sábado, 4 de marzo de 2017

XV PREMIO INTERNACIONAL DE POESÍA EXPERIMENTAL


XV PREMIO INTERNACIONAL DE POESÍA EXPERIMENTAL
Badajoz, Diputación Provincial, 2016
Presentación de Michel Hubert Lépicouché

   Acaba de ver la luz el catálogo del XV Premio Internacional de Poesía Experimental convocado por la Diputación Provincial de Badajoz. En el texto de presentación (“El humo de dragón. Consejos a jóvenes poetas experimentales con digitalitis aguda”), Michel Hubert Lépicouché considera que “la poesía experimental hunde sus raíces en la sorprendente (para su época) escenificación de las palabras del Golpe de dados de Mallarmé y, años más tarde, en los collages dadaístas y los Caligramas de Apollinaire. Pero, ¡ojo!, en cualquier caso se trató de una ruptura solo formal, sin alterar en ningún momento su esencialidad. De pronto la conquista de la inconquistable poesía pareció posible con el arte del collage a base de manipulación de todo tipo de elementos: palabras, dibujos, objetos encontrados, fotografías, música elaborada con diversas combinaciones de vocales (poesía dada) silencio zen (discípulos de Jonh Cage), truenos y relámpagos Fluxus, etc. Técnicas mixtas que al complementarse enriquecen visualmente la composición del poema, otorgándole distinta densidad formal, corporeidad, calor matérico, es decir, un original, un original sustituto de la proverbial “carne” de las palabras poéticas” [p. 15]

   Reproducimos la obra ganadora, El gran teatro del mundo de Paco Vila Guillén, sobre la que Michel Hubert comenta “me parece un poema logrado por las razones siguientes: utiliza para su discurso un objeto encontrado, concretamente, un fragmento fósil de la técnica de la escritura: el teclado de una máquina de escribir desbancada precisamente por el carácter numérico de las nuevas tecnologías que están creando una nueva academia artística muy excluyente de las demás técnicas [y] hace alusión al espectáculo, que ha convertido el mundo en un gran teatro de farsas, entretenimiento y publicidad. La pequeñez del espectador mirando el teclado nos da la verdadera dimensión de su estupor y desesperación ante tal espectáculo de vacuidad, de despojo del pensamiento y del saber”.



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