CRISTALIZACIONES
Basilio Sánchez
Madrid,
Hiperión, 2013, 99 págs.
XX premio de
poesía Ciudad de Córdoba “Ricardo Molina”
Nacido en
Cáceres en 1958, Basilio Sánchez se dio a conocer con el libro A este lado del alba (accésit del premio
Adonais de 1983), al que siguieron otros seis poemarios (y otros galardones: el
“Jaime Gil de Biedma” de 1995 y 2003, el Unicaja, el Internacional Tiflos,
el Extremadura la creación…) publicados por editoriales como Pre-Textos,
Calambur o Visor. En 2020 apareció Los
bosques de la mirada. Poesía reunida (1984-2009) en la editorial Calambur.
Ahora ve la luz, su último poemario, Cristalizaciones,
que ha conseguido el XX premio “Ricardo Molina” otorgado por un jurado presidido por Pablo García Baena (un
galardón, por cierto, que poseen otros tres poetas extremeños: Álvaro Valverde,
Isla Correyero y Ada Salas).
Cristalizaciones
es el título del libro y la metáfora con que identifica sus poemas, un término que
asociamos con la lentitud de un proceso de sedimentación, pero que también
admite, de modo literal, la tercera acepción que de la palabra consigna el DRAE (dar
forma precisa y clara, perdiendo así su indeterminación, a ideas, sentimiento y
deseos). Nos encontramos, como en libros anteriores, ante una poesía meditativa,
de tono melancólico, que aborda temas universales (la naturaleza y el hombre,
la casa, el tiempo y el destino, la propia poesía…), ensimismada pero no
insolidaria, consciente de la fragilidad ajena tanto como de la propia.
Reproducimos un poema del tercer bloque (“El carbón encendido”)
FRACTURAS
Donde se
desmoronan las ciudades,
junto a los
sumideros,
los muchachos se
entretienen jugando
con las llantas metálicas
que afloran en el
agua como los promontorios
de un mar sin
pretensiones.
En las salas
comunitarias de los asilos,
las vísperas de
fiesta los ancianos
siguen con
movimientos de cabeza
el ritmo de la
música
con la que se
acostumbran a la muerte.
Acechante,
sentado ante mí mismo
como un gato
silvestre ante la puerta
cerrada de una
casa,
en el jardín
tranquilo que rodea al hospital
nadie me
reconoce
mezclado con los
locos.