miércoles, 26 de mayo de 2021

Tú no morirás

TÚ NO MORIRÁS

 Eduardo Moga

Valencia, Ed. Pre-Textos, Col. La Cruz del Sur, 2021, 84 págs.

 Licenciado en Derecho y licenciado y doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona, Eduardo Moga (Barcelona, 1962), es autor, como poeta (ha cultivado también géneros como el ensayo literario, la crítica o el libro de viajes) de los poemarios Ángel mortal (1994), La luz oída («Premio Adonáis», 1996), El barro en la mirada (1998), Unánime fuego (1999; 2ª edición, 2007), El corazón, la nada (1999), La montaña hendida (2002), Las horas y los labios (2003), Soliloquio para dos (2006), Los haikús del tren (2007), Cuerpo sin mí (2007), Seis sextinas soeces (2008), Bajo la piel, los días (2010), El desierto verde (2011; 2ª edición, 2012), Insumisión (premio al mejor poemario del año de la revista Quimera, 2013; Latino Book Award, EE. UU., 2014), Décimas de fiebre (2014) y Dices (2014). Este mismo año aparece una selección de sus textos en Amargord Ediciones, con prólogo de Jordi Doce, El corazón, la nada (Antología poética 1994-2014). Más tarde, la editorial madrileña Vaso Roto publica Muerte y amapolas en Alexandra Avenue  (2017) y ese mismo año la editorial Libros de Aldarán publica Lo profundo es la piel, una antología de poesía erótica al cuidado del poeta y ensayista Christian T. Arjona.

   Con este último libro citado se emparenta el nuevo poemario que publica ahora la editorial Pre-Textos, organizado en doce composiciones en prosa poética y en verso (de metros amplios: endecasílabos y alejandrinos blancos), que tienen como tema nuclear el amor y el erotismo, contemplado desde la soledad y la separación de la persona amada (“Soy yo el que anda por el pasillo, sin otra aspiración ni destino que encontrarme conmigo al final del pasillo”, “… de este poema solo, de este ser solo. De este yo sobrecogido por la enormidad de la nada”). Con un título próximo al lema horaciano (Non omnis moriar: no moriré del todo), y un “tú” (Tú no morirás) anfibologíco que remite al ser amado pero también al amante (“proclamando tu no muerte tu acabamiento imposible desacato al tiempo hurgo en ti soy en ti soy…”), nos encontramos ante textos extensos, obsesivos, abierto a todas las emociones, tanto beneficiosas como tóxicas, de la pasión amorosa, con un lenguaje desatado y barroco, ajeno a la razón, repleto de paradojas (“El tiempo pesa como  un planeta, como un insecto”) que traducen el desconcierto ante una emoción perturbadora e indómita, de una extraordinaria riqueza léxica que no rehúye lo descarnado y lo escatológico. La impresión de encontrarnos en el límite de un tratamiento temático y formal se acentúa con el recuerdo, en la última composición, de esas otras historias de amor también extremas (Larra y Dolores Armijo, doctor Zhivago y Lara, unos amantes en el Titanic, las cartas de amor de la monja portuguesa María Alcoforado, la bíblica Ruth…). Reproducimos la primera, y más corta, de las composiciones del libro.

  Acaso, porque te amo, creas que la fortuna

te ha señalado; acaso, que el ciego escalofrío

de mi cuerpo en tu cuerpo te ennoblece; que el frío

del mundo es menos frío si abrigo la duna

 

de tu pecho con la ola del deseo; que la luna

que me alumbra, te alumbra también a ti; que el río

fuerte que soy te entrega las aguas sin vacío

con que inundas el tiempo, y en las que ninguna

 

tiniebla se enraíza, porque he abatido el muro

que te circunvalaba como el sol, y te he dado

el júbilo y la sombra. Te alegras de que, oscuro,

 

te humedezca de luz, pero has equivocado

esta labor que ejerzo, este don que aventuro.

Porque, amándote, yo soy el afortunado.

miércoles, 19 de mayo de 2021

Lo que no será

LO QUE NO SERÁ

Antonio Reseco

Mérida, De la Luna Libros, Col. Lunas de Oriente, 2021, 105 págs.

   Antonio Reseco nació en Villanueva de la Serena (Badajoz) en 1973. Licenciado en Derecho por la Universidad de Extremadura, publica en el año 2000 su primer libro Jardín Buscado. Desde entonces han aparecido los poemarios Un lugar conocido (2002), Anotaciones del viaje (2005), El Otoño cotidiano (2005), Geografías (2006), Huidas (2009) London Bureau (2012), Casi no existir (2015) y Posdatas (2017), este último ilustrado por la pintora Pilar Molinos. Cofundador y director de la editorial Littera Libros, ha publicado docenas de artículos, relatos y poemas en distintas revistas y ha sido incluido en diversas antologías. En 2012 fue editada su primera obra de teatro, Dickens no tiene corazón y el libro de relatos El conejo, la chistera y el mago sin memoria. En 2018 apareció su último libro, El café portugués. Ahora la editorial emeritense De la Luna Libros publica Lo que no será, un conjunto de once relatos protagonizados por hombres y mujeres cuyas vidas han sido captadas en momentos de crisis (un malentendido en un matrimonio puede abocarlo a un desenlace trágico, un monólogo de un parricida tras asesinar a su pareja) o, más frecuentemente, en su cotidianidad y su rasgo formal más acentuado, además del cuidado estilístico, es el fragmentarismo de las composiciones: nos encontramos ante pedazos de vidas humanas que dejan en la sombra, apelando con ello a la colaboración del lector, su pasado o su futuro: las desavenencias domésticas de una pareja por el mobiliario de un piso (tal vez como indicio de problemas de mayor calado), el conocimiento casual de dos mujeres que comparten un banco de un parque, el comienzo de una relación sentimental de porvenir incierto… La impresión final es que sus destinos (y los nuestros) son “ecuaciones sin resolver”, no avanzan hacia una meta y no son aleccionadoras. Como no lo es, que el protagonista de uno de los relatos (“Nadie lo sabe”) quede reducido a una mera vida vegetativa, en un aislamiento absoluto, sin sentimientos ni recuerdos.  

    “El hombre tomaba café en una terraza del centro de la ciudad cuando una joven se sentó a su mesa. No la había visto jamás. Cuando quiso preguntarle por qué lo había hecho, algo lo distrajo. El hombre, contrario a las relaciones espontáneas, calló. Tampoco podría explicar por qué lo había consentido. A veces las cosas no se explican por sí mismas. Antes de que pudiera decir nada, ella le dio la mano. Parecía contenta de verlo. La chica se identificó como Clara. Lo repitió, una, dos, tres veces. A él, aún desubicado, se le antojaba que el nombre no conjugaba con el aspecto de ella. Llevaba unos tejanos impolutos y unas manoletinas a la moda. También una blusa blanca de manga francesa. La muchacha le preguntaba y él respondía con monosílabos o, simplemente, asintiendo o negando con la cabeza. Entre pregunta y pregunta, ella le contaba cosas de sí misma, sobre lo que hacía o sobre lo que había planeado. De cómo el trabajo se había vuelto desagradable o cuáles eran las perspectivas para el fin de semana. A él le parecía todo tan caótico que, paradójicamente, la energía con que ella lo expresaba le reconfortaba. Como si solo así pudiera sentirse a gusto o a salvo. La chica era mucho más joven, quizá treinta o treinta dos años menos que él. Sus rasgos eran de una belleza serena, ni estridente ni humillante. En esa medida en que uno no llama la atención pero lo hará tan pronto como la atención le sea prestada. El murmullo de las mesas vecinas hacía que perdiera el hilo del discurso. Le costaba seguirla. Él se lleva la mano al bolsillo del pantalón para comprobar que está su cartera allí. Se tranquiliza. Ella le insiste en que no lo vuelva a hacer, que no es la primera vez que pasa, que algún día no pasará por allí. El hombre ha dejado de escuchar. Siente un ligero temblor en las piernas, como si, de pronto, temiera alguna cosa o algo le inquietara. Se mira la muñeca derecha. Tiene una cinta blanca con un nombre, una dirección y un teléfono. No reconoce ninguno de ellos”. [pp. 39-40].

 

lunes, 17 de mayo de 2021

Lo justo


 LO JUSTO

 Victoria Pelayo Rapado

Tenerife, Ed. Baile Del Sol, Col. Sitio de Fuego, 2021, 166 págs.

    Graduada en Derecho por la Uned, Victoria Pelayo (Zamora, 1960) logró en 19986 el premio Ciudad de La Laguna con Una amistad corriente. Tras varios años alejada de la creación literaria, regresó con relatos aparecidos en revistas y antologías como Versión Original, Eñe, La Bolsa de pipas, En sentido figurado, Rumorvisual, Ariadna, Generación Subway. Norbanova, Letras para crecer o Farraguas. Con la novela Contratiempo fue finalista del premio de novela Castedefels en 2013 (Edición digital) y con el relato “Preparativos” ganó el XXI certamen Manuel Oreste Rodríguez López de 2016 (Paraleda, Lugo). En la XVI edición del premio Setenil 2019 fue finalista al mejor libro de relatos publicado en España con Malos días (publicado por la editorial De la Luna libros en 2018). Es colaboradora habitual del diario Hoy de Extremadura.

    Ahora la editorial tinerfeña Baile del Sol publica Lo justo, una compilación de nueve relatos situados en entornos distintos (un colegio de monjas, un teatro, una pequeña aldea, una prisión…), protagonizados por personajes que, con excepción del relato titulado “La ratonera” (próximo a lo kafkiano y a los tonos del absurdo), parecen tomados del natural, “tan reales que podrían caminar a nuestro lado por la calle sin que nos diéramos cuenta”. La mayor parte de ellos desarrollan los pormenores de una reparación del pasado, pues en ese pasado los personajes cometieron un error o fueron víctimas de una agresión o de una pérdida: pudo haber sido la muerte de una hija adolescente, la desaparición de unas niñas, el enfrentamiento de dos hermanos por una herencia que envenenará la vida de todos, la invasión de la privacidad de una niña en el colegio que llevará la desgracia a  la familia, la violación de una hija de catorce años… Los personajes a veces optan por la venganza (una forma de acceder a lo “justo”: la mujer rompe una relación que la ha dañado, otra agrede al violador de su hija…), en otros casos toman decisiones bruscas (la familia cambia de residencia logrando al fin cierta paz, una mujer rompe su matrimonio y abandona el pequeño pueblo que vive sepultado en la mezquindad y en el odio).  Puede suceder, en fin, que el destino ofrezca un poco desagravio a tanto daño, como sucede con la anciana de “Y ahora qué” que ha perdido a toda su familia (el marido, su hija y las nietas) y vive sumergida entre las primeras brumas del alzheimer y los recuerdos lacerantes, cuyo primer párrafo reproducimos.

    “Hace mucho rato que el sol se filtra por las rendijas, el que ella lleva inmóvil. Ha pensado en moverse, en cambiar de postura y, aunque nota un cosquilleo en el pie, decide seguir inerte, como muerta. No se moverá hasta que el calambre sea insoportable, hasta que los pinchazos suban por la pierna y lleguen a la espalda, hasta que el dolor la obligue a concentrarse solo en él, así no sentirá los otros dolores, el otro dolor. Otro día. Otro día más en ese lacerante equilibrio entre el recuerdo y el olvido, entre la enfermedad que avanza  inflexible y los recuerdos que desaparecen. Es bueno que se borren las malas reminiscencias, son tantas que la balanza se inclina rotunda y precisa de su lado, sin titubeos, eso le gusta, que la enfermedad barra y borre lo malo, aunque también se lleve lo bueno, ¡y es tan poco! Si el tacto de una blusa o de una manta le recuerda el de sus manitas cuando las llevaba al colegio o cuando le acariciaban la cara o el pelo, llega también la rememoración del último día, cuando vestía a una niña mientras la madre vestía a la otra. ¡El último día! Da igual si es un picor o un pinchazo o un calambre o ganas de ir al baño o de estirar las piernas o de evitar la tortícolis. Da igual, se prometió castigarse y lo hará. Así, mientras trata de controlar su cuerpo mantiene su mente ocupada”. [pp. 91-92].

domingo, 9 de mayo de 2021

El círculo de los primos asimétricos

EL CÍRCULO DE LOS PRIMOS ASIMÉTRICOS

Juan Tomé Escribano

Mérida, Editora Regional de Extremadura, Col. Geografías, 2020, 118 págs.

    Catedrático de Física y Química de enseñanza media, Juan Tomé Escribano es miembro fundador de la Asociación para la enseñanza de la Astronomía y autor de obras científicas como La paradoja de Olbers (2003) y Cosmología para la secundaria (2012), así como de un libro compuesto por siete ensayos y siete relatos complementarios sobre cosmología y evolución, Existiendo el universo (2015). Publica el blog Amonaria cosmológica, donde reúne trabajos de naturaleza dispar. Su último libro, publicado por la Editora Regional de Extremadura en su colección “Geografías”, es El círculo de los primos asimétricos, compilación de ocho relatos sobre diversos temas y modelos narrativos recorridos por el motivo reiterado (los números primos) que ha pasado al título y marcados por un tono lúdico y una atención preferente a la expresión formal. Reproducimos el fragmento con que arranca una de las composiciones, “Gambito de magdalena”, que reflexiona sobra la relación (y las diferencias) entre verdad y ficción.

    “Sostiene uno de los miembros más antiguos de nuestro círculo, buen escritor de cuentos, que la narración de las cosas que a uno le han pasado es propia de reuniones familiares o de amigos, cerradas alrededor de una mesa o abiertas a la barra de un bar, y que tiene que ser oral, de modo que otros, al oírla, y empezando con pues ahora te voy a contar yo lo que me pasó a mí, puedan atender su necesidad, si la tienen, de narrar y de ser oídos. Dice que la realidad, aun cuando trate de sucesos más insólitos que cualquiera inventado en la ficción, tiene siempre coordenadas y fechas, está protagonizada por personas concretas, se atiene a la geografía y transcurre siempre en la sucesión inamovible de los acontecimientos. La ficción, en cambio, aunque trate de sucesos comunes, es libre al dibujar los escenarios y las épocas, está protagonizada por personajes y su lógica puede escapar a las leyes de conexión de los espacios y de la ordenación causal de los sucesos. Está convencido de que, al lado de la ficción, la realidad es un chiste, una parodia simplona de algo que podría haber sido contado con más profundidad, con más matices, con más palabras y mejor jugadas. Pero advierte de que la realidad es íntegra y vengativa, de que no acepta ser disfrazada de fantasía y de que siempre termina revelando las caras que esconden las caretas, delatando la impostura si se intenta. Y cree que lo consigue porque le bastan reclamos tan sutiles como luces, sonidos, olores o palabras para acudir a las mentes y materializarse en ellas. Por todo ello, él recomienda que no se escriba sobre la realidad vivida. Porque tarde o temprano, dice, aquí o allí, alguien que esté leyendo una invención construida sobre algo que pasó, acabará evocándolo y en esa evocación perderá la invención su magia”. [pp. 109-110].