sábado, 28 de abril de 2018

La literatura española en 100 preguntas



LA LITERATURA ESPAÑOLA EN 100 PREGUNTAS

Felipe Díaz Pardo
Madrid, Ediciones Nowtilus, 2016, 350 págs.
  
   Felipe Díaz Pardo (Madrid, 1961) es licenciado en Filología Hispánica y compatibiliza su tarea docente –como profesor de Lengua Castellana y Literatura, como director de Instituto y, actualmente, como Inspector Técnico Central del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte– con otras relacionadas con el mundo literario, ya sea a través de la creación o de la investigación. Asimismo, ha coordinado la creación de materiales didácticos, algunos de ellos para Internet, como el Proyecto Cíceros, elaborado a instancias del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. 
   Por otra parte, ha publicado libros sobre temas educativos (Cómo gestionar un centro de SecundariaLa LOE pregunta a preguntaCómo aprender a enseñarManual para profesores inquietosBendita crisis), varias novelas (Las sombras que nos persiguen, La humanidad de los dioses, Tanto motivo sin fisuraLa casa de las almas soñadas), un libro de relatos (Dioses, hombres y fantasmas), una novela juvenil (La factoría de los sueños) y una antología sobre cuentos de Galdós (¿Dónde está mi cabeza? y otros relatos).
   La literatura española en 100 preguntas es un libro de divulgación que traza un recorrido por la creación literaria en nuestro país desde la Edad Media hasta nuestro presente dividiendo la materia en diez bloques, a los que se acerca, y esta es la aportación más novedosa, mediante preguntas que invitan al conocimiento de esa realidad, desde los asuntos previsibles (¿Qué diferencia al Modernismo de la Generación del 98?) a otras cuestiones imprevistas que los manuales suelen soslayar e imprimen un sesgo original a estas aproximaciones: ¿Consumían la misma literatura los distintos sectores de la sociedad medieval?, ¿Desde cuándo los cipreses forman parte de nuestro paisaje literario?, ¿Es la cebolla un buen alimento poético?, ¿Para qué sirven los premios literarios?... Reproducimos un fragmento de una de estos singulares capítulos.

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¿Es Lázaro de Tormes un buen discípulo de sus amos?

   Efectivamente, por un motivo y otro, podemos afirmar que Lázaro de Tormes es un buen discípulo de sus amos. Así lo podemos comprobar si hacemos un cómputo de los amos a los que sirvió.
[…]
   Tras lo vivido, en el último episodio del libro Lázaro llega a lo que considera “la cumbre de toda buena fortuna”, afirmación que puede entenderse irónicamente porque a lo que ha llegado es a ser pregonero de vinos en Toledo y criado de un capellán con cuya protegida se casa. Al final de la novela asistimos al cierra de la evolución sicológica del personaje y al fin de su aprendizaje. Lázaro, que comenzó siendo un niño inocente y desamparado, ha aprendido la lección suministrada por su experiencia de una realidad amarga y se convierte en un hombre conformado con su suerte. La protección del capellán, a través de su mujer, le permite vivir el resto de su vida sin demasiadas privaciones si sabe hacer caso omiso de la opinión de los demás en lo tocante a su honra. La lección que aprendió con el escudero cobra aquí toda su significación: para salvar su honra –que no es más que apariencia para mantener la buena opinión- el escudero lleva una vida miserable. Lázaro prescinde de la suya para llevar una vida tranquila”. [pp. 151-152].

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