viernes, 13 de marzo de 2020

La bendición de la lluvia


LA BENDICIÓN DE LA LLUVIA
(Antología)

José María Valverde
Mérida, Editora Regional de Extremadura, Col. Poesía, 2020, 115 págs.
Edición y nota introductoria de Jesús Aguado

   José María Valverde (Valencia de Alcántara, 1926 – Barcelona, 1996) fue profesor de filosofía y estética, crítico literario, traductor de numerosos escritores al español (Rilke, Joyce, Melville, Hölderlin, Eliot, Faulkner…), catedrático de distintas materias, autor de monografías  (Cervantes, Nietzsche, Antonio Machado…) y, además de esta vasta trayectoria como estudioso, uno de los más destacados poetas de la Generación del 50 desde su primer poemario aparecido en 1945, Hombre de Dios. Salmos, Elegías y oraciones. Este y numerosos libros posteriores fueron recogidos en Enseñanzas de la edad. Poesía 1945-1970 (1971) y en Poesías reunidas 1945-1990 (1990). Formó parte –considera el autor de la edición- “de una generación de grandes voces divergentes dentro de la cual la suya aportó una especial atención a las grandes cuestiones filosóficas que atraviesan la existencia del hombre: su relación con lo divino (y con el cristianismo, vehículo casi único y agónico, en el sentido unamuniano, de sus preocupaciones al respecto), la pregunta por el ser de las cosas (confiando tanto en lo que Aristóteles pueda aportarle como en lo que puedan enseñarle un santo, un pobre, un hijo. Sus alumnos, los novelistas o un viaje) el modo en que el tiempo nos teje y nos desteje de acuerdo a unas leyes universales que se presentarán nítidas o neblinosas según las circunstancias, o la palabra como instrumento de humanización, de estructuración intelectual, de telescopio para interrogar las alturas (los cielos y los infiernos de los que hablan todas las tradiciones) y, en última instancia, de puente entre lo inteligible y lo ininteligible” [pp. 9-10].
   De la segunda parte de la antología, que recoge todos los sonetos publicados por el poeta, reproducimos una composición que da cabida a dos motivos recurrentes en su trayectoria.


DIOS EN EL TIEMPO

Cuando no logro hallarte en el presente,
Señor, hacia atrás vuelvo la mirada,
y allí estás, no en alguna renovada
estampa de mi historia, nuevamente;

sino en la perspectiva azul, latente,
visible en la sutil niebla dorada
que se alza entre el ayer y esta jornada,
hecho luz del recuerdo, olor, ambiente.

No en lo lejano, sí en la lejanía
te veo, no en las cosas, en los lentos
cambiantes de los cielos de mi historia.

Canta el tiempo que huyó tu melodía;
te oigo en la antigua lluvia de momentos
como en rumor de un río en la memoria.

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