lunes, 27 de marzo de 2017
sábado, 25 de marzo de 2017
Don Quijote
DON
QUIJOTE. PUBLICACIÓN DE HUMOR Y DE COMBATE
Badajoz,
Diputación Provincial, 2016
Edición
facsimilar
Estudio
preliminar de Eutimio Martín
El Departamento de Publicaciones de la Diputación de Badajoz publica en edición facsimilar el periódico elaborado por
republicanos del exilio en la ciudad de Rodez (Aveyron) entre junio de 1946 y
marzo de 1847, con un estudio preliminar de Eutimio Martín. “No sabemos
–considera el estudioso- quiénes lo dirigen ni quienes lo redactan porque como
director figura Don Quijote; es redactor-jefe Sancho Panza; secretaria de
redacción, la Infanta Micomicona. Firman: la condesa Trifaldi, el Caballero del
Verde Gabán, Maese Pedro, Dulcena, Rocinante… También consigue Don Quijote la
“colaboración de adláteres del franquismo, tanto políticos como culturales,
encajados en grotescas denominaciones: “Jamón Serrano” por Ramón Serrano Súñer,
o “Jacinto Indecente” por Jacinto Benavente”. De periodicidad mensual, fue muy bien acogida por los lectores
españoles y en sus primeros cuatro números pasó de 5000 a 8000 ejemplares, pero
tras la novena entrega dejó de publicarse. Reproducimos una ilustración.
viernes, 24 de marzo de 2017
El impresor de Venecia
EL IMPRESOR DE VENECIA
Javier Azpeitia
Barcelona, Tusquets Editores, 2016, 344 págs.
Javier Azpeitia (Madrid, 1962) es un
escritor, editor y filólogo, que ha sido subdirector de la editorial Lengua de
Trapo y director de 451 Editores. Profesor del Máster en Escritura Creativa de Hotel
Kafka, y tutor en el Máster en Edición de la
Universidad de Salamanca, en 2015 fue comisario de la exposición 500
años sin Aldo Manuzio, realizada por la Biblioteca Nacional
de España, y participó en la muestra La fortuna de los libros,
del Museo Lázaro Galdiano, donde uno de los incunables aldinos tuvo gran
protagonismo.
Comenzó su carrera literaria en 1989 con Mesalina,
a la que siguieron Quevedo (1990);
Hipnos (1996, premio Hammett de Novela Negra y
llevada al cine por el director David Carreras); Ariadna
en Naxos (2002); Nadie
me mata (2007). En 2016 publica El
impresor de Venecia, su última novela (Tusquets). Sus
novelas han sido traducidas al francés, al italiano, al ruso y al griego.
El
impresor de Venecia es una novela histórica, extraordinariamente narrada,
cuya trama arranca en 1489 cuando Aldo Manuzio llega a la ciudad italiana con
el propósito de emprender una carrera como impresor, algo que logra en el
taller de Andrea Torresani con cuya hija, muchos años más joven se ve obligado
a contraer matrimonio. Las peripecias sentimentales de este hombre, en el
umbral de la ancianidad, se desarrollan paralelas a su labor como impresor, una
tarea que revolucionará el mundo de la edición (publicación de textos clásico
griegos en octavo, o libros de faltriqueras, de autores prohibidos por una todopoderosa
Iglesia) en una ciudad efervescente situada en el término de la ruta de la seda
que había consolidado numerosos canales de distribución con otras ciudades
italianas y con el resto de Europa. Los mismos caminos por donde la ciudad
comercia con especias, sedas o esclavos, recorrerán los libros, envasados en
toneles, hechos en las numerosas imprentas de la ciudad. Reproducimos un
fragmento en el que Aldo asiste a una subasta en pleno centro de la ciudad.
“A su lado, aferrada con los dos brazos a
una de sus piernas estaba una niña de unos doce años. Quizá la hija del
subastador, pensó Aldo. Tenía una larga y preciosa melena rojiza ondulada, que
el hombre acariciaba abultándola por detrás de la nuca. La niña miraba con ojos
grandes y rubios a los feriantes que los rodeaban.
-Comenzamos la subasta, con género de
la casa Stavros Diamantidis –dijo el hombre-, en cuarenta ducados de oro.
El precio era disparatado. Nadie iba a pagar
algo así por un animal.
-¿Pero dónde está la bestia? –le
preguntó Aldo a Andrea, muerto de curiosidad, antes de que comenzara la cuenta
atrás.
-Os recuerdo que la casa de Stavros no
admite pago con letra sino solo con moneda –añadió el subastador.
-Un momento –gritó con acento cerrado
un subastero alemán que iba vestido como un verdadero príncipe-. Dime si habla
cristiano.
Aldo no entendió la pregunta, e iba a repetir
la suya a Torresani cuando el subastador respondió.
-En casa de Stavros no se venden
cristianas, ni lo permite el senado, ciudadanos. Si lo que quieres es hablar
con ella ya la enseñarás tú, pero estas aprenden rápido. Es abjasia, comprada
en Cafa. Está sin bautizar, sana como una manzana, no hay más que mirarla, ¡y
virgen! ¡Lo tiene todo!
Una íntima repugnancia sacudió el corazón de Aldo al comprender. Estuvo intentando encontrar el modo de impedir la subasta, pero se le acababa de embotar el cerebro. Está prohibido, se dijo, pese a que sabía bien, porque lo había visto con sus propios ojos, que la producción de Venecia se organizaba en buena medida gracias a la esclavitud”. (p. 152).
Una íntima repugnancia sacudió el corazón de Aldo al comprender. Estuvo intentando encontrar el modo de impedir la subasta, pero se le acababa de embotar el cerebro. Está prohibido, se dijo, pese a que sabía bien, porque lo había visto con sus propios ojos, que la producción de Venecia se organizaba en buena medida gracias a la esclavitud”. (p. 152).
jueves, 23 de marzo de 2017
Retratar la escritura
RETRATAR
LA ESCRITURA
Escritores
en el objetivo de Daniel Mordzinski
Catálogo
de la exposición realizada en la 10ª Fiesta del Libro y de la Cultura
Medellín
(Colombia), Secretaría de Cultura Ciudadana, 2016.
Presentación
de Juan Diego Mejía
Nacido
en Buenos Aires en 1960 y residente en la actualidad en Francia, Daniel Mordzinski es corresponsal del diario El país y otros medios periodísticos.
Conocido como el “fotógrafo de los escritores”, su cámara ha captado imágenes
de tres generaciones de escritores iberoamericanos y españoles. El presente
catálogo de una exposición que conmemora los diez años de existencia de la
Fiesta del Libro y de la Cultura de la ciudad colombiana de Medellín, en que Extremadura fue la región invitada, reúne
imágenes de Héctor Abada Faciolince, Mario Benedetti, Roberto Bolaño, Piedad
Bonnett, Javier Cercas, Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez,
Juan Gelman, Leila Guerriero, Darío Jaramillo, Jorge Luis Borges, Vargas Llosa,
Vila Matas, etc. “El autor de estas imágenes -considera Juan Diego Mejía,
director del encuentro- es Daniel Mordzinski, amigo entrañable de Medellín. Él
los retrató a su manera y, a su manera, también invitó a hacer parte de esta
exposición a los más grandes que han estado frente a su ojo: García Márquez,
Borges, Carlos Fuentes, Cortázar, Mutis y otras caras muy familiares que ya
hacen parte del inventario espiritual de los lectores de todos los tiempos".
Reproducimos tres imágenes del catálogo (de Laura Restrepo, Álvaro Mutis y Javier Cercas) y otras tres (de Antonio María Flórez, Susana Martín Gijón y la delegación extremeña) tomadas más tarde durante
la celebración de la Fiesta.
miércoles, 22 de marzo de 2017
Correspondencias
CORRESPONDENCIAS – KORRESPONDENTZIAK
Héctor Abad y Fernando Aramburu
San Sebastián, Fundación Donostia, 2016, 191
páginas.
Prólogo – Atarikoa de Amos Oz
Con
ocasión de la elección de San Sebastián como capital europea de la cultura, la
fundación Donostia ha reunido en un volumen las cartas que el escritor
colombiano Héctor Abad (Medellín, Colombia, 1958) y Fernando Aramburu (San
Sebastián, 1959) se cruzaron entre septiembre de 1015 y junio de 2016 antes de
su encuentro en la capital guipuzcoana en noviembre de ese mismo año.
Naturalmente, la elección de estos dos nombres no tiene nada de casual. Ambos
han sido testigos de la violencia en sus comunidades (País Vasco y Antioquia) y
los dos han reflejado en sus trayectorias narrativas un conflicto que ha
ensangrentado las dos naciones durante décadas. El narrador colombiano trazó un
cuadro de la violencia de guerrilla y paramilitares en La Oculta (2014); años antes, en El olvido que seremos (2006) había escrito la biografía de su padre
asesinado por razones políticas. Fernando Aramburu relató la violencia de ETA
(y la complicidad de la sociedad vasca) en los relatos de Los peces de la amargura (2006; en El vigilante del fiordo, otro libro de relatos de 2011, se abriría
a otras formas de terrorismo o violencia) y en una de las mejores novelas publicadas
recientemente, Patria (2016), que se
propone un reflejo social del conflicto entre vascos, pero apenas si se refiere
a las víctimas no vascas de extorsiones y atentados (la mayoría de los casi
novecientos asesinatos). Entre otros numerosos asuntos (familia, lecturas, hábitos de escritura, concepción de
la literatura…) ambos escritores se enfrentan a la lacra de la violencia.
Tampoco
es casual que abra el volumen un prólogo-entrevista de Amos Oz, testigo
privilegiado del conflicto palestino-israelí. Reproducimos fragmentos de los
tres colaboradores.
Amos Oz
“La
principal diferencia entre una tragedia de Shakespeare y una comedia de Chejov
es que al finalizar una tragedia de Shakespeare el escenario está cubierto de
cadáveres y quizás -solo quizás- se haya impuesto la justicia. Al término de
una comedia de Chejov, todo el mundo está decepcionado, afligido, derrotado o
desencantado, pero vivo. Y toda mi vida he pensado que deberíamos luchar no por
un final feliz del conflicto -nunca he creído en los finales felices de los
conflictos-, sino por una solución chejoviana” [p. 12].
Fernando Aramburu
“Sucede
que entre mis compatriotas vascos se daba y se sigue dando una tendencia a
proyectar las peculiaridades locales en abstracciones y, por tanto, en mitos.
Esta operación prevé la colectivización de los sentimientos. En el caso del
País Vasco dicha operación es claramente agonista y no concuerda ni de lejos
con el alto nivel de vida de los ciudadanos. La idea inicial del referido
agonismo es que un pueblo está en peligro de desaparecer. Otra versión aún más
paradójica postula la existencia de un pueblo antiquísimo que aspira a constituirse
como tal pueblo. Quien dice un pueblo,
dice una lengua, unas costumbres, unas esencias. De ahí a establecer la
selección de los puros hay menos de un paso, e idéntica distancia separa el
filtro selector de la exclusión de quienes no se ajustan a la imagen uniforme, obligatoria” [pp. 57-58].
Héctor Abad
“Les dije exactamente eso, que yo era dos, y que a veces era Héctor, sobre todo en Colombia, en la pasión y la lucha política, en la agitación sin tregua de los días, y a veces era Abad, en el retiro monacal del mundo, en el silencio, en el ensimismamiento, aquí, lejos de todo. Siento que en ese péndulo se me va la vida, y siento que ese péndulo describe muy bien nuestro ejercicio como escritores: enajenarse, ensimismarse. Enloquecerse en el campo de batalla del mundo (las bombas de ETA, los disparos de los paramilitares y los secuestros de la guerrilla, nuestra indignación y nuestro dolor, nuestra locura), luchar así sea contra semidioses que nos van a matar, y luego encerrarse, enclaustrarse en una celda, luchar tan solo con lo que esconde -ese misterio- detrás de las duras paredes del cráneo, y en ese proceso mental producir algo, dejar que las palabras digan lo que no pueden decir nuestros actos” [p. 86]
“Les dije exactamente eso, que yo era dos, y que a veces era Héctor, sobre todo en Colombia, en la pasión y la lucha política, en la agitación sin tregua de los días, y a veces era Abad, en el retiro monacal del mundo, en el silencio, en el ensimismamiento, aquí, lejos de todo. Siento que en ese péndulo se me va la vida, y siento que ese péndulo describe muy bien nuestro ejercicio como escritores: enajenarse, ensimismarse. Enloquecerse en el campo de batalla del mundo (las bombas de ETA, los disparos de los paramilitares y los secuestros de la guerrilla, nuestra indignación y nuestro dolor, nuestra locura), luchar así sea contra semidioses que nos van a matar, y luego encerrarse, enclaustrarse en una celda, luchar tan solo con lo que esconde -ese misterio- detrás de las duras paredes del cráneo, y en ese proceso mental producir algo, dejar que las palabras digan lo que no pueden decir nuestros actos” [p. 86]
martes, 21 de marzo de 2017
La espina del gato
LA ESPINA DEL GATO
Yolanda Regidor
Córdoba, Ed. Benerice, 2017, 297 págs.
Nacida
en Cáceres en 1970, Yolanda Regidor es licenciada en Derecho y formadora
ocupacional, además de trabajar como asesora jurídica y docente en proyectos de
inserción sociolaboral. Como escritora, su primera novela fue La piel del camaleón, acogida con
críticas favorables. Le siguió Ego y yo,
ganadora del premio Jaén de Novela de 2014, novela que la confirmó como una de
las trayectorias literarias jóvenes más consolidadas.
Ahora,
la editorial cordobesa Benerice publica La
espina del gato, su tercera novela, en que una narradora anónima, ya en su
ancianidad, hace recuento de su vida mientras espera reencontrarse en una
cafetería con el hombre a quien ha amado en silencio durante décadas,
pues en una encrucijada de su vida tomó un rumbo equivocado que la llevó a un
matrimonio sin amor. Los recuerdos saltan de un modo natural de unos momentos a
otros de su vida, pero se detienen, de modo preferente, en los tres años de
guerra civil, desde el asalto al Cuartel de la Montaña, que impulsará al padre
a alistarse en las milicias (la primera pérdida) hasta el Desfile del Día de la
Victoria, que marcará un quiebro en la vida de la niña. Con este regreso al
pasado, la narración saltará a un registro infantil con que se recuerdan
aquellos años convulsos, uno de los aciertos de la narración, pues la
perspectiva de la niña, llena de candor, ingenio y humor, nos obliga, como
lectores, a participar constantemente en la construcción de su sentido (esto
es, a reinterpretar los episodios que la niña, desde su experiencia infantil, cuenta
pero no siempre interpreta acertadamente).
Varios
escritores han repetido la idea de que la literatura (en especial, la
narrativa) recoge la vida privada de las naciones. La espina del gato contiene un capítulo de esa “historia privada”
de la España cainita del siglo pasado, confirma que las guerras siempre las
pierden los mismos (en este caso, los más desfavorecidos y las clases medias
que aspiraban al bienestar y a la paz) y acentúan, de forma trágica, el
convencimiento de que vivir es asistir impotente a un repertorio de pérdidas,
como evidencia el contraste entre la niña del arranque de la narración, arropada
por sus padres y sus cuatro abuelos, con la anciana completamente sola del
desenlace.
Pero por
encima del valor testimonial de la narración (situada en un Madrid “numantino”
pormenorizadamente documentado) sobresale, para este lector, además de una
prosa madura, atenta a los más sutiles matices, su valor existencial que indaga
en la condición humana zarandeada por el ventarrón de la historia y a una
insatisfacción que no cesa (la “espina del gato”). Impulsada por una frase de
su padre (de una carta enviada desde el frente de Guadarrama, “Aquí todo el que
sabe escribir, escribe”), la narradora concluye su evocación diciendo: “Y
decidí escribirlo. Escribirlo mientras espero”.
Reproducimos un fragmento de una secuencia, como muchas otras,
protagonizada por mujeres (los hombres están en el frente).
“La
guerra acabaría, papá no iba a tardar en volver y entonces, brindaríamos con
champán. Mamá me pondría el vestido de flores rosas, mi favorito, el que me
hizo con los patrones y la ayuda de Luisa, nuestra vecina, que “tiene unas
manos que si tuviese gusto se habría hecho rica”.
-Dale dos centímetros más
–dijo mi madre con la voz que pone siempre cuando juega conmigo a las princesas-
que luego, cuando menos te lo esperas, dan el estirón y todo les queda pequeño.
-Sí, y sobre todo porque
no sabemos cuándo ni cómo acabaremos… si es que salimos vivas de esta- replicó
Luisa mirándola de reojo por encima de los lentes. Quizá era la primera vez que
yo veía esa expresión, ese gesto sibilino de la gente que disfruta tajando
cualquier atisbo de alegría ajena, pues desde entonces pude identificarlo e
identificar, con él, a las malas personas.
Mi
madre bajó de nuevo la vista a la pieza de tela estampada con flores rosas que
tenía en el regazo y respondió ya con el tono de siempre, en voz muy baja: “Sí,
sobre todo por eso”. Y ese susurro continuó repitiéndose en mi cabeza como si
sus palabras cayesen y cayesen a un pozo sin fondo. Vi cómo su rostro se
apagaba y la sala y el mundo entero se oscurecía por la falta de luz. Todo
quedaba en silencio; un silencio que también era oscuro. Es entonces, mientras
me acompaña esa tiniebla, cuando nuestra vecina Luisa se convierte en “la Luisa”,
y yo odio a la Luisa, esa mujer sin gusto. Ha entristecido a mi madre, Dios
sabe por qué de tal forma, pero a mí no me importan las razones; yo he de vengar
el quebranto.
-Luisa, y a ti ¿por qué no
te gustan las cosas?
-¿Qué cosas?
-Las cosas, todas. No te
gustan las cosas porque no tienes gusto –dije con el tono de las princesas-. Si
lo tuvieras, serías rica. Pero no lo tienes.
Mi
madre, con la boca abierta, no daba crédito a lo que acababa de escuchar, y la
Luisa, que empezó a iluminar de nuevo la estancia con el arrebol de sus
mejillas, me preguntó, con deje contenido, que quién me había dicho eso. Mi
madre se apresuró a contestar por mí:
-Son cosas de niños,
mujer. Ya sabes, oyen esas cosas en la calle y luego las repiten como loros.
[pp. 18-19].
martes, 14 de marzo de 2017
Un extremeño en la Persia del siglo XVII
UN
EXTREMEÑO EN LA PERSIA DEL SIGLO XVII
Nuevos
testimonios de la embajada de Don García de Silva y Figueroa (1614-1624)
José
María Moreno González y Carlos Martínez Shaw
Badajoz,
Diputación Provincial, Col. Historia, 2016, 339 págs.
Doctor en Historia, José María Moreno
González es, entre otros cometidos, encargado del Archivo Histórico Municipal
de Zafra, Director del Centro de Estudios del Estado de Feria y codirector de
la revista Cuadernos de Çafra. Autor
de numerosas publicaciones, su último estudio lleva por título Educación y Cultura en una villa nobiliaria,Zafra (1500-1700), su tesis doctoral (dirigida por Luis Gómez Canseco). Por su parte, Carlos Martínez Shaw (Sevilla, 1945) es catedrático de Historia Moderna de la
Universidad Nacional de Educación a Distancia y académico de número de la Real
Academia de la Historia. Profesor visitante en numerosas universidades
extranjeras y autor de numerosos libros de su especialización, su trayectoria
le ha hecho acreedor de numerosos galardones y reconocimientos.
Ahora, el Departamento de Publicaciones de la Diputación de Badajoz publica Un
español en la Persia del siglo XVII, que analiza “la aventura diplomática
emprendida por don García de Silva y Figueroa, a raíz de su nombramiento por Felipe
III como embajador ante el shah Abbas”. Tras detenerse en sus ascendientes,
nacimiento y primeros años, los autores se centran en el desarrollo de la embajada, al
tiempo que el capítulo III estudia y reproduce el Libro diario de gastos del embajador (1619-1620), cuyas anotaciones
“dan inicio [en Isfahán] el 1 de enero de 1619 y terminan el 29 de mayo de 1620,
cuando la legación ya ha alcanzado la ciudad de Goa". La entrevista decisiva con
el emperador persa se producirá el 2 de agosto de 1619, durante dos horas y
constituirá una severa decepción para don García, quien morirá en el viaje de
regreso, pues los intereses de España y Persia no permiten consolidar
alianza alguna.
“Según las conclusiones del shah Abbas, en primer lugar los cristianos han dejado solos a los persas contra los turcos, por lo que la alianza no tiene ninguna base sólida. Segundo, no hay ni que mencionar la ocupación de la isla de Bahrein, que en ningún caso será restituida al dominio portugués. Tercero, la amenaza de Ormuz es cierta, puesto que pertenece a un rey sunní y debe pasar al dominio de un rey shií, al margen de que debe cancelarse el vasallaje a que sus soberanos son sometidos por el capitán del presidio lusitano. Cuarto, no hay tampoco nada que decir de la presencia inglesa en la corté safaví, que va a continuar a conveniencia del emperador. Quinto, no hay mucho que añadir a la consentida presencia de misioneros católicos en tierras persas” [pp. 250-251]
“Según las conclusiones del shah Abbas, en primer lugar los cristianos han dejado solos a los persas contra los turcos, por lo que la alianza no tiene ninguna base sólida. Segundo, no hay ni que mencionar la ocupación de la isla de Bahrein, que en ningún caso será restituida al dominio portugués. Tercero, la amenaza de Ormuz es cierta, puesto que pertenece a un rey sunní y debe pasar al dominio de un rey shií, al margen de que debe cancelarse el vasallaje a que sus soberanos son sometidos por el capitán del presidio lusitano. Cuarto, no hay tampoco nada que decir de la presencia inglesa en la corté safaví, que va a continuar a conveniencia del emperador. Quinto, no hay mucho que añadir a la consentida presencia de misioneros católicos en tierras persas” [pp. 250-251]
lunes, 13 de marzo de 2017
Javier Azpeitia en el Aula Guadiana
El pasado viernes, el narrador y editor Javier Azpeitia (Madrid, 1962) visitó Don Benito, en donde asistió a una charla con alumnos del IES Cuatro Caminos, del IES Donoso Cortés y del Colegio Claret. Por la noche, en la Casa de Cultura intervino en un acto abierto a todo el público seguido de una animado coloquio con los asistentes, en que, entre otros asuntos, dejó patente su vocación tanto por el ejercicio de la escritura como por la tarea de la edición, oficio sobre el que gira su última novela (El impresor de Venecia. Barcelona, Tusquets 2016), que comentó ampliamente.
miércoles, 8 de marzo de 2017
Fiestas extremeñas
FIESTAS EXTREMEÑAS
Marciano Curiel Merchán
Badajoz, Diputación Provincial, Col. Raíces,
2016, 137 págs.
Edición, introducción y notas de Pilar Montero
Curiel y María Luisa Montero Curiel.
Pilar Montero Curiel y María Luisa Montero
Curiel son profesoras titulares de Lengua Española en el Departamento de
Filología Hispánica y Lingüística General de la Universidad de Extremadura.
Autora de artículos sobre dialectología española y de la monografía El extremeño, Pilar se doctoró en 1993
con un estudio sobre “El habla de Madroñera”, de donde proceden sus libros Vocabulario de Madroñera y El habla de Madroñera. Por su parte, María Luisa
defendió su tesis doctoral en 1996 (“La prefijación negativa en español”) y ha
publicado el libro La prefijación
apreciativa en español.
Nietas
de Marciano Curiel (Garganta la Olla, 1892-Trujillo, 1947), ambas han editado
conjuntamente el estudio El léxico animal
del Cancionero de Baena y los libros de su abuelo, Cuentos extremeños (2006) y Juegos infantiles de Etremadura (2012).
Ahora
el Departamento de Publicaciones de la Diputación de Badajoz publica Fiestas
extremeñas, un trabajo inédito hasta hoy, que recoge celebraciones festivas
cacereñas de las localidades con las que el folklorista, maestro de profesión,
estuvo vinculado estrechamente, “su pueblo natal, Garganta la Olla, en la Vera
de Plasencia, y dos de los municipios cacereños en los que ejerció las tareas
docentes, Madroñera (1917-1934) y Trujillo (1934-1947). De Ceclavín procede una
selección de cantares festivos anotas por Marciano Curiel a principios de 1932
cuando visitó la ciudad como guía de Kurt Schindler, el musicólogo berlinés
afincado en Nueva York que recorrió varias regiones de España con la idea de
realizar la primera recopilación sonora de la música popular española” [p. 10].
Reproducimos un fragmento que describe una de estas festividades
populares de su pueblo natal.
“LOS SANTOS
Ha
llegado el otoño. Las camaretas, sobrados, camellotes y sequeros de este
fertilísimo rincón verato están pletóricos como prometido anuncio de abundancia
y bienestar para pasar el invierno.
En
esta tierra favorecida todos tienen algo, todas las casas tienen su pequeña pitarra
y en todas se hace ese riquísimo néctar, bebida de dioses, que por eso se llama
gloria (mosto de uva sin fermentar al
que se adicionan manzanas, melocotones, anís, canela, café, y que es una
verdadera ambrosía). Por estas clásicas camaretas, los rincones están hasta el
techo llenos de patatas, manzanas, higos pasados, nueces y castañas. De las vigas
de los techos cuelgan racimos de uvas y ristras de ciruelas. Orejones y mojiles […] Saben muy bien esto los
monacillos (monaguillos) y los amigos de estos, que por los Santos son muchos.
Unos y otros, la víspera de los Santos y el mismo día por la mañana, salen en
alegre pandilla a pedir por las calles. No hay casa, por humilde que parezca o
sea, que no sufra la acometida de estos simpáticos pedigüeños. Hay que sacar
algo de todos. El alegre tintineo de una campanilla, con su argentino son, avisa
al vecindario de que la alegre compañía de monacillos efectivos y honorarios se
acerca. Ya llegan a las casas y anuncian a coro su llegada. Con sus infantiles
voces cantan a voz en grito llenos de engreimiento por el papel que van
representando. ¿Quiénes van a negar nada a los que piden diciendo que son
ángeles? Y cantan con entusiasmo:
Ángeles somos,
del cielo venimos,
a pedir algo
para los Santos,
higos y castañas,
nueces y manzanas,
jarros de vino
y torreznos de tocino” [pp- 124-125].
lunes, 6 de marzo de 2017
Javier Azpeitia en Don Benito
El próximo viernes, 10 de marzo, visita Don Benito, invitado por el aula Guadiana, Javier Azpeitia que hablará de su obra en el salón de actos del IES Donoso Cortés a alumnos de bachiller de este centro, del IES Cuatro Caminos y del Colegio Claret. Por la tarde, a las 20,00 horas, intervendrá en la Casa de Cultura de Don Benito en un acto abierto a todo el público.
Javier Azpeitia (Madrid, 1962) es un
escritor, editor y filólogo español. Ha tenido una experiencia profesional
variopinta (ente otras cosas como profesor, guía turístico, guionista,
corrector de estilo o documentalista).
Ha sido subdirector de la editorial Lengua de Trapo y director de 451 Editores. Es profesor del Máster en Escritura
Creativa de Hotel Kafka,
y tutor en el Máster en Edición de la Universidad de Salamanca. En 2015 fue
comisario de la exposición 500 años sin Aldo Manuzio,
realizada por la Biblioteca Nacional de España, y participó en la muestra La
fortuna de los libros, del Museo Lázaro Galdiano, donde uno
de los incunables aldinos tuvo gran protagonismo.
Comenzó su carrera literaria en 1989 con Mesalina, a la que siguieron Quevedo (1990); Hipnos (1996, premio Hammett de Novela Negra y llevada al cine por el director David Carreras); Ariadna en Naxos (2002); Nadie me mata (2007). En 2016 publica El impresor de Venecia, su última novela (Tusquets). Sus novelas han sido traducidas al francés, al italiano, al ruso y al griego. Pertenece a la generación de Rafael Reig y Antonio Orejudo, con quienes comparte una visión innovadora de la literatura.
Comenzó su carrera literaria en 1989 con Mesalina, a la que siguieron Quevedo (1990); Hipnos (1996, premio Hammett de Novela Negra y llevada al cine por el director David Carreras); Ariadna en Naxos (2002); Nadie me mata (2007). En 2016 publica El impresor de Venecia, su última novela (Tusquets). Sus novelas han sido traducidas al francés, al italiano, al ruso y al griego. Pertenece a la generación de Rafael Reig y Antonio Orejudo, con quienes comparte una visión innovadora de la literatura.
A medias con el tiempo
A MEDIAS CON EL TIEMPO
Ángel Manuel Silva
Sevilla, Ediciones En huida, 2017, 67 págs.
Nacido
en Badajoz en 1963, Ángel Manuel Silva es crítico literario, narrador y poeta.
Sus trabajos han visto la luz de forma asidua en el diario Hoy y en la revista Catedra
Nova. Ha publicado poemas y relatos en distintas ediciones de El vuelo de la palabra, así como dos
poemarios: Hasta luego siglo XX
(monográfico de la revista Catedra Nova,
nº 20, diciembre de 2004) y Los mensajes
perdidos (Badajoz, Diputación Provincial, 2015).
Ahora
la editorial sevillana En huida publica
A medias con el tiempo, un poemario
dividido en dos bloques: “Antología y épica de la memoria”, cuyo tema es la
niñez (la escuela, los sueños, las primeras lecturas) y “Vaivenes de amor”, con
esta emoción como motivo nuclear.
Reproducimos la composición de cierre del libro, en que late el
intenso deseo de revivir los días gozosos de la niñez.
EPÍLOGO
En Nogales
A
mi padre
Ando
buscando un niño en mi desvelo…
Jesús Delgado Valhondo
Necesitabas verlos.
Todas las primaveras
tenías que volver
para buscarlos.
¿Dónde estarán los niños
que corrían alegres
por la sierra?
¿Estarán con la flor
de las adelfas
adornando el perfil
de la rivera?
¿Imitando los trinos
de los pájaros
seguirán expoliando
la alameda?
¿Andarán buscando
alguna fruta
que llevarse a los labios
o sus ojos inmensos
amenazan las matas
del espárrago?
Yo también he buscado
a aquellos niños
que corrían alegres
por el campo,
y he escuchado sus risas,
sus amores, sus juegos,
y sus cantos:
-¡Hay un
loco muy cerca
del castillo!
-¡Hay un loco
debajo de aquel árbol!
¿Es locura
buscar lo que no existe
o perder la esperanza
de encontrarlo?
domingo, 5 de marzo de 2017
Palmera
Cuando voy a ver a mi madre a La Codosera y
entro en el patio siempre veo la palmera que ya no puedo ver (hubo que talarla
porque a una vecina le molestaba al amanecer el arrullo de una pareja de
tórtolas que había anidado en su copa) y recuerdo los versos de Miguel
Hernández de Perito en lunas, que,
como las demás octavas del libro, me atraen tanto por lo que entiendo como por
lo que no comprendo.
Anda, columna, ten un
desenlace
de surtidor. Principia por
espuela.
Pon a la luna un
tirabuzón. Hace
el camello más alto de
canela.
Resuelta en claustro,
viento esbelto pace,
oasis de beldad a toda
vela
con gargantillas de oro en
la garganta:
fundada en ti se iza la
sierpe, y canta.
sábado, 4 de marzo de 2017
De libros y hombres
DE LIBROS Y HOMBRES
Miguel Torres López de Uralde
Badajoz, Diputación Provincial 2016, 94 págs.
XXXV Premio Felipe Trigo de Narración Corta.
Nacido
en Málaga en 1966, Miguel Torres López de Uralde comenzó su carrera literaria tras conseguir el premio de
cuentos Ignacio “Aldecoa en 1999. Desde entonces ha publicado varias novelas
avaladas por numerosos premios: Pantalones
cortos (Ed. Arguval, 2002), El pintor
de las palomas (premio Casino de Lorca de 2005), Escucha mi silencio (premio Ciudad de Barbastro de 2006), Los que esperan (premio Juan Pablo
Forner, de 2008), Sintecho (premio
Vargas Llosa de 2012), La noche de los
gatos (premio Gabriel Sijé), No sé
quién eres (premio Tristana de Novela Fantástica, publicado por Menoscuarto
en 2013) y La belleza (premio
Francisco Ayala de 2015).
Ahora,
el Departamento de Publicaciones de la Diputación Provincial de Badajoz publica
De libros y de hombres, narración con
que consiguió el pasado año el XXXV premio Felipe Trigo en la categoría de
novela corta.
Narrada en primera persona y ambientada en la España de los años sesenta,
la del desarrollo económico que no impidió una masiva emigración a Europa, la
trama de la novela traza, con una prosa sobria y elegante, el itinerario de un
lector compulsivo y cervantino, perdido en un enloquecido laberinto de papel
que lo aísla de todos, una vocación que heredará resueltamente el hijo menor (y
narrador de la tragedia paterna) una vez que descubra la nobleza de su empeño.
“Les
cuento todo esto no porque piense que pueda tener algún interés para ustedes
sino porque lo tiene para mí, ya que esta es mi historia y es también la
historia de mis primeros años de vida, de mis sueños, de mis imaginaciones y
mis realidades. Y también porque mi padre sostenía que lo que interesa a un
solo hombre interesa también a toda la humanidad. Por eso existen los libros,
decía, y por eso existe la comunicación, por eso la gente se hace preguntas e
investiga, por eso se cuentan historias, por eso los hombres razonan y piensan
y luego lo plasman todo en un texto, para que quede constancia de su inquietud,
de sus miedos, de sus amores. Porque todo ser tiene derecho a un libro o porque
todo ser es un libro en sí mismo: un hombre, un animal, una planta o una
piedra, una nube pasajera o una ráfaga de viento, el suspiro inaudible de un
pájaro o el llanto ensordecedor de un niño. Decía mi padre que el mundo es una
inmensa biblioteca donde el número de libros escritos es muy inferior al número
de libros no escritos, y que por más volúmenes que se puedan escribir a lo
largo de la historia de la humanidad
siempre será mayor el número de libros aún pendientes de ser escritos que los
ya redactados, corregidos, publicados y leídos”. [pp. 10-11].
XV PREMIO INTERNACIONAL DE POESÍA EXPERIMENTAL
XV PREMIO INTERNACIONAL DE POESÍA EXPERIMENTAL
Badajoz, Diputación Provincial, 2016
Presentación de Michel Hubert Lépicouché
Acaba
de ver la luz el catálogo del XV Premio Internacional de Poesía Experimental
convocado por la Diputación Provincial de Badajoz. En el texto de presentación
(“El humo de dragón. Consejos a jóvenes poetas experimentales con digitalitis
aguda”), Michel Hubert Lépicouché considera que “la poesía experimental hunde
sus raíces en la sorprendente (para su época) escenificación de las palabras del
Golpe de dados de Mallarmé y, años
más tarde, en los collages dadaístas y los Caligramas
de Apollinaire. Pero, ¡ojo!, en cualquier caso se trató de una ruptura solo
formal, sin alterar en ningún momento su esencialidad. De pronto la conquista
de la inconquistable poesía pareció posible con el arte del collage a base de
manipulación de todo tipo de elementos: palabras, dibujos, objetos encontrados,
fotografías, música elaborada con diversas combinaciones de vocales (poesía
dada) silencio zen (discípulos de Jonh Cage), truenos y relámpagos Fluxus, etc.
Técnicas mixtas que al complementarse enriquecen visualmente la composición del
poema, otorgándole distinta densidad formal, corporeidad, calor matérico, es
decir, un original, un original sustituto de la proverbial “carne” de las
palabras poéticas” [p. 15]
Reproducimos la obra ganadora, El gran teatro del mundo de Paco Vila Guillén, sobre la que Michel Hubert comenta “me parece un poema logrado por las
razones siguientes: utiliza para su discurso un objeto encontrado,
concretamente, un fragmento fósil de la técnica de la escritura: el teclado de
una máquina de escribir desbancada precisamente por el carácter numérico de las
nuevas tecnologías que están creando una nueva academia artística muy
excluyente de las demás técnicas [y] hace alusión al espectáculo, que ha
convertido el mundo en un gran teatro de farsas, entretenimiento y publicidad.
La pequeñez del espectador mirando el teclado nos da la verdadera dimensión de
su estupor y desesperación ante tal espectáculo de vacuidad, de despojo del
pensamiento y del saber”.
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