martes, 22 de noviembre de 2022

Poesía reunida [2001-2021]

POESÍA REUNIDA

[2001-2021]

José Antonio Zambrano

Mérida, Editora Regional de Extremadura, Col. Poesía. Serie Mayor, 2022, 393 págs.

Edición, introducción y notas de Miguel Ángel Lama

   José Antonio Zambrano (Fuente del Maestre, 1946) es autor de una extensa y notabilísima trayectoria poética de la poesía española de las últimas décadas. El profesor Miguel Ángel Lama había preparado una primera antología titulada Poesía (1980-2000) para la editorial De la luna Libros, que recogía composiciones de doce poemarios, desde Canciones y otros recuerdos (Universitas Editorial, 1980) a Después de la noche (Calambur, 2000), ambos prologados por Ricardo Senabre. Ahora el mismo estudioso prepara esta segunda antología de otras dos décadas de creación poética de Zambrano. Los poemas proceden de los libros Amor mío, la vida (2003), Las orillas del agua (2003), Soleares. A cantar las doce (2004), Treinta minutos de libertad (2006), Apócrifos de marzo (2009), Tonás de los espejos (2013), Lo que dejó la lluvia (2014) y Ahora (2019) además de incluir siete poemas inéditos. En la introducción a la obra (“Aspirar a un poema. Lecturas de la poesía de José Antonio Zambrano”), el profesor Lama recuerda algunas aproximaciones a su obra en prólogos a sus poemarios de Miguel Casado, José Luis Bernal, Alonso Guerrero, Ramón Pérez Parejo o Luciano Feria y subraya la  profundidad humana y los valores formales de su obra: “El insistente pulimento a que somete sus libros el escritor extremeño es proverbial, y es el culpable de esa consideración que tiene del oficio de escribir –insisto- como tarea afanosa en pos de la palabra más precisa. Esto es visible también en la concepción del libro como un todo orgánico que necesita una estructura, una disposición que suele servir también de supersignificante de la intención del poemario” [Introducción, p. 22]. Reproducimos una de las composiciones inéditas.

 

QUÉ MÁS PUEDO PEDIR

Qué más puedo pedir

si este día tiene el celo pegadizo de otros

y cabecea como rama de encina.

 

Hay en su entorno

una mancha de agua

que impide fijar su simpleza

el rumbo compulsivo de un secreto,

sin menguar lo que aloja

el peso de los párpados,

y sin temer que nada

ocupe este renglón como tu nombre,

como tú misma

vestida únicamente de pudor.

 

Y aún así

qué podré detener de esta visión,

de esta gris norma de soledad

si por tus lados todo

abre mi puerta y vive.

 

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