ESCRITO
CON LUZ
José
Antonio Marcos (fotografías)
Javier
Pérez Walias (textos)
Mérida,
Editora Regional de Extremadura, 2017, 115 págs.
Presentación
de Eduardo Moga
Escrito
con luz es un cuidado volumen, esmeradamente editado, que reúne ochenta
fotografías de paisajes de Extremadura
de José Antonio Marcos reunidas en diez bloques (“Agua que acaricia”, “Ecos de
sueños”, “Emboscado, “Espejo de agua”, “La piel”, “Luz efímera”, “Paisaje velado”,
“Territorio habitado”, “Tierra esculpida” y “Vegetalia”) y diez poemas en prosa
de Javier Pérez Walias. “Eso hacen -considera Eduardo Moga en el prólogo- José Antonio
Marcos y Javier Pérez Walias: crean un paisaje que ya existía. El primero lo
alumbra con imágenes y el segundo, con versos. Si hubiéramos de informar al
inadvertido, diríamos que este paisaje es el de Extremadura -y, en muchas
ocasiones, el de la Sierra de Gata-, aunque, en realidad, ese paisaje sea el
suyo, el de ambos, el de todos, enraizado -o encarnado- en el paisaje de
Extremadura. Los dos son legatarios de la modernidad artística: no exponen la
naturaleza como se ve, sino como ellos la ven. Las fotografías y los poemas que
aquí se han reunido no aspiran a ninguna objetividad, sino solo a materializar
una visión y testimoniar un diálogo: entre el yo y lo otro, entre el adentro y
el afuera, entre quien mira y lo mirado. Si son un documento, lo son solo de sí
mismos: del vigor y la acuidad de sus hechuras, y de su tumultuosa pero exacta
entraña afectiva” [p. 9]. Reproducimos la última composición de Pérez Walias.
“Durante años, he oído el rumor del mar en
el interior del bosque. He oído el rumor de su oleaje perenne en un claro del
bosque. Lo he visto. Tú lo imaginaste para mí con sus anémonas, con sus medusas
añiles, con sus luciérnagas y sus tentáculos, con sus nubes en movimiento y sus
hojas de sal. Multitud de flores cubriendo todo el fondo a nuestro paso.
Multitud de estrellas. En un claro del bosque vi algunas flores agitar las alas
hasta mantenerse en el aire y libar. Por una rendija del cielo entraron las
ramas de luz igual que los estambres de un pájaro. Ahora late en mí lo oculto,
lo verdadero, acaso en otro tiempo sin sus cálices. Ante mí la luz se atenúa y
yo con ella. Solo ante mí la mirada atenta, la sombra que hace temblar en un
punto el universo. Hay una quietud de pájaro con su corola de agua colgando de
esta luz blanca. La quietud se hace pétalo. Las flores en el limbo de las aves
se aman, pluma con pluma. Se hieren”.
(Vegetalia)
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