LA BATALLA DE MEDELLÍN
Jornadas de Historia de las Vegas Altas
José Ángel Calero Carretero y Tomás García Muñoz (editores)
Sociedad Extremeña de Historia – Diputación de Badajoz,
2010, 575 págs.
La batalla de Medellín, un volumen
auspiciado por las instituciones citadas más arriba y por los ayuntamientos de
Medellín y Don Benito, recoge las ponencias y comunicaciones elaboradas para
unas Jornadas de Historia de las Vegas Altas celebradas entre el 26 y el 28 de
marzo de 2009 con ocasión del centenario de este episodio de la Guerra de la Independencia que tuvo lugar el 28 de marzo de 1809 saldándose, como se sabe,
con una aplastante derrota de las tropas españolas mandadas por el General Gregorio García de la Cuesta. En el encuentro se expusieron, además de 29
comunicaciones, ponencias de Miguel Ángel Melón Jiménez (“Extremadura a finales
del Antiguo Régimen”), Fernando Sánchez Marroyo (“El surgimiento de las nuevas
élites extremeñas del liberalismo”), Juan Ángel Ruiz Rodríguez (“La Guerra de
la Independencia y su incidencia en las Vegas Altas”), Juan García Pérez (“Los
efectos socioeconómicos de la Guerra de la Independencia en Extremadura”), Juan
José Sañudo Bayón (“Campaña y batalla de Medellín”) y Jesús Sánchez Adalid
(“Retrato de la España que encontró José Bonaparte”). Reproducimos un fragmento
del ensayo de Juan José Sañudo Bayón y dos testimonios recogidos por él en el
mismo estudio.
“De las 10000 bajas
estimadas en el ejército de Extremadura, solamente 1850 fueron prisioneros, el
resto muertos o heridos rematados. Se perdieron 9 banderas y 20 de las 30
piezas de artillería. Las bajas pudieron
haber sido mayores al no tener los que se retiraban ninguna posibilidad
de supervivencia en una llanura tan abierta como la que existe entre Medellín y
Don Benito, e incluso mucho más allá. Afortunadamente, por la tarde se
desencadenó una impresionante tormenta que detuvo la persecución de la
caballería francesa y salvó la vida de muchos más hombres”. (“Campaña y batalla
de Medellín”, p. 146).
“Buitres enormes
acudieron por miles de todos los puntos de España a este vasto y silencioso
campo de la muerte. Situados sobre las alturas y vistos desde lejos, parecían
grandes como hombres. Nuestros centinelas, tomándolos a veces por enemigos,
iban a reconocerlos y no abandonaban las presas en las que se cebaban sino
cuando los nuestros estaban encima, a dos o tres pasos; entonces alzaban el
vuelo y sus enormes altas batíanse fúnebremente sobre nuestras cabezas”.
(Rocca, A. J. M. ).
“En otras partes de Europa, dos batallas como las de Medellín y Ciudad Real habrían llevado a la sumisión de los habitantes y los ejércitos victoriosos habrían podido continuar sus operaciones. En España era todo lo contrario: cuantos más reveses sufrían los ejércitos nacionales las poblaciones se mostraban más dispuestas a sublevarse y a tomar las armas. Cuanto más terreno ganaban los franceses su situación se volvía más peligrosa” (Jourdan, Jean-Batiste).
“En otras partes de Europa, dos batallas como las de Medellín y Ciudad Real habrían llevado a la sumisión de los habitantes y los ejércitos victoriosos habrían podido continuar sus operaciones. En España era todo lo contrario: cuantos más reveses sufrían los ejércitos nacionales las poblaciones se mostraban más dispuestas a sublevarse y a tomar las armas. Cuanto más terreno ganaban los franceses su situación se volvía más peligrosa” (Jourdan, Jean-Batiste).
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