domingo, 23 de abril de 2023
75 aniversario de la Biblioteca Francisco Valdés de Don Benito
domingo, 16 de abril de 2023
El credo de los suicidas
EL CREDO DE LOS
SUICIDAS
Anabel Rodríguez
Mérida, Editora
Regional de Extremadura, col. Geografías, 2022, 76 págs.
Anabel Rodríguez Sánchez es licenciada en Derecho y abogada en ejercicio,
especialista en derecho civil, penal y administrativo. Experta universitaria en
mediación familiar, ha participado con relatos en diversas obras colectivas y
publicado dos novelas: Azaría (2015)
y Perdedores (2020). Colaboradora
desde hace varios años en diversa revistas digitales y en la revista cultural Aladar (perteneciente a El Correo de Andalucía), en la
actualidad participa en el magazine de radio de Canal Extremadura El Sol sale por el oeste, donde ha
tratado desde el feminismo, hasta la historia, pasando por el derecho más
actual. También toma parte como tertuliana en Cadena Cope y Onda Cero.
Ahora la Editora Regional de Extremadura publica en su colección Geografías El credo de los suicidas, una novela corta cuya trama arranca con un episodio insólito, el protagonista secuestra en el pasillo de un hotel a un desconocido y se encierra con él en su habitación tras narcotizarlo dispuesto a obligarlo a ser testigo de su suicidio. Encerrados ambos hombres en un único espacio, la novela se ajusta en su trama al perfil de una obra dramática clásica que obedeciera canónicamente las tres unidades (una acción, un espacio, un tiempo reducido; de hecho sería muy fácil convertirla en un texto teatral representable, con los pasajes narrativos como acotaciones). La conversación descubre que el hombre secuestrado es el más adecuado interlocutor del suicida, pues es el descendiente de una larga saga familiar de suicidas fracasados que recurrieron a esta medida extrema por diversas razones (un disparo fallido de un militar acosado por combatientes rifeños, un embarazo vergonzante, la infidelidad de la esposa, una homosexualidad perseguida por su entorno familiar, un fracaso académico…), en su desarrollo argumental que se cierra con un desenlace imprevisto. Reproducimos un fragmento de la conversación.
“-No vas a preguntar por qué quiero
suicidarme.
-No, no voy a hacerlo. Las razones que
tiene cada uno son de lo más variadas: estoy arruinado, mi mujer me engaña,
tengo una enfermedad terminal, me drogo y amargo la vida de los que me rodean,
sufro maltrato y no sé cómo evitarlo... pero al final se reducen a una única
razón: no puedo afrontar la vida y la única salida es morir. Ahí se encierran
todas y cada una de las razones de los suicidas desde que el mundo es mundo. No
soportan más la vida, la muerte se revela como el único remedio permanente a
los problemas, aunque sean pasajeros. No sé si estás enfermo, o si has perdido
dinero o a tu familia, si te abandonó tu amante, te persigue tu pasado o la
policía... Da igual, la vida te abruma tanto, que prefieres acabar. No hay
razones, hay una única razón y es la que te digo.
-Sí, quiero dejar de respirar, dejar de
hacerlo para siempre. Desisto de vivir.” [pp. 32-33].
viernes, 14 de abril de 2023
Putitos
PUTITOS
Ángel Borreguero
Madrid, El Sastre de Apollinaire, 2023, 81 págs.
Prólogo de Luis Antonio de Villena
Epílogos de Mario Martín Gijón y Elvira Navarro
Ángel Borreguero (Badajoz, 1996) es graduado
en Literatura General y Comparada por la Universidad Complutense de Madrid y Máster
en Investigación en Humanidades (sección de Estudios Clásicos) por la
Universidad de Extremadura, donde ha trabajado sobre la obra póstuma de Jesús
Alviz. Soltero y solo en la vida (Pombo
dixit), vive en Cáceres.
Putitos, su primer libro, contiene singulares composiciones en prosa que se sitúan en un terreno fronterizo entre lo narrativo y lo lírico (entre el microrrelato y el poema) que “quizás no es poesía, tampoco prosa: es un turbión, una concatenación de imágenes –solo imágenes distintas- que debe leerse como greguerías líricas, obscenas, sucias y brillantes” [Prólogo]. Edificado sobre un sustrato lector amplísimo, con preferencia por las vanguardias históricas y actuales, el libro nace impulsado por un espíritu transgresor tanto en los aspectos formales (mestizaje de géneros, mezcla de registros estilísticos) como en el temático. Y es que la interminable galería de homosexuales jovencísimos (que ya anuncia el diminutivo del título) rompe con la imagen clásica del hermoso efebo adolescente al presentar unas figuras humanas entre tiernas, grotescas e incluso repulsivas, en cuya descripción se reiteran en las numerosísimas enumeraciones elementos como pecas, culos, verrugas, granos, mocos, baba y otros fluidos, entre colores y olores “infantiles” a chicle, gominolas, doritos, fresas o yogures. El resultado final “traduce un sentido de la vida tan transgresor como llamativo, anunciando a un escritor de juventud irrepetible” [M. Martín Gijón. Epílogo]. Reproducimos una de las composiciones que contiene muchos de los rasgos citados: perspectiva casi esperpéntica, imágenes degradantes (rostro: yogur caducado; cara: berza amarilla)…
POR DENTRO ES
OLEOSO, como por fuera. Hay blanduras, alguna cosa suelta, un gordino que dice okey con la mano. La camiseta marinera,
el rostro guapo como un yogur caducado.
El líquido
rosita por la boca, la cara rubia y ancha, llena de manchas escarlatas. En la
casa del árbol, rodeado de cómics, muñecos con la cabeza de goma, la luz de la
mañana, el jardín y los olores (la cara como una berza amarilla): a circo, a
limo de las acequias, a cosa brillante y deseable, extrañamente pulida.
Es una escena
algo desvaída, como en tonos pastel: el muchacho rubio y alto, la minúscula
cabeza tintada, una fosforescencia en medio del campo, y un casco naranja de
brillos, vomitonas coloradas con pecios deliciosos, cosas siderales.