sábado, 31 de agosto de 2013

Made in China


MADE IN CHINA

José María Cumbreño
Mérida, De la Luna libros, col. “Luna de poniente”, 2013, 62 págs.


   Nacido en Cáceres en 1972, José María Cumbreño es autor de una ya extensa trayectoria poética con títulos como Las ciudades de la llanura (2000), Árbol sin sombra (2003, premio de poesía “Ciudad de Badajoz”), Estrategias y métodos para la composición de rompecabezas (2008), Diccionario de dudas (2009) y Breve biografía apócrifa de Walt Disney (2009, premio de poesía “Alegría/José Hierro”). Además de dos antologías (La parte por el todo, 2011, y Curso práctico de invisibilidad, 2013), ha publicado un libro de relatos (De los espacios cerrados, 2006, premio de narrativa breve “Generación del 27”), un ensayo literario (Retórica para zurdos, 2010) y dos diarios (Límites y progresiones, 2010, y La temperatura de las palabras, 2013). En la actualidad dirige la colección La biblioteca de Gulliver dedicada a poetas latinoamericanos contemporáneos. Reproducimos uno de los poemas incluidos en Made in China, que ahora publica la editorial emeritense De la Luna libros.



UNO

Ella había cuidado a su abuela desde que su abuela dejó de recordar el nombre de sus nietos.

Ella había cuidado a su madre desde que su madre empezó a olvidarse de apagar el gas de la cocina y la sopa hervía hasta evaporarse.

Ella había cuidado a sus cuatro hijos desde que sus hijos comenzaron a pesar más que su memoria.

El paso del tiempo cambiaba sólo el tamaño de los pañales.

Personas que se hacen todo encima.

Por eso ahora no entiende nada.

Un número de teléfono.

Se busca empleada interna para cuidar anciana.

La felicidad lingüística



LA FELICIDAD LINGÜÍSTICA

Carmen Hernández Zurbano
Mérida, De la Luna libros, col. “Luna de poniente”, 2013, 80 págs.


Nacida en Salamanca en 1976, Carmen Hernández Zurbano es una pediatra y antropóloga que ha residido en varias localidades de  la provincia de Cáceres. En 2011 la Editora Regional de Extremadura publicó su primer libro de versos, Géiser. Ahora la editora emeritense De la Luna libros publica su segundo poemario, que se compone de tres bloques: “Diga 33”, “¿Qué hace el sonido de la noche en verano dentro de casa?” y “La felicidad lingüística”, que da título a todo el volumen. Reproducimos una de las composiciones del primer apartado.


están al borde en una de las últimas curvas
antes de llegar parecen árboles secos adornados
con pequeñas bolas de madera
entre naranja y marrón

cinamomos en enero


estampas japonesas junto a ríos
y casas transparentes de papel de arroz
en medio de la corte
fotos de tokio por la noche
con sus luces excitantes
de todos los colores


el semáforo cambia a verde

unodostrescuatrocincoseissieteocho
hermosos cinamomos
junto a la curva 

miércoles, 21 de agosto de 2013

Lapsus calami


Mi padre solía repetir una anécdota en que dos castizos campesinos de pura cepa dialogaban:
“- Ulogio, ¿no has oído rebuznar un burro esta madrugá en la sierra la Herraúra?.
- Sí que lo oí.
- Pos era yo”
(Era, claro, su burro, con el que había ido a la sierra en busca de una carga de leña)
He recordado esta anécdota al leer un pasaje de la última parte de 2666, la novela póstuma de Roberto Bolaño, en el que recoge de otro libro (Museo de errores de Max Sengen) varios “lapsus calami”. He aquí algunos:

“¡Pobre María! Cada vez que percibe el ruido de un caballo que se acerca, está segura de que soy yo” (Chateaubriand)

“La tripulación del buque tragado por las olas estaba formada por veinticinco hombres, que dejaron centenares de viudas condenadas a la miseria” (Gaston Leroux)

“¡Vámonos”, dijo Peter buscando su sombrero para enjugarse las lágrimas” (Zola)

“El Duque apareció seguido de su séquito, que iba delante” (Daudet)

“Empiezo a ver mal, dijo la pobre ciega” (Balzac)

“Después de cortarle la cabeza, lo enterraron vivo" (Henri Zvedan)

“Tenía la mano fría como la de una serpiente” (Ponson du Terrail)