poemarios Signos Secretos (1985), Psicotropos (1997), La Tabla del 7 (1999), Milenio en Silos (2000), Vino (2013) y Agua (2014). Ahora la Editora Regional de Extremadura publica en su colección Perspectivas Agua somos, un libro singular que reúne los textos en dos bloques, “Humanaciones” en que el agua se dirige al lector en primera persona bajo todas sus manifestaciones (vapor, nieve, granizo, rocío, escarcha, lluvia, niebla, bruma, lago, mar, lágrima…) y un segundo apartado, “Acuefacciones”, con textos en tercera persona “que se dedican a explorar las complejas relaciones de la humanidad con las aguas” (clepsidra, acuarela, acuario, acueducto, alcantarilla…). Con un epílogo de Tomas Calvo Buezas, catedrático emérito de Antropología, que subraya la relación de estas composiciones con el entorno del Jerte (paisaje, leyendas, recuerdos infantiles…), los textos, muy cuidados formalmente, se mueven entre los registros poéticos y ensayísticos apoyándose en un altísimo número de citas (de etimología, literatura, filosofía, cultura popular…). Recogemos uno de los capítulos del primer bloque cuya expresión lírica permitiría su reproducción en verso.

 

SER VAPOR

   Después de evaporarme me sucedieron muchas cosas, como acomoda al inestable estado gaseoso y sus inaprensibles leyes y sutiles movimientos.

   La primera aventura fue convertirme en un duende vaporoso, ajeno a cualquier norma que pretendiese controlarme.

   Y así cada mañana, mientras ella se estiraba las arrugas del insomnio, yo la contemplaba desde el espejo, disimuladamente.

   Yo jugaba a empañarle la imagen y ella a desempañarla, acariciándome con sus dedos. Yo fantasma, vaho; ella imagen, luz; y su mano delicada abriéndome los poros para verse los suyos. Y yo licuándome, derritiéndome, chorreándome, agotándome.

    No imaginas qué complicidad: la ducha, su piel, mi humedad sobre ella, su mano sobre mi paño vaporoso, y entre ambos el espejo cómplice y clandestino, contemplándolo todo y sonriendo calladamente.

   Qué placer el de fluir por su piel, empapándola, hidratándola, embelleciéndola.

   Qué pasión la de volver a fundirme, húmeda y cálida, con el agua de su cuerpo.

   Qué entusiasmo, que so pretexto del vapor se haya despertado el amor, y haya orlado la siembra de la vida con el goce de los cuerpos. [p. 25].

 

 

  

   En 1648, el químico Jan Baptista van Helmont creó el vocablo gas, a partir del término griego kaos (desorden) para definir las características del anhídrido carbónico. Esta denominación se extendió luego a todos los cuerpos gaseosos y para comprender sus movimientos, cambios etc., los físicos más reputados han enunciado leyes complejísimas, como la de Boyle (1662), la de Charles (1787) o la de Gay-Lussac (1802) que tantos quebraderos de cabeza nos daban a los bachilleres.


jueves, 16 de marzo de 2023

Dominios del olvido

DOMINIOS DEL OLVIDO

Juan Antonio Paniagua

Mérida, Editora Regional de Extremadura, col. Geografías, 2023, 205 págs. 

   Juan Antonio Paniagua (Losar de la Vera, 1954) es Doctor en Filosofía y Licenciado en Teología; hasta su jubilación ha impartido clases de filosofía en institutos de enseñanza media, de los que en los últimos trece años ejerció la dirección. Es autor de Etnohistoria y religión en La antropología de Julio Caro Baroja (2003), y de los artículos "El homínido fabulador y los sistemas de creencias" publicado en Al Sur. Revista de Investigación y Experiencias Educativas (2003) y de "Extremadura en la obra etnohistórica de Julio Caro Baroja” (2002) y “Estudio etnográfico de Losar de la Vera" (2004, 2006 y 2007), ambos en la Revista de Estudios Extremeños. Ahora la Editora Regional de Extremadura publica en su colección Geografías Dominios del olvido, una novela negra cuya trama arranca con el viaje que Miguel, profesor español en un prestigioso centro educativo francés, realiza durante un año sabático a Fuentelobo de la Sierra, la aldea cacereña a la que se remonta su origen. A mediados de la década de los años cincuenta su madre queda embarazada del sacerdote y, estigmatizada en ese entorno rural, ha de abandonar el pueblo. Por esas mismas fechas, el sacerdote es asesinado en una carretera comarcal de tres disparos en unas circunstancias nunca esclarecidas. Estos son los “dominios del olvido” que pretende desvelar: el entorno provinciano en que su madre labró su desdicha y la muerte de su padre.  Tras varios viajes a otras ciudades (Madrid, Salamanca, San Sebastián) y numerosas entrevistas dos hipótesis van perfilándose ante él: un crimen político (el padre se enfrentó a las autoridades del Régimen que se oponían a construir un pueblo de colonización próximo a la aldea) o un crimen de honor (de un marido ultrajado). Muy bien documentada y erigida sobre un constante diálogo, la trama de la novela da testimonio de unas comunidad humana envilecida por los rumores, las versiones interesadas, las calumnias y la maledicencia. Reproducimos un fragmento de una de las entrevistas que pone al profesor tras una pista falsa. 

   “Quedé confuso observando su rostro. Era evidente que aquel tipo conocía mi identidad y lo que estaba buscando; y no era menos verdad que la mirada animal de sus ojos daba poco juego para sutilezas convencionales. Seguía confuso... En un momento dado, como un acto reflejo, saqué la cartera del bolsillo de la chaqueta y observé con satisfacción que disponía de billetes de 10 y 20 euros. No eran demasiados, pero suficientes. Los saqué y los puse sobre la mesa.

            —Me gustaría conocer si don Andrés estableció algún acuerdo con el traficante de café —aventuré ignorando sus comentarios y dando por supuesto que conocía toda la historia del homicidio—. Usted me habló del Murciélago —le recordé.

   Esperé su reacción con fingida entereza y observé que empezaba a mirar con avidez los billetes

            —¿Cuánto me darás? —preguntó relajando los músculos de la cara.

            —Dependerá de la información —le aclaré con un tono más suelto al contemplar su reacción ante la presencia del dinero.

            —¿Qué quieres saber?

            —¿Son ciertos los rumores que corrieron por Fuentelobo? ¿Contrató don Andrés al Murciélago para asesinar al cura? Se quedó mirándome con sus ojos enrojecidos y dilatados por la adicción al alcohol.

            —Hasta aquí llegó el rumor de que el cura bajaba las bragas a la mujer de don Andrés —aseveró de forma grosera.

            —¿Y cómo se enteró? —pregunté alargando un billete.

            —Por una carta que encontró en su casa. Estaba dentro de tina vasija de barro que escondía la fulana en una hornacina —subrayó humedeciendo los labios con la lengua—. Allí tenía la carta...” [pp. 160-161].

 

martes, 14 de marzo de 2023

Orden

ORDEN

Victoria Pelayo Rapado

Mérida, Editora Regional de Extremadura, col. Vincapervinca, 2023, 241 págs.

   Nacida en Zamora en 1960, Victoria Pelayo Rapado es Graduada en Derecho y colaboradora habitual del diario HOY de Extremadura. Su obra combina el perfil de narradora con la participación en revistas como Versión Original, Eñe, La Bolsa de Pipas, En Sentido Figurado (ESE), Rumorvisual, Ariadna, Generación Subway, Norbanova, Letras para crecer, Farraguas y Contamos todas: 29 narradoras de cuento de Castilla y León. Como narradora, ha sido reconocida con el Premio de novela corta Ciudad de La Laguna, 1986, por Una amistad corriente y con el correspondiente al XXI Certamen literario Manuel Oreste Rodríguez López, 2016, con la obra Preparativos. Fue finalista de la XVI edición del Premio Setenil 2019 al mejor libro de relatos con Malos días (2018); en 2021 publicó el volumen de cuentos Lo justo con la editorial Baile del Sol. Ahora la Editora Regional de Extremadura publica en su colección Vincapervinca Orden, un conjunto de siete relatos en cuyas tramas no es infrecuente que lo anómalo (lo insólito, lo extraño) irrumpa en la normalidad de la vida cotidiana (es decir, que venga a quebrar un orden): dos pasajeros de un autobús de línea intercambian sus asientos (de pasillo y de ventanilla) sin ser conscientes de que este hecho cambiará sus vidas, una mujer viuda alquila una habitación a un joven tras recibir referencias de que se trata de una “persona de orden”, una joven colombiana es contratada para atender a una anciana dependiente que vive con su hija y su nieta, una pareja coincide con unos conocidos en unas vacaciones a Cartagena de Indias, una mujer sola conoce a la excéntrica joven que será (junto con su novio) vecina de piso a partir de ahora… Una prosa precisa y fluida nos presenta unas vidas sometidas a las turbulencias del azar, a la perturbadora presencia de extraños, a los quiebros bruscos de  un destino del que no son dueñas. Reproducimos un fragmento del relato titulado “Banco cojo”, en el que una muchacha colombiana acepta la oferta de empleo en una extraña familia de tres mujeres que han convertido su vida en un infierno al que tratarán de encadenarla. 

   “Delia regresó a la cocina, a sus tareas, hoy de menú, verdura y pollo. Al fondo, ruido de puertas, cajones, pasos, otra vez cajones, pisadas y por fin la voz de Justa, como un trueno, a sus espaldas.

            -Dice mi madre que no encuentra las joyas -espeta Justa desde el umbral.

            -¿Cómo dice?, no entiendo... -Delia, sorprendida, se vuelve, tiene las manos grasientas, con una sujeta un pollo por las patas, con la otra le arranca la piel.

            -Sí, sí entiendes -contesta Justa, furiosa porque ha tenido que salir de estampida del colegio y dejar su puesto de trabajo, por su culpa ha dejado una clase a medias, para eso le paga, para que atienda a su madre, para no ser interrumpida durante su jornada laboral, y repite-: Dice mi madre que sus joyas no están en el joyero, que te las has llevado.

            -Jesús, María y José, señora Justa, usted sabe que yo no haría una cosa así, ay, Diosito, ¿cómo comprende?- Delia rompe a llorar, nunca, en todo el tiempo que lleva en este país ha cogido nada que no le perteneciera, nunca, en ninguna casa, siempre se ha ido con la cabeza muy alta de todos los sitios donde ha trabajado.

   Ha dejado el pollo en la encimera y se limpia las manos en el delantal, que se impregna de grasa.

            -Déjate de dioses y de vírgenes, las joyas tienen que aparecer, así que tú dirás.

            -Jesús, María y José, usted sabe que yo no he cogido nada, antes me corto las manos, usted lo sabe, señora Justa, me conoce, soy honrada, jamás, jamás me llevaría algo de esta casa”. [pp. 169-170].

 

lunes, 13 de marzo de 2023

La mala intención

LA MALA INTENCIÓN

Chelo Sierra

Cádiz, Ed. Talentura, 2023, 185 págs.

Premio de novela corta Ramiro Pinilla (2022)

   Chelo Sierra nació en Madrid, estudió publicidad y trabajó durante más de quince años como creativa publicitaria en distintas agencias de la capital. En 2009 se trasladó a vivir a Torremenga (Cáceres) y comenzó a escribir ficción. Es autora de los libros El síndrome de Peter Pan, Desencuentos, Los collares azules de Bleubaie, De nada, La mirada del  orangután —finalista del Premio Setenil al mejor libro de relatos publicado en Espetenta aña en 2017—, El efecto avispa, Bonsáis y Sesenta y dos vírgenes. A pesar de su relación tardía con la literatura ha tenido la oportunidad de explorar distintos géneros y ha sido premiada en más de una veintena de certámenes literarios: Ana María Matute de Narrativa, Ciudad de Coria de Cuentos, Relatos en Cadena de La Ser, Poesía Experimental de Badajoz, Artículos de Opinión Enrique Segovia Rocaberti, José Luis Castillo-Puche y Salvador García Aguilar de novela corta, entre otros. Columnista durante varios años en El periódico de Extremadura, actualmente colabora con la revista cultural El Ciervo.

   Ahora la editorial independiente Talentura publica La mala intención, novela que se alzó el pasado año con el premio de novela corta “Ramiro de Pinilla” y que se adosa ya desde el comienzo (Julia descubre el cuerpo de un hombre que ha sido asesinado de varios disparos) a la estructura de la novela negra: sigue una indagación policial, el interrogatorio a unos sospechosos hasta culminar en un desenlace imprevisto pero verosímil. Ahora bien, si la novela negra es una modalidad de la narración realista predominantemente urbana, La mala intención desborda resueltamente el referente elegido al prescindir de un propósito testimonial (característico del género) y ambientar la trama en un entorno rural (Ervilla, una aldea vagamente situada junto al río Tiétar) contemplado, además, con una perspectiva urbana, moderna, imaginativa, irónica y humorística. La cita con que se cierra la narración (“Ay ese afán por ver las cosas sin una pizca de imaginación y sensibilidad artística, ese apego solo a lo posible…”) confirman que nos encontramos ante una novela que se libera del encorsetamiento del modelo y da acogida a lo imprevisto y lo fantástico con una prosa consciente de su intención estética que rehúye las primeras soluciones formales (clichés, expresiones rutinarias…), muy culta y lúcida tanto en el relato de la indagación policial como en el de una historia de amor que va de la fascinación al desencanto. Reproducimos un fragmento “coral” de la presencia de la guardia civil en la taberna de la aldea.

    “El bar de Ervilla, que además de ser el bar de Ervilla también se llamaba así, no solo estaba abierto: estaba abarrotado; algo que tampoco era tan difícil porque era un rectángulo de ocho por cuatro, con una barra de ladrillo visto que ocupaba un tercio de la superficie. Chon, la dueña, tenía buen ojo para los negocios, sabía cuándo merecía la pena levantar la persiana y cuándo estar ahí al pie del cañón resultaba ser una actividad improductiva, como de asociación cultural, es decir, sin ánimo de lucro. Esa mañana había abierto temprano dispuesta a servir carajillos y copas de licor de bellota a tutiplén. Pensó que después de un acontecimiento como el que había tenido lugar en el pueblo, todo el mundo tendría ganas de comentar la jugada y aportar sus conjeturas en un lugar neutral. Y no se había equivocado. Allí se encontraba una buena parte de la población censada, en su mayoría hombres que habían dejado a medias el pastoreo de las cabras, el arreglo de una caldera, la poda de las higueras, el fileteado de los pollos o el encofrado de un pilar con tal de no perderse el debate. A la docena larga de varones había que añadirle cuatro señoras que, después del paseo matutino, se habían animado a entrar en el bar y ya se habían metido entre pecho y espalda dos descafeinados con leche y media docena de huesillos cada una y comenzaban a sentir las estrecheces de las mallas del Lidl en la zona abdominal.

   Los guardias entraron al local después de salvar las tres barreras que se encontraron: la puerta de madera hinchada por la humedad, la cortinilla anti-moscas de cordón de PVC y la humareda que se les echó encima en cuanto pusieron un pie en el suelo de baldosas hidráulicas del bar: hay días perturba-dores en que es imposible respetar las prohibiciones. Aparte de fumar, también estaba prohibido matar y mira tú el caso que. Teo y el guardia joven pasaron por alto el detalle porque no era ese pormenor sino un asunto mayor el que tenían entre manos, y por-que el ansia de tomarse un café caliente les convertía en seres vulnerables y mucho más tolerantes”. [pp. 125-126].