lunes, 17 de febrero de 2025

Palabras

   Acaba de ver la luz este librito publicado con la habitual pulcritud por la Editora Regional de Extremadura en su colección Vinvapervinca. Mi agradecimiento al anterior director de la Editorial, Luis Sáez Delgado, que aprobó el proyecto, al actual, Antonio Girol, y a María José Hernández, al frente de la que sigue siendo el buque insignia de la edición en Extremadura. Reproduzco el texto de contraportada

   El presente volumen reúne doce composiciones fronterizas entre la narración y el ensayo que, con un marcado sesgo biográfico, trazan un recorrido vital que arranca en un entorno rural de la niñez para detenerse en ciertos momentos específicos (los ambientes universitarios, el servicio militar, un verano en París, el bullicioso ámbito de las aulas, encuentros con escritores, un viaje a Colombia, el estudio de la trayectoria de un poeta olvidado…) para regresar, al final de este viaje circular, al mismo territorio rayano de la niñez. Impulsado por un ejercicio de una memoria ya sedimentada, y contemplado este itinerario sin efusiones ni nostalgias, los textos tienen como motivo recurrente esas palabras, mágicas y malditas, que dan título al libro.

 

 

sábado, 15 de febrero de 2025

Lecturas al poniente

LECTURAS A  PONIENTE

Poesía en Extremadura, 2005-2023)

Álvaro Valverde

Mérida, Editora Regional de Extremadura, col. Perspectivas, 2024, 451 págs

In limine del autor

Nacido en Plasencia en 1959, Álvaro Valverde ha publicado, entre otros, los libros de poesía Las aguas detenidas, Una oculta razón (Premio Loewe), A debida distancia, Plasencias, Ensayando círculos, Mecánica terrestre, Desde fuera, Más allá, Tánger, El cuarto del siroco (Premio Meléndez Valdés de la crítica) y Sobre el azar del mapa. Es autor de dos novelas: Las murallas del mundo (Premio Extremadura a la Creación) y Alguien que no existe, un libro de artículos (El lector invisible), uno de viajes (Lejos de aquí) y otro de diarios (Porque olvido. Diario 2015-2019). También de Extremamour, en colaboración con el fotógrafo suizo Patrice Schreyer. Sus poemas figuran en las antologías Un centro fugitivo (con selección y prólogo de Jordi Doce, con quien codirige la colección Voces sin tiempo de la Fundación Ortega Muñoz), Álvaro Valverde. Antología poética (1985-2015) con ilustraciones de Esteban Navarro y Meditaciones del lugar (con selección y prólogo de José Muñoz Millanés). En la actualidad, es crítico de poesía de El Cultural y colabora con asiduidad en otras revistas literarias. Desde 2005, edita un blog en la dirección: http://mayora.blogspot.com.es/  Su web: www.alvarovalverde.es 

Lecturas al poniente, que ahora publica la Editora Regional de Extremadura en su colección “Perspectivas”, es un amplio volumen que agrupa las composiciones en tres bloques, “Los libros” (el más numeroso), “Las antologías” y “Otros textos”, aparecidos  muchos de ellos en su blog (Solvitur ambulando) y recogidos, otros, de revistas como Cuadernos hispanoamericanos, Turia, Suroeste, Nayagua, El Espejo, Quimera, El Cuaderno, suplementos como El Cultural, y periódicos como el diario Hoy. El conjunto reúne cerca ciento cincuenta reseñas de obras de sesenta y cuatro autores (extremeños o relacionados con la región), el análisis de varias antologías (Piedra de toque, Diáspora, Abierto al aire, Literatura en Extremadura…) y textos de contenido variados (evocaciones de Ángel Campos Pámpano, el profesor Rozas, las proclamas del “manifiesto palmario” del Congreso de Escritores extremeños de 1982, los premios…). Además de la oportunidad y del valor actual de esta recopilación de textos críticos, es seguro que su aportación crecerá con el paso de los años cuando llegue el momento de elaborar visiones de conjunto sobre la creación poética de este periodo. Comunicados con un tono conversacional, rehuyendo la jerga académica y las valoraciones hiperbólicas de la crítica periodística al uso, los textos de Valverde nacen de una lectura atenta y ponderada de unos libros muy variados que responden a talantes poéticos diversos, lejos del tono de esos críticos que, atrincherados tras una poética determinada, disparan contra todas las demás, de modo que muy bien puede recordar en un texto liminar las palabras de George Steiner: “Soy un crítico positivo: escribir sobre un libro significa también saldar una deuda de gratitud”. Reproducimos un fragmento de la composición titulada “Premios, premios, premios”.

“Mi defensa de los premios se basa, antes que nada, en las posibilidades que proporciona a los autores que empiezan, a los jóvenes. Nuestro paisano, el otrora temible crítico José Luis García Martín, escribía hace un par de semanas en ABC de las Ates y de las Letras: ‘Los premios de poesía suelen estar gafados: quien después de los cuarenta sigue concursando ya no juega en la misma división que Valente o Brines, sino en la de los muy respetables Ángel García López o Carlos Murciano’.

Esta tajante afirmación admite matices, por supuesto. Así, no es lo mismo quien después de esa edad aspira a seguir publicando los libros que escribe y lo hace a través de un premio porque, pongo por caso, no encuentra editor, que quien, por afición, vicio o enfermedad (que uno ya no sabe) se sigue presentado a todo galardón que se convoca con un afán bien distinto. El objetivo no es tanto publicar una nueva obra (en rigor no la hay: a determinado ritmo, la reiteración es inevitable), cuanto seguir ganando dinero a costa de esta curiosa lotería. Pero este modo, además de perjudicarse a sí mismo como escritor (hay quien ha tirado por la borda su prestigio literario a este bajo precio), daña a los que buscan abrirse camino en la literatura, que es, sin duda, un motivo más noble. Hay premios sucios y premios limpios. Los primeros están dados de antemano y los segundos, no. Visto lo visto, para desesperación de los miembros de los jurados, al menos para éste que escribe, los limpios, que son los que conozco, suelen ganarlos casi siempre ventajistas, auténticos cazapremios profesionales. Podría citar nombres” [pp. 421-422].

 

jueves, 13 de febrero de 2025

Seis días por la Tierra sin Pan


SEIS DÍAS POR LA TIERRA SIN PAN

Pablo García

Mérida, Editora Regional de Extremadura, Col. Viajeros y estables, 2024, 120 págs.

Pablo García Bengoechea es, además de paseante solitario y caminante vocacional, antropólogo de profesión. Podría definirse también como escritor pero le da vergüenza. Ya llegará el día, se dice a sí mismo para animarse. Su biografía no es una retahíla de datos, ni una hoja de servicios, sino una manera de entender la vida. Y esta le dice que, al igual que necesita cambiar de rumbo de cuando en cuando, cambia de ocupación es igualmente saludable. Por fortuna no se siente enraizado a ninguna parte y esto le ha dado algo de vagabundo errante. No obstante, ha pasado más tiempo en América Latina que en otros lugares, exceptuando el suyo de nacimiento , y ha sido allí, más que en la universidad, donde ha aprendido las cosas importantes de la vida. Entre ellas, como leyó alguna vez en alguna parte, que los caminantes solitarios son imprescindibles para el correcto funcionamiento del mundo.

   La Hurdes es la comarca extremeña que mayor atención ha atraído a escritores de dentro y fuera de la región. El primer libro de viajes, con una intención testimonial y de denuncia, fue Caminando por Las Hurdes, de Antonio Ferres y Armando López Salinas. También el que mayor eco tuvo dentro y fuera de España al ser traducido a varios idiomas y publicado en la revista Les temps modernes de Jean Paul Sartre con fotografías de Luis Buñuel (autor del documental Las Hurdes, tierra sin pan, rodado en 1932, al que se alude en el libro que comentamos). El mismo propósito de denuncia de una comarca abandonada a su suerte por el poder (que acabó designando por antonomasia a cualquier entorno empobrecido, como confirma el libro de Ramón Carnicer, Donde Las Hurdes se llaman Cabrera, una comarca de León), el libro de Víctor Chamorro, Las Hurdes, tierra sin tierra, en tanto Juan Antonio Pérez Mateos, tras ciertas inversiones en el entorno, da una visión más edulcorada en Las Hurdes, clamor de piedras.

Seis días por la tierra sin pan enlaza con esta tradición en un viaje que arranca en Azabal, alquería del ayuntamiento de Caminomorisco, en las Hurdes Bajas, hasta llegar a Horcajo, pasando por aldeas y caseríos (El Gasco, Riomalo de Abajo, Fragosa, Martinlandrán …), atravesando ríos (el Hurdano, el río de los Ángeles, el Malvellido…), subiendo y bajando por montes agrestes, conociendo a unos hurdanos envejecidos y acogedores que pueblan un entorno en que las lacras ya no son la falta de alimento o de atención médica, sino la despoblación, el exilio económico de los jóvenes, con lo que nos enfrentamos a una comarca que sigue condenada a su involución. Reproducimos un fragmento del día 5º.

“Llegando al cruce de Cerezal, ya muy cerca de Nuñomoral, el caminante se despide del panadero, se apea de la furgoneta y echa a andar, dejando el pueblo atrás. Sigue la carretera de El Gasco, que serpentea hacia arriba. Desde allí se divisa un camino pegado al río que corre por el fondo del valle. Le gustaría caminar a su vera pero teme que le lleve a donde no quiere ir. Por la carretera vuelve a ver colmenas. Ruega para que no se alboroten y le obliguen a tirarse al río. La escena del documental de Buñuel en la que cientos de abejas, sintiéndose amenazadas, salen de sus colmenas y matan a un pobre burro a picotazos le ha dejado sugestionado. Habiendo caminado un trecho, el río Malvellido empieza a formar meandros en una especie de desfiladero natural que se angosta gradualmente. Pronto arriba a Martilandrán, alquería de Nuñomoral. El bar que se ofrece a la entrada está cerrado. Unos hombres le informan que hay un chiringuito y un restaurante en Fragosa, un poco más adelante. En su parte alta, junto a la carretera, Martilandrán tiene casas bien enlucidas, recién pintadas y con cierta categoría. Cuando se interna, sin embargo, por sus calles bajas el panorama es distinto, como en otros tantos pueblos de la comarca. En una escueta intersección entre varias calles aparece un hombre sentado en una banca de piedra.

    -No está muy animado el pueblo –le dice el caminante a manera de saludo.

    -No señor. En esta parte baja solo vivo yo y mi familia. Los demás viven en la carretera”. [pp. 88-89].

Taller de escritura de Yolanda Regidor