CUENTOS DEL DÍA A DÍA
Tomás Martín Tamayo
Sevilla, Ed. Punto Rojo, 2015, 371 págs.
Nacido en Campillo de Llerena en 1947, Tomás
Martín Tamayo es un reconocido articulista que ha publicado sus columnas en
periódicos regionales (Hoy, Diario.es /
Extremadura) y nacionales (El Mundo,
ABC, Público), una selección de los cuales apareció en 2002 (222 artículos
de Hoy). Además de un libros de poemas (Abstracción
de la culpa) y una novela (El enigma
de Poncio Pilatos), su trayectoria literaria, reconocida con numerosos
premios, ha transitado de modo preferente por el relato, lo que le ha llevado a
participar en numerosas antologías del género (Narrativa Extremeña actual, Alquimia, 100 narradores hispanoamericanos,
Estrechando círculos, La narración corta en Extremadura, Ficciones, Instintos
naturales), y a publicar hasta el momento cuatro compilaciones de cuentos: Cuentos de madrugada (1979), Cuentos al alba (1984), Cuentos de la maldita resignación (1997)
y Cuentos eróticos (2006), que ofrecen
relatos de muy distinto perfil: narraciones de intención crítica, monólogos de
un intenso lirismo, instantáneas de la realidad apenas estilizadas,
construcciones alegóricas o escenas próximas al esperpentismo, breves
narraciones abocadas a una sorpresa final, con una marcada inclinación hacia la
expresión directa y concisa, incluso lacónica, con la que erige pequeños mundos
narrativos de perfiles ceñidos.
Ahora ve la luz en la editorial sevillana
Punto rojo Cuentos del día a día, que
incluye relatos de los libros citados a lo que se suman diez nuevos cuentos y
varios microrrelatos (se presenta como una Primera
antología). Mientras leía (o releía) los textos en un ejemplar que el autor
ha tenido la deferencia de enviarme dedicado, recordé cómo hace varios años
recibí el correo de una antigua alumna en que me decía: “Siempre serás una referencia y un buen recuerdo. Por cierto, he intentado
varias veces poner en pie el cuento que nos leíste del dedo de la mala leche,
¿recuerdas?, es de fácil aplicación en muchas ocasiones". El relato que la chica recordaba procede de Cuentos
de madrugada y se titula “Acumulación láctea purulenta”. En él, el narrador
describe con todo detalle la dolora y fortísima inflamación que sufre en uno de
sus dedos sin que pueda adivinar la causa. Tras recurrir a los remedios caseros y visitar al médico, decide
consultar su caso con un curandero. He aquí el desenlace de este relato, a la
vez grave y divertido.
“No le hizo gracia mi salida y puso cara de
brujo.
-Déjese de tonterías y escuche. Esto es
lo que le he dicho. Es decir, mucha mala leche junta, aunque ha tenido la
suerte, la inmensa fortuna de que se le acumule en un inofensivo dedo. En el
corazón o en la cabeza, la cosa no hubiera tenido remedio.
-¿Se me pasará?
-Hombre, pasar, pasar… ¡Es que ahí hay
mucha mala leche! El tiempo, la muerte… Siempre queda algo, pero ya le digo,
toda esa mala leche en el corazón sería un desastre. Puede sentirse dichoso.
-¿Qué le debo?
-Trescientos euros.
Me dieron ganas de coger un bastón que había
cerca, pero me acordé de mi acumulación láctea ponzoñosa y de sus consecuencias
si se me pasaba al corazón. Decidí pagar.
Cuando salí de allí, después de haber oído
que el único remedio era el tiempo, hasta me sentí feliz. Incluso pensé que
haber pagado sin rechistar era un síntoma de mejoría. Me encontraba
decididamente bien. Llevar toda mi mala leche en un solo dedo no deja de ser
una fortuna. Hay otros…” [pp. 95-96]
Venga ya. El relato es de Cuentos de madrugada, sí, lo recuerdo bien. Pero el autor, en 1979, malamente pudo haber escrito "Trescientos euros."
ResponderEliminar¿Hay premio por estar atento?
Naturalmente, los relatos han sido revisados pro el autor para la presente edición.
ResponderEliminarNo hay premio. Otra vez será.