DOCE CONDIMENTOS Y ESPECIAS
Cada cierto tiempo leo en sus ojos una mirada franca y enamorada que me desconcierta y me turba. A lo mejor Ana no es consciente de cómo sus amigas comentan divertidas sus suspiros lánguidos, sus poses amorosas. No sé qué hacer, procuro separarme de ella, pero me rodea con sus brazos, mientras me mira jovial y sonriente, y yo acabo por acariciar su hermoso cabello rubio esclavo en una coleta. En el jardín, un perro de caza francés, un can elástico y juguetón, corretea dando saltos en el dosel verde del césped.