jueves, 30 de enero de 2020

Progenie


PROGENIE

Susana Martín Gijón
Madrid, Alfaguara, 2020, 430 págs.

 Nacida en Sevilla en 1981, Susana Martín Gijón fue Asesora jurídica especializada en relaciones internacionales y derechos humanos, Directora del Instituto de la Juventud de Extremadura y Presidenta del Comité contra el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia. Ha publicado Más que cuerpos (2013), Desde la eternidad (2014),  Vino y pólvora (2016), títulos agrupados en una trilogía de novelas extensas, acompañadas por otra trilogía de narraciones cortas: Pensión Salamanca (2016), Destino Gijón (2017) y Expediente Medellín (2017, premio Cubelles Noir de 2018), todos ellos pertenecientes a la saga protagonizada por la policía Annika Kaunda. Con su novela corta Náufragos (2015), publicada por la Editora Regional de Extremadura, resultó finalista del Premio de Novela Corta Felipe Trigo. Sus relatos han sido seleccionados para su publicación en varias antologías, como La mar y sus gentes o Vacaciones de verano inolvidables.
   La trama de la novela arranca con la aparición en una barriada sevillana del cadáver de una mujer que presenta un par de circunstancias desconcertantes: el asesino le ha introducido en la boca un chupete y la autopsia descubre que la mujer estaba encinta (“Y siendo así, ¿qué pulsión tan fuerte sacudiría al asesino para matar a una mujer embarazada y dejar una prueba de que lo sabía?”). Las primeras pesquisas apuntan a su expareja, pero todo se complica con la aparición de nuevas víctimas, todas ellas mujeres embarazadas con alguna pista dejada por el asesino que parece, así, burlarse de la policía (un babero de bebé atado al cuello de la segunda mujer, unos patitos de goma junto a la tercera). Camino Vargas, jefe accidental del Grupo de Homicidios, se pondrá al frente de una investigación tortuosa que la llevará a enfrentarse con las nuevas formas de relaciones personales de nuestro tiempo y de los problemas que plantean: machismo y violencia de género, custodias compartidas en las separaciones, condiciones laborales que empujan a la mujer a embarazos tardíos, clínicas de reproducción asistida, martirizantes programas de fertilidad…
   Como en anteriores títulos, Martín Gijón recoge de la más noble tradición del género dos ingredientes básicos: de un lado, sus narraciones tienen un componente lúdico que se traduce en la elucidación de un enigma policial, lo que presta a sus tramas una tensión indeclinable hasta el instante del desenlace (sorprendente pero verosímil). Nos encontramos entonces ante un relato de corte realista (unos episodios creíbles, unos personajes reconocibles que parecen tomados del natural) impregnado de un generalizado sentido del humor (“El camarero sirve con desgana las tres tazas en la mesa. Cortado, manchado y capuchino, o lo que es lo mismo: tres putos café con leche”), pero reflejar la realidad suele llevar inseminado un propósito más o menos expreso de transformarla, de denunciar sus contradicciones, de poner de relieve ciertas lacras de nuestro presente (como ya ocurría en novelas  anteriores: la prostitución de muchacha jóvenes, con frecuencia menores de edad, la explotación laboral de inmigrantes en situación irregular…), y es este componente el que perdura en la memoria cuando los pormenores del caso policial ya se han olvidado, pues la escritora suele poner la estructura de un género narrativo al servicio de una intención testimonial.
   En este caso, la denuncia tiene que ver con las situaciones, ya mencionadas, en que se encuentra a menudo la mujer en edad fértil, en que participan todos (también los amigos: “Es ahora o nunca”, “te vas a arrepentir”…), pero en que sobresalen los defensores radicales de la familia tradicional opuestos a los nuevos métodos de fertilización (los mismos que también se oponen  al aborto en cualquier caso: “fanáticos que no quieren que las mujeres tengan hijos solas ni que dejen de tenerlos”).
   Dotada de una portentosa capacidad de observación (“Camino se concentra en los ojos verdes de Nerea. Piensa que son unos ojos preciosos. Y que si no llevara unos escotes tan exagerados, todo el mundo se daría cuenta”) y de una prosa ágil, precisa y eficiente, la novela consigue alcanzar dos objetivos que parecían irreconciliables: el relato de unos hechos trágicos y el tono agudo y humorístico con que es comunicado. Reproducimos un párrafo en que se anuncia una de las muertes y se sugiere veladamente un móvil.

Soledad tenía treinta y seis años la noche que la mataron.

   Ella pensaba que al fin su nombre iba de dejar de ser sinónimo de su existencia, que incluso llegaría un día en que echaría de menos su antigua condición. Porque Soledad siempre había estado sola. Lo estuvo cuando sus padres trabajaban sin tregua en la empresa familiar heredada y una niñera se encargaba de ella desde la recogida del colegio hasta la cena. Lo estuvo cuando su madre se separó de su padre y ambos se enzarzaron en una lucha judicial titánica en la que ella era el principal trofeo. Lo estuvo cuando erraba de la casa del uno a la de la otra para evitarles a ambos el sentimiento de culpa y regalar de paso la sensación de quitar al contrario algo de valor. Lo estuvo cuando creció y siguió cayendo una y otra vez en la trampa de la dependencia afectiva, queriendo que la quisieran, aguantando al capullo de turno.
   Quizá cuando menos sola estuvo Soledad fue cuando se hartó de esperar a recibir de vuelta algo de aquel afecto que ella volcaba en los demás. Cuando pasó de quienes la malquerían y dedicó sus energías a preocuparse de sí misma de una puñetera vez. Pero quien se cría desde la cuna con un rol asignado acaba volviendo a él por mucho empeño que haya puesto en cambiar,, por mucho psicoanálisis en el que se haya dejado los cuartos, muchos libros de autoayuda que haya subrayado y mucho mamón al que haya tenido que aguantar hasta entender cómo funciona el mundo. Como cuando te pasas media hora desenredando el cable de los auriculares y a los dos días te encuentras con la misma maraña embrollada otra vez.
   En una de las batallas que libraba en su interior, Soledad tomó dos decisiones. Una de ellas fue la que la mató” [pp. 16-17].

lunes, 27 de enero de 2020

Irene Sánchez Carrón en Don Benito








   El pasado jueves, 23 de enero, nos visitó Irene Sánchez Carrón en el curso de las actividades del Aula Guadiana de este año. Ante un público concurrido e interesado, Irene fue recitando sus poemas mientras realizaba un recorrido por su trayectoria poética desde su primer premio conseguido (el Valbón de Valencia de Alcántara a un grupo de composiciones) hasta la publicación de su último libro, Micrografías (premio Emilio Alarcos Llorach de 2017, publicado por la editorial Visor en 2018). Por el camino quedaron los premios Hermanos Argensola a Porque no somos dioses (1998) o el Adonáisa Escenas principales de un actor secundario (Rialp, 2000). Composiciones en que expresa su actitud lírica (una poesía de línea clara amable con el lector), en que vuelve sobre motivos clásicos que recrea con una mirada personal y femenina, que narranexperiencias cotidianas con un sentido trascendente, que recuerdan el mundo de la niñez (un mundo bucólico y edénico pero también crue)... fueron sucediéndose hasta cerrar el acto con un animado coloquio con los asistentes. Las fotografías son de Antonio María Flórez.

viernes, 24 de enero de 2020

Los bosques imaginarios



LOS BOSQUES IMAGINARIOS
Árboles y poesía

IMAGINARY FORESTS
Trees and Poetry

Cáceres, IES Norba Caesarina, 2020, 35 págs.
  
   Los bosques imaginarios es un cuadernillo escolar bilingüe de carácter monográfico que involucra a varios departamentos de IES Norba Caesarina. A una nota introductoria y un ensayo  titulado “La presencia de los árboles en la literatura” (muy frecuente: romancero, Garcilaso de la Vega, cuentos tradicionales europeos, Bécquer, Rosalía de Castro, Oscar Wilde, Antonio Macha..), sigue el apartado “Los árboles vistos por ocho autores extremeños” en que se incluyen composiciones de José Manuel Díez (Zafra, 1978), Santos Domínguez (Cáceres, 1955), Teresa Guzmán (Don Benito, 1972), Carmen Hernández Zurbano (Salamanca, 1976), Emilia Oliva (Malpartida de Plasencia, 1957), Ada Salas (Cáceres, 1965), Basilio Sánchez (Cáceres, 1958) y Álvaro Valverde (Plasencia, 1959).
   Reproducimos la composición de Basilio Sánchez perteneciente a He heredado un nogal sobre la tumba de los reyes (Premio Internacional de Poesía Loewe, 2018).


En el valle, un castaño
ha elevado sus hojas
sobre el tejado rojo de una casa
y ahora puede mirar al horizonte.
La noche entre los árboles
es una oscuridad iluminada, un silencio de pájaros
en los que confiar, una espesura
de ramas transparentes,
de pañuelos azules,
de animales benévolos.
Necesito vivir en un país
que no haya renegado de sus árboles,
necesito vivir en una tierra que envejezca a su sombra.

lunes, 20 de enero de 2020

Irene Sánchez Carrón en el Aula Guadiana





   El próximo día 23 de enero visitará Don Benito Irene Sánchez Carrón en el curso de las actividades del Aula Guadiana. La escritora cacereña intervendrá en un acto abierto al público en la Casa de Cultura  a las 20, 00 de la tarde. Al día siguiente, en el salón de actos del Colegio Claret hablará de su obra a alumnos de bachiller de este centro, del IES Cuatro Caminos y del IES Donoso Cortés.
   Irene Sánchez Carrón nació en 1967 en Navaconcejo. Licenciada en Filología Inglesa por la Universidad de Extremadura y doctora en Filología Hispánica por la Universidad Nacional de Educación a Distancia, es Máster de Español para Extranjeros por la Universidad Antonio de Nebrija. Ha impartido clases de español en Londres y ha sido profesora de Lengua Inglesa en Navalmoral de la Mata y en Badajoz. También ha trabajado como asesora en las Unidades de Programas Educativos de Badajoz y Cáceres. Actualmente imparte clases en el IES «Norba Caesarina de Cáceres».
   Fue ganadora del Premio «Valbón» de Valencia de Alcántara (Cáceres) en 1996 y del Premio «Hermanos Argensola» de Barbastro (Huesca) en 1997 con el poemario Porque no somos dioses, publicado en 1998. Con el libro Escenas principales de un actor secundario obtuvo el Premio “Adonais” en 1999, que se publicó en 2000 en la editorial Rialp.
   En 2001 colaboró en el libro conjunto Siete poetas, siete poemas y una canción publicado por la editorial De la Luna Libros. En esta misma editorial publicó en 2002 un pequeño libro de canciones titulado Sevillanas. Su obra Atracciones de feria apareció en 2002 en la colección Abezetario, publicada por la Diputación de Cáceres. En septiembre de 2008 obtuvo el premio de poesía «Antonio Machado» de Baeza con Ningún mensaje nuevo, que apareció ese mismo año en la editorial Hiperión. En 2010 la Editora Regional de Extremadura recogió sus dos primeros poemarios, que estaban agotados, bajo el título El escondite. En 2017 ganó el Premio Emilio Alarcos de Poesía con el libro Micrografías, publicado en 2018 por la editorial Visor.
   Desde 2009 es colaboradora habitual del periódico Hoy

viernes, 10 de enero de 2020

Laberinto en el López de Ayala


Teatro López de Ayala, 21 de enero, 21,00

miércoles, 1 de enero de 2020

Diáspora


DIÁSPORA
Poetas extremeños en el “exilio”

Víctor Peña Dacosta [Editor]
Cáceres, Ediciones Liliputienses, 2019
Prólogo de Víctor Peña Dacosta
Epílogo de Álvaro Valverde

   El abandono de la región y la consiguiente publicación de su obra fuera de Extremadura (un aspecto de interés si se quiere medir la irradiación de una obra en su entorno, especialmente en el caso de la lírica con sus pequeñas tiradas y su siempre deficiente distribución), ha sido una constante histórica en la creación literaria regional, un desarraigo que, en las décadas de posguerra, afectó a Badajoz (José Antonio Ramírez Lozano, Efi Cubero, Santiago Castelo, Vicente Sabido...), pero, de modo más llamativo, a Cáceres que perdió en la diáspora a sus mejores poetas: José Antonio Gabriel y Galán, Pureza Canelo, José María Bermejo o José Luis García Martín. Aunque corregido por la atención de las editoras regionales prestan a quienes viven fuera de la región, el fenómeno pervive tercamente en nuestros días.
   Diáspora, proyecto en que han colaborado, además del editor literario, Víctor Martín Iglesias, Álvaro Valverde y José María Cumbreño (editor de la obra) se presenta como una “Antología de autores nacidos en Extremadura pero que actualmente residen y publican fuera del que un día fue su hogar”. Los colaboradores son: Felipe Núñez (Plasencia, 1955), Isla Correyero (Miajadas, 1957), Jesús María García Calderón (Badajoz, 1959), Diego Doncel (Malpartida de Cáceres, 1964), Ada Salas (Cáceres, 1965), Antonio Méndez Rubio (Fuente del Arceo, 1967), José Antonio Llera (Badajoz, 1971), Elena García de Paredes (Don Benito, 1976), Mario Lortau (Cáceres, 1976), David Eloy (Cáceres, 1976), Álex Chico, Plasencia, 1980), Fernando de las Heras (Badajoz, 1981), Fernando P. Fernández (Cáceres, 1984), Víctor Martín Iglesias (Plasencia, 1985), Francisco Fuentes (Plasencia, 1985), Irene Albert Cebriá (Cáceres, 1986), Azahara Palomeque (El Sur, 1987), Francisco Najarro (Zafra, 1987), Xavier Rossell (Badajoz, 1990) y Francisco José Chamorro (Fregenal de la Sierra, 1993).
   Reproducimos un fragmento del prólogo del volumen: “Hace muy poco, Basilio Sánchez ha ganado la XXXI edición del premio Loewe (27 años después de la victoria de Álvaro Valverde) y las mismas redes que facilitaron iniciar el contacto e intercambiar los archivos que han hecho posible esta antología han servido de altavoz del éxito de la XII edición del Congreso de la Asociación de Escritores Extremeños, alumbrada por figuras de la talla de GHB, Pilar Galán, Elías Moro, David Matías y un largo etcétera que permite mantener la confianza en las letras extremeñas futuras. Incluso, siendo sinceros, creo que los últimos grandes poemarios de autores extremeños han tenido un origen centrípeto y no centrífugo o, lo que es lo mismo, las mejores obras de autores extremeños han partido desde el interior y no desde el exterior de la región (Sánchez, Valverde, Cumbreño, Santos, Díez…). No obstante, apuesto a que el futuro lírico de Extremadura estará determinado por uno o varios poetas ‘exiliados’, muy probablemente presentes en estas páginas: espero que disfruten del hallazgo y la conjetura”.