FORJA
DEL VIENTO
Cuadernos
del taller
(Antología
de relato y poesía, 2003-2004)
Manuel
Simón Viola [coordinador]
Don
Benito, Fondo Editorial de la Concejalía de Cultura, 2004, 217 págs.
Prólogos
de Antonio Sáez Delgado (“Tratado de emociones”) e Isabel Galán (“El taller de
relato y la poesía”).
Buscando un libro extraviado entre tantos
otros, he encontrado este ejemplar de los cuadernos del taller, una de las
actividades más gratificantes en que uno ha tenido la suerte de participar, que
recoge composiciones en prosa y verso de los alumnos asistentes en el curso
académico 2003-2004. La magnífica composición de portada es un bellísimo homenaje
lorquiano, un poema objeto de Juan Ricardo Montaña titulado “Romance de la
luna, luna” (óleo sobre lienzo, madera de encina, hierro y seda). En el prólogo
al volumen, Antonio Sáez, por entonces Presidente de la Asociación de
Escritores Extremeños, consideraba: “Escribimos en soledad, es verdad, igual
que en soledad leemos. Pero rápidamente disfrutamos al compartir con otras
personas nuestras experiencias, nuestras ilusiones, nuestras expectativas
literarias. Todos juntos aprendemos a sofocar esa hoguera de las vanidades que
parece tantas veces el mundo de la literatura, y lo hacemos por medio del amor
del trabajo, de las lecturas bien escogidas y orientadas, del tiempo pasado
corrigiendo un texto que, poco a poco, pasa a tener vida autónoma” [p. 12]
Dentro del apartado “Cuaderno del relato”
participaron Elena Casado Blanco, Antonio Fernández Parejo, Consuelo Morcillo
García, Mercedes Ortiz, Francisco de San Eugenio, José María Trujillo y Leticia
Valencia. En el “Cuaderno de poesía” colaboraron Carmen Amador Torres,
Gumersindo de la Corte Rosas, Basilio Fernández Crespo, María José Fernández
Sánchez, Antonio Guerrero González, Teresa Guzmán Carmona, Consuelo Morcillo
García, Marisa de Llanos Pérez y José María Trujillo.
Reproducimos dos textos breves, un
microrrelato de Leticia Valencia y un poema de Teresa Guzmán Carmona.
LA
PATITA BLANCA
La madre se coloca los guantes blancos.
Siete pares de ojos la observan apenados.
-Niños, me voy al mercado. No le abráis
la puerta a nadie que no sea yo.
Siete bocas que protestan, siete voces que
gritan, que exclaman airadas: Pepito me ha pegado, Sarita no me deja jugar,
Mari no quiere comer, Paquito y Fito me han manchado, Anita me ha “mordío”,
Caco ha roto el jarrón… Y solo una boca para decir: “A nadie que no sea yo”.
Cierra la puerta tras ella. El lobo aguarda
agazapado en la escalera. Al verle, le sonríe y le da sus guantes blancos.
-Buen provecho.
[Leticia
Valencia]
I
CERTEZA
Cuando
vuelvas al principio,
nombra
las cosas por ese nombre
que
jamás tuvieron después,
desanda
los pasos cotidianos
como
el ciego en cuyo bastón
aguarda
siempre el futuro,
y
cuando llegues,
escribe
de nuevo sobre las losas
los
nombres de todos los que se perdieron.
Tendrás
la certeza entonces…
Tendrás
la certeza de la ausencia,
un
amargo regusto en la comisura de los labios,
una
visión terrible de este lugar de devastación
que
hoy más que nunca,
parece
llamarse como tú.
Tendrás
la certeza entonces…
Tendrás
la certeza de que un día amaste
como
un esclavo de Apolo
a
cuya puerta, casi por casualidad,
llamó
un rostro ya jamás olvidado.
Y
creerás entonces
desde
esa visión iluminada
que
siempre ofrece el pasado,
que
también ella te amó.
[Teresa
Guzmán Carmona]