sábado, 30 de diciembre de 2023

Aves de Extremadura

AVES DE EXTREMADURA

Fernando Domínguez Domínguez y Felipe Rodríguez Pérez

Mérida, Editora Regional de Extremadura, Cuadernos populares, nº. 69 y 70, 2023, 135 y 124 págs.

   Fernando Domínguez Domínguez (Nuñomoral, Cáceres, 1963) es licenciado en Bellas Artes y ejerce como profesor de dibujo en la enseñanza media. Con una importante trayectoria en el mundo de la restauración de obras de arte, así como en la cartografía, proyectos socioculturales y el diseño gráfico, está en posesión de más de una decena de premios por su trabajo artístico que ha sido expuesto de forma individual en múltiples ocasiones.

   Felipe Rodríguez Pérez (Moraleja, Cáceres, 1975) es licenciado en Filología Hispánica y profesor de secundaria. Colaborador habitual en diferentes revistas y blogs como crítico literario ha dedicado buena parte de su trayectoria a la didáctica de la lengua y la literatura y su legislación. También participa en distintos proyectos culturales y está formado, además, como técnico turístico ornitológico. 

   “Nuestra moderna atención a la ornitología, visible en los encuentros, en los miradores adaptados o en la abundancia de guías técnicas para la observación de aves, tiene raíces profundas que se hunden tanto en la tradición cultural como en la científica: los pájaros —de buen o mal agüero, humildes o de una vistosidad emblemática— han aparecido con profusión en fábulas, narraciones orales, plegarias, libros clásicos y obras de arte a lo largo de la historia. Muchas de esas aves con raigambre cultural viven o pasan un tiempo en Extremadura, donde la riqueza de paisajes y ecosistemas ofrece un hogar seguro en que anidar. Fruto de esa convergencia entre ciencia y tradición cultural son los dos volúmenes Aves de Extremadura, que combinan la descripción técnica que necesita quien las busca y observa con las notas culturales que insertan en la literatura o en el arte su presencia entre nosotros, unidas por la belleza y el rigor de las acuarelas que permiten identificar cada una de esas aves y, al mismo tiempo, disfrutar de la presencia del animal en su entorno. Una obra como esta no sería posible sin otra reunión providencial: la de su ilustrador, Fernando Domínguez Domínguez y la del conocimiento del autor de los textos, Felipe Rodríguez Pérez”. [Texto de contraportada].

 

viernes, 29 de diciembre de 2023

Regreso a las azoteas verticales

REGRESO A LAS AZOTEAS VERTICALES

Jaime Covarsí

Mérida, Editora Regional de Extremadura, Colección Geografías, 2023, 96 págs.

    Jaime Covarsí es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla, donde obtiene su doctorado cuyo trabajo, Roman de Flamenca: estudio y traducción de un tratado amoroso occitano, recibe el Premio Extraordinario de Tesis Doctoral (2005). En el año 2018 se doctora en Filosofía, también en la Universidad de Sevilla con la tesis Homo narrator: consideración ontológica de la condición narrativa del hombre en Ricardo Piglia, Es autor de novelas (El bastón de avellano, Confesiones del apócrifo Cervantes y El mal necesario). Destacan también libros de relatos (Mano a mano, Entrecalles), y de cartas literarias (Las cartas de Esquivias). Es autor asimismo de trabajos de carácter documental como Lucharé para encontrarte. Crónica sentimental de la desaparición de Francisca Cadenas (2019) o textos de carácter pedagógico como Poesía terapéutica (2016). En 2022 la editorial emeritense De la Luna libros publicó su novela Frontera, mi frontera. Ahora la Editora Regional de Extremadura publica en su colección Geografías Regreso a las azoteas verticales que agrupa  las composiciones en tres bloques, “Realidades” (mundo exterior), “Etimologías” (el propio lenguaje) y “Principios y inexactitudes” (la intimidad), en unos poemas que “conforman y desvelan de un modo singular el silencioso secreto, a veces luminoso, a veces oscuro, que acontece en toda vivencia humana” [Texto de contraportada]. Reproducimos la composición de cierre del libro.

CUANDO LA LUZ SE AGOTE

Cuando la luz se agote, solo quedará

hablar y deslizar los ojos

en la escucha, el anhelo

de pronunciar y oír,

de preguntar la luz

en su claridad.

 

Cuando la luz se agote, solo quedará

de las palabras el tumulto

y del grito mudo, una noche eterna;

 

y el cansancio opaco del hombre y su impaciencia.

 

Solo quedará, digo,

cuando la luz se agote

y las azoteas verticales

olviden nuestro regreso.

 

Hombres sin mujeres


HOMBRES SIN MUJERES

Ernest Hemingway

Pereira (Colombia), Ed. Tres Cantos, Col. Catalejos del Tiempo, 2023, 232 págs.

Prólogo de Alberto Salcedo Ramos

Trad. de Alfonso Conde Rivera

   Hombres sin mujeres es una compilación de catorce cuentos que Hemingway (Premio Pulitzer en 1953 y Premio Nobel de Literatura en 1954) publicó en 1927, cuyo epígrafe, considera el prologuista, "viene a ser no solo el título de este libro, sino también la temprana revelación de una preferencia: en el universo literario de Ernest Hemingway los personajes masculinos son preponderantes. Tal predilección ha dado lugar a múltiples interpretaciones: unos críticos mencionan el choque de Hemingway con la figura paterna, otros se refieren a su evidente visión machista del mundo, y otros tantos la ven como una consecuencia de su fascinación por ciertas actividades bárbaras que son, sobre todo, asuntos de hombres: la cacería, la guerra, el boxeo, la tauromaquia […] La crítica Márgara Avervach piensa que los personajes de Hemingway –niños emocionales- no quieren afrontar ciertos problemas que saldrían a flote si se relacionaran con mujeres. ‘Son hombres que prefieren el desafío de la caza, la pesca y los toros a la vida en pareja, hombres a los que el matrimonio destruye, hombres que huyen a los cafés, a los bosques, a las montañas, a la guerra, para no crecer, para no ser adultos’” [pp. 9 y 11]. Reproducimos el arranque del primer relato (titulado irónicamente “El invicto”) que ejemplifica palmariamente esa colaboración que las tramas de los relatos de Hemingway exigen del lector para captar esos matices solo sugeridos (en este caso, la sensación de rechazo que embarga al personaje ante el silencio a su llamada).

   “Manuel García trepó las escaleras hasta la oficina de don Miguel Retana. Dejó la maleta en el suelo y tocó la puerta. No hubo respuesta. Manuel, de pie en el corredor, sentía que había alguien adentro. Lo sentía a través de la puerta”.

jueves, 28 de diciembre de 2023

Los descalzos

LOS DESCALZOS

POESÍA COMPLETA (1976-2023)

Francisco Javier Irazoki

Madrid, Hiperión, 2023, 578 págs.

Texto liminar (“Casa definitiva”) de Fernando Aramburu.

   Francisco Javier Irazoki (Lesaka, Navarra, 1954) fue periodista musical en Madrid. Colaboraba en revistas como Disco Express (bajo la dirección de Erwin Mauch) y El Musiquero (dirigida por José María Iñigo). Formó parte de CLOC, grupo de escritores surrealistas. Desde 1993 reside en París, donde ha cursado estudios musicales: Armonía y Composición, Historia de la Música, etc. Como escritor, sus primeros poemarios editados fueron Árgoma (Estella, 1980) y Cielos segados (Universidad del País Vasco; Leioa, 1992), que incluía los tres volúmenes de versos escritos hasta esa fecha: Árgoma (1976-1980), Desiertos para Hades (1982-1988) y La miniatura infinita (1989-1990). Más tarde, Irazoki publicaría Notas del camino (Javier Arbilla Editor; Pamplona, 2002, con fotografías de Antonio Arenal), el libro de poemas en prosa Los hombres intermitentes (Hiperión; Madrid, 2006) y La nota rota (Hiperión; Madrid, 2009), cincuenta semblanzas de músicos de épocas muy variadas, desde el Renacimiento y el Barroco hasta los mejores creadores e intérpretes del jazz. En 2013 apareció el libro de versos Retrato de un hilo; en 2015, Orquesta de desaparecidos y la antología poética Palabra de árbol, y en 2017 Ciento cincuenta espejos. En 2019 vio la luz, en fin, el libro de poemas en prosa El contador de gotas. Esta es, junto con otras tareas como traductor y crítico literario, la notabilísima trayectoria literaria que evoluciona desde los tonos vanguardistas y rebeldes de los primeros libros hasta el registro “clásico” de la mayor parte de su producción. Los descalzos, que ahora publica la editorial Hiperión, recoge su poesía completa (como comenta Fernando Aramburu, su “casa definitiva”), aparecida entre 1976 y 2023, incluido un libro inédito, Música incinerada. No es posible compendiar en una breve reseña la extraordinaria riqueza de esta tarea de décadas. Sobresalen en este territorio motivos como la familia, la niñez y la juventud, la presencia de los marginados (exiliados del este de Europa, inmigrantes…), artistas no reconocidos en su época o perseguidos por todo tipo de tiranías, la denuncia de los infiernos nacionalistas…, todo ello mediante una expresión selecta y pulcra, de una notable fuerza metafórica presente usualmente ya en los títulos. Reproducimos dos composiciones de su último libro que acogen otras tantas estampas, la de los antepasados y la de los desposeídos (ambas tal vez asumidas en la condición de los “descalzos” del título).

EXCAVACIÓN ÍNTIMA

   Mis pobladores vacían su casa y se adentran en un yacimiento.

   Son arqueólogos y trabajan en un círculo pequeño. Han viajado con raquetas, guantes, escobillas, cuerdas, pinceles, cubos. Criban materiales, exhuman imágenes.

   Limpian cavidades subterráneas y extraen residuos del día en que vipor primera vez el rostro de mis padres.

   Analizan mis tumbas de dolores antiguos. La alegría y el placer se han convertido en  objetos de cerámica.

   Todavía con el barro del recuerdo, depositan todos los fragmentos sobre estas páginas. [p. 425].

BRINDIS ERRANTE

Las heridas de los siglos

viajan en maletas de deportados.

 

Los disidentes transportan

sus canciones de sed

en vagones de exilio.

La fuga es su equipaje.

 

Una muchedumbre extranjera

se palpa sus nombres para huir

de los campos de exterminio.

Son nombres que contienen

la música de las alambradas.

 

Todas las víctimas de la exclusión

extienden un mapa de desarraigos:

la noche diurna de la xenofobia.

Su bandera es la ausencia de bandera.

 

La identidad fue una cárcel,

on sus beatos, sus apóstoles

y sus oratorios ensangrentados.

 

La caravana de proscritos es mi faro.

Ante sus luces quemadas

brindaré por los hombres. [p. 433]

 

miércoles, 27 de diciembre de 2023

El desorden del que te quejas

EL DESORDEN DEL QUE TE QUEJAS

Chelo Sierra

Mérida, Editora Regional de Extremadura, 2023, col. Vincapervinca, 119 págs.

   Nacida en Madrid, Chelo Sierra estudió publicidad y como creativa publicitaria trabajó durante más de quince años. En 2009 se trasladó a vivir a Torremenga (Cáceres) dedicándose desde entonces a la literatura (fue durante dos años columnista de El periódico de Extremadura). Además de un reciente volumen de artículos literarios (De nada. Ediciones Torremozas, 2017), ha publicado tres novelas cortas (Los collares azules de bleubaie. Ayuntamiento de Toledo, 2015), El efecto avispa (Col. Hécula, Yecla, 2018), Bonsáis (Premium, 2019, finalista del Premio Encina de Plata) y La mala intención, 2023, premio de novela corta Ramiro Pinilla), y los libros de relatos El síndrome de Peter Pan (Cuatro Péndolas, Jaraíz de la Vera, 2012), La teoría de Polch (Ediciones Torremozas, Madrid, 2012), Desencuentos (Ediciones Torremozas, 2014) y La mirada del orangután (2016), con el que consiguió el XXVI premio de cuentos “Ciudad de Coria”, y fue, además, finalista del prestigio premio Setenil al mejor libro de relatos publicado en España, un galardón que venía a sumarse a otros numerosos reconocimientos (premio Ana María Matute de narrativa de 2012, premio Amboades de 2013, premio de novela corta Princesa Galiana de 2014, entre otros). Ahora la Editora Regional de Extremadura publica en su colección Vincapervinca El desorden del que te quejas, un conjunto de dieciséis relatos que desde distintas personas narrativas capturan fragmentarias instantáneas del presente que en ocasiones tienen un desarrollo realista (una pareja trata de liberar a su hija adolescente del laberinto digital que la está destruyendo, una mujer endeudada sustituye a la cuidadora de un anciano, aceptando las mimas condiciones de trabajo y la misma humillación…) y en ocasiones derivan hacia un desenlace fantástico e imprevisto. Nos encontramos ante vidas (con frecuencia, femeninas) ni aleccionadoras ni ejemplares, sumergidas en entornos conflictivos, narradas con una imaginería actual (urbana, pero seducida por el mundo rural), una aguda capacidad de observación y una innegable simpatía artística. Reproducimos el arranque de un relato (“Mentiras piadosas”) en que dos hermanas afrontan la muerte de la madre y a la sugerencia de un consuelo ilusorio y falaz.

 

   “Mamá acababa de morir. Las enfermeras entraron en la habitación y nos pidieron que saliéramos; tenían que hacer algo, ni siquiera quisimos saber qué. Dejamos de acariciar esas manos que ya eran potencialmente ceniza, y obedecimos la orden con una sensación de derrumbamiento, como si se acabara de desplomar un andamiaje que nos hubiera sujetado, firme y silenciosa, desde la infancia. Notamos, antes de abandonar la estancia, la grieta de silencio que produjo el monitor cardíaco, aquel trasto con números flúor: los pitidos que tanto habíamos odiado durante los últimos días desaparecieron como fugitivos infames, culpables de la desgracia. No nos alejamos mucho, empeñadas como estábamos en vigilar la puerta de la habitación en donde mamá ahora era apenas un objeto de atrezo, como si su cuerpo hubiera pasado a formar parte de la tramoya en la que ya no quedaban actores, ni orquesta, ni apuntador; tan solo un decorado polvoriento y un halo de misterio tan falso como los bolsos que vende un mantero. La dentadura postiza envuelta en una servilleta de papel sobre el alféizar de la ventana, las zapatillas a los pies de la cama, el neceser abierto en una repisa de la taquilla oxidada, un vaso de agua medio vacío en la mesilla. Y mamá. Desnuda. Descalza. Tan solo materia inanimada. Eso era lo único que habíamos dejado ahí dentro. No sé por qué insistíamos tanto en mirar hacia la puerta. No tenía sentido. Quizá aún esperábamos un truco de magia –recuperar sus cosas por si, uniéndolas, conseguíamos reconstruirla- o andábamos en busca de respuestas: ¿era la muerte de mamá la que nos asustaba o era más bien la certeza de que habíamos abandonado para siempre nuestra condición de hijas, ese estatus que te salva del ocaso?”. [pp. 79-80].

 

martes, 26 de diciembre de 2023

Anasté

ANASTÉ

La hecatombe de Tarteso

Marino González Montero

Mérida, De la Luna libros, col. Teatro, 2023, 102 págs. 

   Marino González Montero (Almaraz, Cáceres, 1963) es profesor de secundaria en Mérida. Fundador de la revista de creación La Luna de Mérida, ha sido finalista en el Premio Setenil al mejor libro de relatos publicado en 2004 con su libro En dos tiempos. También ha publicado Tangos extremeños y Bulerías y los libros de cuentos Sedah Street, Diarios Miedos y Sed, así como los poemarios Incógnita del tiempo y la velocidad, Un estanque de carpas amarillas y La verdadera lengua de los pájaros. Es coautor del libro Puentes de Extremadura y de la edición ilustrada de La vida del Lazarillo de Tormes y autor de Rollos y picotas de Extremadura. Como autor teatral ha publicado The Tempest, una versión libre de la obra de Shakespeare, el poema épico-dramático La Bella Magalona así como el texto poético-dramático Aquiles. Ha escrito y dirigido obras como Muerte por Ausencia, LABERINTO: anatomía del presente y Satanás, así como distintas versiones de textos grecolatinos de Plauto, como Cásina, El Persa o Truculentus, y de Terencio, como El Eunuco, Heautontimorúmenos, Adelphoe, Phormio o Hecyra. Es autor y director del espectáculo flamenco Amapolas Negras.

   Situada su trama en lo que hoy son valiosísimos yacimientos arqueológicos, la obra contiene un diálogo entre Anasté y la diosa Nortia sobre graves temas atemporales (la condición de la mujer, la existencia de los dioses, la violencia, la muerte…) en un registro clásico, no exento de humor, y un elevado tono poético. Reproducimos un pasaje en que la protagonista ante los indicios perturbadores del fin de un mundo (de un pueblo, de una cultura, de unos dioses) evoca, por contraste, sus orígenes. 

         ANASTÉ: (Se aparta para evitar ser tocada. Asiente con la cabeza y con el gesto con las manos para invitar a NORTIA a que se siente en la escalinata a escuchar su relato. NORTIA acepta la invitación con una leve reverencia antes de sentarse).

Nacía bastante cerca

de aquí… un poco más de un día de viaje…

Roano Sereno dicen que llaman

a aquel territorio con muy buen juicio

pues se arrellana sobre rocas

rojas y serena es su vista pues carece

de picos y mansas lomas

suavizan la mirada del más terco.

         NORTIA: (Bostezando)

Ya estoy maldiciendo la hora fatal

en que te he pedido esto.

         ANASTÉ: (Que no hace caso)

Aquel territorio que ocupa piel

bajo mi piel sangre bajo mis venas

y locura bajo mi pensamiento…

fue el que me vio nacer

en el onceno día de la oncena

luna nueva…

en borrosa y velada y esquiva noche.

         NORTIA:

¿Podemos avanzar?

¿Quiénes eran tus padres?

ANASTÉ: (Alegrando primero la cara con el recuerdo)

Mi madre era natural de esta tierra.

Mi padre no… mi padre…

hundía sus ascendencia en las costas

primero de la Etruria

y antes del bajo Egipto.

         NORTIA: (Con algo de desprecio)

¡Ah! Entonces comerciante fenicio…

Quien tiene un fenicio… tiene un tesoro…

         ANASTÉ: (Algo contrariada)

Eso no…

es así…

         NORTIA: (Riéndose)

Vaya que no es así…

tú tienes el tesoro…

hasta que diga el fenicio que no.

         ANASTÉ: (Un poco mimosa)

Mi abuelo era fenicio… y guardo muy buenos recuerdos de él.

Mi padre era muy muy religioso…

         NORTIA: (Aparte al público)

Sí, adorador devoto de Mammón…

amasador del pan de oro y del pan de plata.

         ANASTÉ: (Que lo ha oído. Justificándose)

Mi padre llegó a ser augur mayor.

         NORTIA: (Como terminando un silogismo)

…y eso me proporciona vía libre

para amontonar una gran fortuna.

ANASTÉ: (Venida a menos)

Tienes toda la razón. Yo también…

le recriminaba a veces esa ansia

de poder y riquezas…

(NORTIA hace un ademán inquisitivo con la cabeza y los hombros para que ANASTÉ continúe).

Mi madre decía que el buen augur

y la familia del augur jamás

debían expresarse en esos términos

de culpa pues sólo a ellos les es dado

por mandato divino

la concentración y el reparto justo

de los bienes que aquellos mismo dioses

tuviesen a bien darnos como don”. [pp. 39-41].

 

lunes, 25 de diciembre de 2023

La ruta de Eminé

LA RUTA DE EMINÉ

José A. Ramírez Lozano

Sevilla,  Algaida Editores, 2023, 184 págs.

   José Antonio Ramírez Lozano (Nogales, 1950) inició su obra narrativa con Don Illán (Orihuela, 1978), una novela corta con algunas de claves de su mundo narrativo, a la que han seguido otros muchos títulos. Algunos de los aparecidos  a partir de 2000 son Los reinos de Artemón (Algaida, 2001), El capirote púrpura (Algaida, 2003), Iscariote (Algaida, 2005), La flor del toronjil (Junta de Castilla-León, 2007) La oca de oro (Menoscuarto, 2008), El sueño de la impostura (KRK, 2009), Las manzanas de Erasmo (Algaida, 2010), Habas contadas (Diputación de Badajoz, 2010), El crimen de Ampurio Pinto (Diputación de León, 2012), El domador de zapatos (Diputación de Badajoz, 2015), El relojero de Yuste (Ediciones del Viento, 2015), Los celos de Zenobia (Pretextos, 2016) o Pasodoble (Naginata, 2022). Ahora la editorial sevillana Algaida publica La ruta de Eminé, que relata el viaje del pescador de sombra Turión y la joven estambulí Eminé, tejedora muda de alfombras para el sultán, por una paisaje oriental de desiertos y ciudades fantásticas en busca de un reino cuyos destinos están llamados a regir. Al frente de una caravana de camellos cargados de sedas y especias, los dos jóvenes vivirán arriesgadas aventuras y conocerán a insólitos personajes cada uno de los cuales trae hasta la superficie de la narración el relato de sus sorprendentes vidas y experiencias. El viaje, el cuento, el lenguaje son los motivos que hilvanan esta aventura itinerante comunicada con una prosa repleta de humor, fantasía y hallazgos estilísticos. Reproducimos un fragmento que contiene estas cualidades.

   “Con esa prevención anduvieron un día entero, los dos entretenidos en mirarse, guarecidos por la nube como príncipes. Cruzaron las tierras de Gimión y al anochecer del día siguiente toparon un río.

        -Este va a ser el río –receló Turión.

   Aunque las sombras no dejaban ver sus aguas, las delataba aquel rumor correntino y el farallón de sus riberas.

        -Podré lavarme al menos –apuntó Husém honroso-. La limpieza es la mitad de a fe, dice el Rasul.

   Acamparon pues a oscuras, asistidos solo por la lumbre de los mirlos, cada cual en su jaula, lámparas como se tornaban en la noche. Y durmieron, aunque no sin sobresaltos.

   A eso de la madrugada, Turión despertó a Eminé.

        -¿Escuchas eso? –le dijo.

   Ella se revolvió en la almohada y asintió con un gesto de no entender nada de lo que Turión decía.

        -Son palabras –precisó- el agua lleva palabras. Un rumor de palabras. Escucha.

   Eminé bostezó desperezándose y luego abrió los ojos atenta, como si escuchase también por los ojos. Al momento, hubo en ella un gesto breve de asombro que daba la razón a Turión. Aquello había que averiguarlo sin tardanza. Con una cosa así no podía aguantar hasta que amaneciera, de manera que se vistió a la ligera y salió a buscar a Efrén.

        -Parecen sílabas, sí –quiso contentarlo el hebrero-, pero, sin duda, indescifrables, señor.

        -Son palabras –insistió tajante-. Vengan aquí los demás esclavos.

   Acudieron Pitio y Norám primero y después Chitián y el griego Carispeto, los cinco atentos a lo que el amo alertaba, sus manos tras las orejas sirviéndose de ellas a modo de pantalla. Y nada.

        -¿Y cómo? –desesperaba Turión-. ¿No os traje para esto? ¿No decías tú, Chitián, que el mundo todo estaba lleno de ocultas lecturas? ¿Y tú, Carispeto? ¿No te prometías sacar la raíz de als palabras?”[Pp. 82-84].