lunes, 31 de octubre de 2016
viernes, 28 de octubre de 2016
Eduardo Moga en Don Benito
Iniciada
su andadura en el curso académico 2002-2003, el Aula Literaria Guadiana es una
actividad de la Asociación de Escritores Extremeños que, en la actualidad, cuenta asimismo con el apoyo de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de
Don Benito y de los centros de Enseñanza Media que participan en ella (Colegio Claret, IES Cuatro Caminos e IES Donoso Cortés). El próximo 4 de noviembre, a
las 19,30, abriremos los actos de este curso escolar con la presencia del
poeta, traductor, ensayista y crítico literario Eduardo Moga en el Museo Etnográfico de Don Benito.
Nombrado recientemente Director de la
Editoria Regional de Extremadura y del Plan de Fomento de la Lectura, Eduardo
Moga (Barcelona, 1962) es licenciado en Derecho y licenciado y doctor en
Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona. Como poeta, es autor de
los libros Ángel mortal (1994),
La luz oída («Premio Adonáis», 1996), El
barro en la mirada (1998), Unánime fuego (1999;
2ª edición, 2007), El corazón, la nada (1999),
La montaña hendida (2002), Las horas y los labios (2003),
Soliloquio para dos (2006), Los haikús del tren (2007),
Cuerpo sin mí (2007), Seis sextinas soeces (2008),
Bajo la piel, los días (2010), El
desierto verde (2011; 2ª edición, 2012), Insumisión
(Premio al mejor poemario del año de la revista Quimera,
2013; Latino Book Award,
EE. UU., 2014), Décimas de fiebre (2014),
Dices (2014) y El corazón,
la nada (Antología poética 1994-2014).
Ha
publicado, asimismo, el libro de viajes La pasión de escribil
(2013), una selección de entradas de su bitácora, Corónicas de Ingalaterra, con el título de Corónicas
de Ingalaterra. Un año en Londres (con algunas estancias en España) (2015),
y los ensayos De asuntos literarios (2004),
Lecturas nómadas (2007), La poesía de Basilio Fernández: el
esplendor y la amargura (2011) y La disección
de la rosa (2015). Ha codirigido la colección de poesía de
DVD ediciones desde 2003 hasta 2012. En la actualidad, mantiene el blog Corónicas de Españia.
jueves, 27 de octubre de 2016
Introducción al simboanálisis
INTRODUCCIÓN AL
SIMBOANÁLISIS
Nuevas formas de
leer e interpretar la realidad
Rodrigo Argüello
Bogotá, Net
Educativa, 2013, 107 págs.
Filólogo de la Universidad Nacional y
Magister en literatura de la Universidad Javierana de Bogotá, Rodrigo Argüello
es en la actualidad profesor de la Universidad Tecnológica de Pereira. Sus
numerosos trabajos académicos (Estética y
comunicación, Imago mundi, Los niños hidropónicos, Ciudad Gótica, Entre la
espada y la palabra, Las proyecciones de Prometeo, Los destinos virtuales de la
palabra, El lector como cazador de sentidos…) están relacionados con la
ciudad, la estética, los nuevos medios y los aspectos semióticos y simbólicos de
los fenómenos de la cultura.
Introducción
al Simboanálisis propone un nuevo método de “leer, interpretar y comprender
el mundo concreto, así como el mundo imaginado (o re-presentado)”.En el
siguiente fragmento, el escritor describe la tarea que le compete al analista
simbólico:
“El simboanálisis –y, por tanto, el analista simbólico- lee en la realidad los signos-síntomas-y-símbolos que la constituyen. Trata de ver, de manera profunda, la incidencia simbólica de un fenómeno, de tal manera que pueda confirmar los mitos, las creencias, los deseos, “los sistema de pensamiento”, los universos cognitivos; como también puede ayudar a desmitificarlos, cambiarlos o modificarlos, si es el caso. En este sentido, también ayuda a descifrar el código (o ADN) cultural de cualquier comunidad, colectivo o nación”. [p. 65]
miércoles, 26 de octubre de 2016
El espejo
EL ESPEJO
Urbano Pérez
Sánchez, Hilario Jiménez Gómez y David Matías [Dres]
Badajoz, AEEX / Diputación
Provincial, 2016, 117 págs.
Presentación de
Juan Ramón Santos
Acaba de ver la
luz, tras un prolongado silencio, el número ocho de El espejo, la revista de la Asociación de Escritores extremeños,
con el apoyo de la Diputación Provincial de Badajoz. En el texto de
presentación, el presidente, Juan Ramón Santos, recuerda que “en estos años
mucha son las voces que han ido irrumpiendo en el panorama literario extremeño,
y por eso hemos considerado oportuno aprovechar esta entrega de la revista para
llevar a cabo una amplia ‘Radiografía de la literatura joven en Extremadura’,
que cuenta con la colaboración de hasta diecinueve escritores nacidos a partir
de 1980 y vinculados, de un modo u otro, a nuestra región, y que son, a fin de
cuentas, los llamados a tomar, en el futuro el relevo de la asociación” [p.5]
El volumen, con portada y contraportada
diseñadas pulcramente por Juan Ricardo Montaña, se abre con un artículo de
Antonio Colinas dedicado a Cáceres (texto que obtuvo el VIII Premio Internacional de Periodismo de la Fundación Mercedes
Calles y Carlos Ballestero), al que siguen colaboraciones de Fernando Alcalá,
C. L. Andrada, Anaïs Ávila, Álex Chico, Alberto Escalante Varona, Nat Fernández
Pulido, Francisco Fuentes, Carlos García Mera, , Alberto Guirao, Luis Leal, Patricia
Luna, David Matas, Nicolás Paz, Víctor Peña Dacosta, Fernando Pérez Fernández,
Urbano Pérez Sánchez, Mario Quintana, Antonio Rivero Machina y Gabino Sánchez
Llamazares.
A este bloque sigue una
oportuna entrevista con Eduardo Moga, nombrado recientemente Director de la
Editora Regional de Extremadura y un apartado titulado "Notas de
lectura" que incluye reseñas de Manuel Neila, Víctor M. Jiménez Andrada,
Fermín Herrero, Juan Carlos Mestre, Juan Ramón Santos, Fernando L. Muñoz Monzú,
Faustino Lobato Delgado. Antonio Salguerio Carvajal, Javier Morales y Luis Sáez
Delgado. Los libros analizados son: Aforismos
contantes y sonantes (edición de Manuel Neila), De Dioses y Olvidados de Vicente Rodríguez Lázaro, De la noche a los espejos de Hilario
Jiménez Gómez, El novio de Betty Boop
de Tomás Pavón, Madre de José Cercas,
Nemo de Gonzalo Hidalgo Bayal, ¿Olvidarás mi nombre? de Gabino Sánchez
Llamazares, Pajarito ciego de José
Manuel Sito Lerate, La memoria encendida
de Eladio Méndez, Vino y pólvora de
Susana Martín Gijón, Mercado de abastos
de José Manuel Vivas y Oeste en mi poesía
de Pureza Canelo.
Reproducimos uno de los poemas
incluidos en el libro de Carlos García Mera titulado “Akashá” (término
sánscrito que significa éter, cielo), dedicado a Santiago Castelo.
AKASHÁ
Tú habitarás la casa ahora.
Todo lo que un día aquí se hizo presente será tuyo.
¿Ves aquella puerta?
Ábrela.
Dime si no encuentras en esa habitación
algún atisbo de lo que fuimos,
de lo que serás...
Ven, pasa por aquí.
¿Recuerdas cómo se nos escapó el verano
en mitad de una tormenta,
cómo el agua golpeaba los cristales?
Aún podemos oírnos reír en torno al vino
sentados en los sillones de la galería.
¡Qué juventud la vuestra!
Ahora se acerca la noche,
viene transparente y oscura.
Apaga las velas por última vez
y déjame aquí,
tumbado en mi butaca
quiero ver las estrellas.
(De Aire por aire. A Santiago
Castelo; VV.AA., 2015)
Simón quiere perder un año
SIMÓN QUIERE
PERDER EL AÑO
Irene Vasco
Bogotá,
Panamericana Editorial, 2010, 45 págs.
Ilustraciones de
Patricia Acosta
Nacida en 1952,
Irene Vasco lleva más de veinticinco años escribiendo para niños y publicando
en editoriales de Colombia, México y Brasil. En 2010, la editorial panamericana
publica Simón quiere perder el año,
ilustrado por Patricia Acosta, profesora en la Universidad de los Antes. En su
trama, Simón, el mejor alumno de la clase siente un profundo desconcierto
cuando considera que si aprueba el curso la señorita Rosalía dejará de darle
clases.
“Y con el mismo empeño con que se había
convertido en el primero de la clase, Simón se puso en la tarea de convertirse
en el peor del salón.
Hablaba en fila, comía en clase, arrugaba las
hojas de los dibujos, se equivocaba en las recitaciones. Un día incluso quiso
decir una mala palabra frente a la ‘seño’ Rosalía, pero se le atragantó en la
garganta.
A Simón le dolía hacerse el malo. Aunque le
dolía, aprendía rápido. Dos o tres veces a la semana se hacía castigar, se
negaba a recitar la lección o simplemente decía que no había hecho la tarea.
Pronto terminaría el año, Simón lo perdería y después de las vacaciones podría
regresar a su puesto con la ‘seño’ Rosalía y su olor a naranja dulce frente a
él durante un año completo” [pp. 18-19]
lunes, 24 de octubre de 2016
Echar las cartas
ECHAR LAS CARTAS
antecedido
de
DIARIO DE LA
ERRANCIA
Samuel Vásquez
Popayán
(Colombia), Gamar Editores, 2015, 81 págs.
Nacido en Medellín en 1949, Samuel Vásquez
fue cofundador y curador de la Bienal de Arte de Medellín y comisario de la
Bienal de Pintura de Montevideo, fundador y director del Taller de Artes de
Medellín y cofundador de la revista de poesía Prometeo así como organizador del
Festival Internacional de poesía de Medellín. Paralelamente, Samuel Vásquez ha
creado una obra literaria que se ha diversificado en poesía (Las palabras son puentes que nos separan,
Gestos para habitar el silencio….), el teatro (Técnica mixta, El bar de la calle Luna, Negret o la imaginación o El
sol negro, premio nacional de dramaturgia) y el ensayo (Erratas de fe, Antonio Samudio, Trazas en el
viento).
El año pasado Gamar Editores publicó dos de
sus poemarios, que se abren con un texto prologal, reproducido también en la
contraportada del volumen, que contiene un auténtico “autorretrato literario”.
BIOGRAFÍA NO
AUTORIZADA
“Soy este enigma
que tiembla entre mis manos. Soy silencio que escucha el relamo del agua. Soy
herida de luz que no sangre ni se estanca. Soy ese que se niega a dormir fuera
de su sueño. Soy el que llega tropezando de la ceguera de su palabra. Soy ese
que sabe que mañana es un ardid. Soy el que huye para encontrar un sendero. Soy
el que no posee hacienda ni mandato, y no acepta patrones ni obediencia. Soy el
que se niega a habitar la palabra que se instala. Soy el que sabe que la poesía
es lo inesperado, que nada a la esperanza adeuda y ninguna esperanza engendra.
Soy el que aprecia la valentía del grito y el valor del silencio. Soy el que
hace de la ausencia un activismo. Soy el que comprende que el hombre es un
pedazo, una pequeña muestra. Soy el que amanece mordido por los sueños. Soy el
equívoco que incendia lo que sabe y canta temperado lo que ignora. Soy aquel
que se aleja para acercarse a ti.
Soy
ese que sabe que la caída es necesaria para que nazca el grito.
El superburro y otros héroes
EL SUPERBURRO Y
OTROS HÉROES
Triunfo
Arciniegas
Bogotá,
Panamericana Editorial, 2006, 78 págs.
Ilustraciones de
Jorge Moreno Fierro
Nacido en Málaga (Colombia) en 1957, Triunfo Arciniegas realizó numerosos trabajos de supervivencia hasta dedicarse a la
enseñanza, primero como maestro y, más tarde como profesor de universidad. En
la actualidad, Arciniegas es uno de los más reconocidos autores de literatura
infantil dentro y fuera de Colombia, desde La
silla que perdió una pata y otras historias (1998) hasta La casa de chocolate (2009), un terreno
en el que ha logrado numerosos reconocimientos y le ha permitido dedicarse por
entero a la creación literaria. Alternando géneros como el cuento, la novela,
el teatro y la poesía, Arciniegas ha recibido el VII premio Enka de literatura
infantil, el premio Comfamliar del Atlántico de 1991, el premio nacional de
literatura de Concultura de 1993 y el premio nacional de dramaturgia para la niñez
de 1998.
En 2006 la editorial Panamericana publicó la
tercera edición de El superburro y
otros héroes, una compilación de relatos infantiles repletos de fantasía,
ingenio y humor. En ella conocemos al burro cuyo afán de mejora lo llevará a la
presidencia de la república, al sapo que siente una fascinación, letal para él,
por la serpiente, a Juan Bobo a quien todos recurren cuando pierden algún
objeto, al niño que se tragaba la oscuridad, a la pulga que llevó a un hombre
al trono del reino… Reproducimos al apertura de “El Caballero de la Almohada”,
un viejo excéntrico que no acaba de entender el porqué de su existencia (“A mí
me inventaron mal inventado: no me pusieron a hacer nada. No se sabe de dónde
vengo ni para dónde voy. Dicen por ahí que debo salvar una doncella pero ni
siquiera me han enseñado su foto. Ya estoy viejo y me siento ridículo con esta
armazón de metal que asusta a los niños y alborota a los perros”).
“En el camión del bizco Elías, sucio de
polvo y muerto de sueño, con una cabra loca que le lamía la cara, llegó el
legendario Caballero de la Almohada. El bizco Elías contó que lo había
encontrado de cabeza en el Pozo de la Virgen del Páramo de las Hermosas,
abrazado a una almohada húmeda y sucia, y lo había recogido antes de que se congelara.
Al principio creyó que se trataba de un montón de chatarra y que algún dinero
le darían en el taller de Rosalino y casi se muere del susto cuando encontró al
viejo dentro de la armadura. Le apartó el hielo de las barbas, le embutió media
botella de aguardiente y le encendió un tabaco. La cabra apareció a última
hora.
El caballero durmió tres días y tres noches
sin pausa en un escaño del parque, abrazado a la almohada, Nada pudo moverlo
para favorecerlo de la lluvia porque era como de piedra de tan duro y pesado.
Le amarraron un paraguas a la cabeza y tuvieron que protegerlo de los niños,
que le arrojaban piedrecillas para oír la música de la armadura. La cabra no se
le apartó un solo instante” [pp. 43-44]
viernes, 21 de octubre de 2016
Presentación de Alcobas de luz
Con la apertura del acto por parte de la concejal de
Cultura, Natalia Mª Blanco, y la asistencia del alcalde de Don Benito, José
Luis Quintana, presentamos ayer en la Casa de Cultura el último poemario de
Víctor Valadés, Alcobas de luz, editado
como el libro anterior (Enredada calma)
por el Departamento de Publicaciones de la Diputación de Badajoz. En un breve
coloquio y una recitación posterior, Víctor señaló las similitudes y diferencias
entre ambas obras, habló del significado de las composiciones a partir del
título del conjunto de poemas y de otros proyectos en curso. El acto fue
amenizado por las interpretaciones musicales de Joel (flauta) y Manuel Marto
(piano).
miércoles, 19 de octubre de 2016
martes, 18 de octubre de 2016
La palabra escrita en el arte colonial
LA PALABRA
ESCRITA EN EL ARTE COLONIAL
Arbey Atehortúa
Atehortúa
Pereira
(Colombia) Universitad Tecnológica, 2016, 78 págs.
Nacido en Cartago (Valle, Colombia) en 1964,
Arbey Atehortúa Atehortúa es doctor en Filología Hispánica y licenciado en Español
y Comunicación Audiovisual de la Universidad Tecnológica de Pereira en cuya
Facultad de Ciencias de la Educación imparte clases. Es autor de los libros Poesía en el desierto: sobre El desierto
prodigioso y prodigio del desierto (2008) y Narrativa de las guerras civiles, el establecimiento de un canon
(2010).
Ahora la Facultad de Ciencias de la
Educación publica La palabra escrita en
el arte colonial subtitulada “Sobres las relaciones entre pintura y código
lingüístico en el arte colonial neogranadino”,
que agrupa varios estudios sobre la relación entre imagen y literatura
“en tres textos neogranadinos: la colección de retratos dedicados a las monjas
muertas o monjas coronadas y las obras de Francisco Álvarez de Velasco y Pedro
Solís y Valenzuela” [Presentación]
Reproducimos un fragmento del segundo capítulo de libro (“El paratexto
en las monjas coronadas”).
“Santos y monjas son retratados muertos para
adornar iglesias y conventos, de modo que la muerte fuera sentida como algo
vivo y presente. Una de las expresiones más importantes en la Nueva Granada,
que plantea una relación particular entre imagen y código lingüístico, fue la
representación de monjas muertas de altos cargos en la vida conventual, que se
pintaron desde finales del siglo XVII. Estos retratos están acompañados de unas
cartelas que cumplen una función
retórica e individualizadora y representan una de las manifestaciones en La
Nueva Granada donde se superponen códigos [...] En la elección del motivo de
las monjas muertas, el artista, regularmente anónimo, expresa la mentalidad
funeraria y macabra de la Colonia. El pintor podría haber realizado el retrato
de la monja viva, tal como ocurrió con los retratos de arzobispos o virreyes,
pero obedeciendo a un gusto de la época que privilegiaba el momento de la
coronación con flores de la monja más virtuosa, las retrataba muertas. La
pintura, expuesta posteriormente en los pasillos del convento, servía como
modelo para las novicias de una vida devota y ejemplar” [pp. 19-20]
lunes, 17 de octubre de 2016
sábado, 15 de octubre de 2016
Colombia en Extremadura
En la
fotografía, algunos de los colaboradores
del acto “Colombia en Extremadura”, ya en la degustación gastronómica. En primera
fila, componentes del grupo dombenitense Caramanchos; en segunda fila, de
izquierda a derecha, Yolanda Regidor, Antonio María Flórez, Antonio Parral
(alcalde de Medellín), Domingo Álvarez (cocinero que representó a Extremadura
en el Medellín antioqueño), Juan Mª G. Navia, Mamen Navia, Natalia Mª Blanco (concejal de Cultura),
Simón Viola y Philip Potdevin, escritor colombiano invitado.
Las hijas del espino
LAS HIJAS DEL
ESPINO
Lucía Estrada
Medellín, Cobalt
Ediciones, 2006, 62 págs.
Premio de Poesía
Ciudad de Medellín, 2005
Nacida en
Medellín (Colombia) en 1980, Lucía Estrada formó parte durante cinco años de la
organización del Festival Internacional de Poesía de Medellín, pertenece al
comité editorial de la revista literaria Alhucema
y es coordinadora de Eventos Culturales en la Corporación Otraparte. Sus textos
han sido traducidos al inglés, alemán, francés e italiano y difundidos en
antologías de Colombia, Costa Rica, España, México, Chile, Perú y Venezuela. Su
trayectoria poética arranca con Fuegos
nocturnos (1997), libro al que siguieron Noche líquida (2000), Maiastra
(2004, premio nacional de poesía “Ciro Mendía”), El ojo de Circe (2006), El
círculo de la memoria (2008), La
noche en el espejo (2010, premio nacional de poesía “Ciudad de Bogotá” de
2009) y Cuaderno del ángel (2010). En
2014 vio la luz Continuidad del jardín.
Antología personal.
Las
hijas del espino, premio “Ciudad de Medellín” de 2005, aparece en Cobalt
Ediciones en 2006 (con una segunda edición en Hombre Nuevo, 2008) y reúne
cuarenta y siete poemas protagonizados por mujeres (desde Hécuba a Annabella
Byron), a menudo esposas de artistas, que componen “un cortejo de mujeres a las
que la autora les otorga como heráldica un arbusto sencillo, sin mucha alcurnia
vegetal, un pequeño árbol irrigado de espinas cuyas flores blancas aroman las
distancias” (Juan Manuel Roca, texto de solapa).
Reproducimos el poema dedicado a Clara
Westhoff, escultora y esposa de Rainer María Rilke.
CLARA WESTHOFF
Qué cercanas y
distintas
las hojas del
mismo árbol.
Crecen
silenciosas
en la
contemplación de sí,
de sus bordes,
en el trabajo
minucioso del insecto
que las hiere.
Apenas unidas
por un hilo de savia
a la corteza del
mundo,
a su naturaleza
vegetal.
El viento las
obliga a inclinarse
sobre su propia
sombra
y en el misterio
único
de ser Sauce o
Avellano,
se adhieren, se
compenetran
sin perturbarse.
Así, recibirán a
un tiempo
su gota de
lluvia,
el beso ígneo
del verano.
Caerán también
bajo la misma luz,
rodearán como
sílabas dispersas
de un mismo
alfabeto
la profundidad
de las raíces,
la grieta oscura
del tronco
que las vio
levantarse
y permanecer.
viernes, 14 de octubre de 2016
El mapa de Sara
EL MAPA DE SARA
Octavio Escobar Giraldo
Bogotá, Panamericana Editorial, 2016, 128 págs.
Octavio Escobar (Manizales, 1962) es profesor
de literatura en la universidad de Caldas y uno de los narradores colombianos
más reconocidos dentro y fuera de su país, pero también en Extremadura, que ha
visitado en varias ocasiones, donde la editorial cacereña Periférica ha publicado dos
de sus títulos, Saide (2008) y Destinos intermedios (2010), en tanto Antonio María Flórez
seleccionó El álbum de Mónica
Pont enTransmutaciones,
una antología de la literatura colombiana actual publicada por la Editora Regional de Extremadura.
Paralelamente a sus novelas (con otros títulos aparecidos en Colombia como El último diario de Tony Flowers, 1994; 1851. Folletín de cabo roto, 2007, o Cielo parcialmente nublado, 2013), el
narrador colombiano también ha publicado relatos en libros como De música ligera (1998, premio nacional de literatura
del Ministerio de Cultura) y Hotel
en Shangri-Lá (2004). Hace
solo unos días, el escritor recibió el premio Nacional de Narrativa de Colombia
por Después y antes de Dios (publicada en España por la editorial
valenciana Pre-Textos, logró el premio internacional “Ciudad de Barbastro” de
2014). En esta trayectoria, Octavio Escobar había cultivado ya literatura
infantil y juvenil (Las láminas más
difíciles del álbum recibió el premio Comfamiliar del Atlántico en 1997),
género al que pertenece El mapa de Sara,
publicada ahora por Panamericana Editorial. Alfredo, el protagonista, recibirá
una durísima lección de Sara cuando envíe a la chica un mapa con el lugar de su
primera cita (un episodio del que el chico saldrá más triste y más sabio), pero
el protagonismo de la trama corresponde a un personaje inolvidable, el tío
Pipo, situado en la frontera entre la cordura y la demencia, que “caminaba
alrededor de la fuente del patio, siempre en la dirección de las manecillas del
reloj, para darle cuerda al universo”, que colocaba las piezas en el tablero de
ajedrez según salían de la caja, pues las partidas “se volvían así mucho más
creativas”...
Reproducimos un
fragmento sobre los lugares en que se sitúa la trama, la ciudad de Manizales y
el Nevado del Ruiz, espacio este que reaparecerá en el desenlace de la
narración.
“Hace mucho debí
decir que vivo en una ciudad de la región cafetera colombiana, en el centro del
país. Se llama Manizales y está a más de dos mil metros de altura sobre el
nivel del mar. Sus atardeceres son hermosos, sus calles empinadas y sus mañanas
frías. Llueve mucho y en sus cocinas son frecuentes los olores del café, el
chocolate y la arepa, torta de maíz que a algunos turistas no les sabe a nada.
Rodeada por todos los verdes –a veces una montaña parece la sombra de la otra-,
a treinta kilómetros de distancia queda el Parque Natural de los Nevados. Desde
Manizales se ve el volcán nevado del Ruiz y el nevado de Santa Isabel. Entre los
dos está la laguna Verde Encanta, y el tío Pipo me invitó a subir allí un
sábado, para premiar mis buenas notas en el colegio y los dos goles que marqué
contra el equipo del Colegio San Luis Gonzaga.
-Iremos a uno
de los lugares más bellos del mundo –me dijo varias veces, y una tarde nos
sentamos a revisar la ruta en un mapa que buscamos en Internet”. [pp. 57-58]
jueves, 13 de octubre de 2016
miércoles, 12 de octubre de 2016
El viento sobre el agua
EL VIENTO SOBRE
EL AGUA
Santos Domínguez
Huelva,
Colección Galardón de Poesía, 2016, 58 págs.
XXXVI premio
hispanoamericano de poesía Juan Ramón Jiménez
Nacido en Cáceres en 1955, Santos Domínguez Ramos es autor de una trayectoria poética traducida a varias lenguas, recogida
en numerosas antologías y en diversas revistas europeas e hispanoamericanas y
reconocida con prestigiosos premios (entre otros, el X premio Gerardo Diego de
2004, el II premio internacional de poesía Jaime Gil de Biedma de 2005, el XI
premio Tardor de 2006, el XXXVIII premio Ciudad de Irún, el XIV premio Alegría
de 2010 o el premio Ciudad de Badajoz de 2013). Ahora, con El viento sobre el agua, consigue el XXXVI premio hispanoamericano Juan Ramón Jiménez, un poemario que, para el jurado, “conduce, a través del
simbolismo, las imágenes y el lirismo de sus poemas, hacia una naturaleza nívea
que se abre al lector como reflexión que engarza memoria y tiempo”.
Reproducimos una de las composiciones que
presenta al ser humano en los albores de la civilización, enfrentado a un universo desconocido y sobrecogedor.
EN EL CENTRO DEL
BOSQUE
Medí los
cielos; ahora mido las sombras.
Epitafio de Johannes Kepler
I
Stonehenge
Desde el oscuro
centro de la piedra
vieron las
rotaciones, los planetas,
las estatuas de
luz de las constelaciones,
cazadores
celestes y cúmulos de Pléyades.
Intuían que sus
vidas
eran parte
secreta de aquellas rotaciones,
que un hilo
oculto unía
su destino a la
unánime cadencia de los astros.
Y en el centro
del bosque erigieron un círculo,
un anillo de
piedras que predecía el eclipse.
II
Círculo de
Goseck. 5000 a. C.
Con ojos
asombrados, alguien miró una noche
manar sobre el
vacío las estrellas sin órbitas.
Alguien buscó
esa noche respuesta a sus preguntas.
Ignoraba el
hidrógeno, el espejismo de helio,
las lunas de
Saturno, los ejes de Hiperión.
Buscaba
solamente
la mediación
oscura de las sombras.
III
Dólmenes en El
Torcal.
Como una flecha
ardiente, en la cámara fúnebre
entra el rayo
primero del solsticio.
Ilumina las
losas milenarias, calienta los dinteles
que el
plenilunio enfría con su fulgor de plata.
El hombre que ha
medido los cielos y las sombras
y piedra sobre
piedra ha levantado un canto
al poderoso sol,
a la inquietante luna,
sale de aquella
oscura caverna primordial.
Lápices primos
LÁPICES PRIMOS
José A. Ramírez
Lozano
Pontevedra, OQO
Editora, 2016
Ilustraciones de
Natalie Pudalov
José Antonio Ramírez Lozano (Nogales,
Badajoz, 1950) es autor de más de setenta obras en prosa y verso, premiadas
muchas de ellas con galardones significativos (Azorín, Claudio Rodríguez, Juan
Ramón Jiménez, José Hierro, Blas de Otero, Ricardo Molina o los extremeños
Ciudad de Badajoz, Felipe Trigo o Cáceres de novela corta). Pero además de
narrativa y poesía, Ramírez Lozano ha cultivado, también en prosa y verso, la
literatura infantil y juvenil. Ahora la editorial pontevedresa OQO publica Lápices primos, un relato desbordante de
fantasía acompañado de unas bellísimas ilustraciones de Natalie Pudalov, nacida
en Niznii Novgorod (Rusia) en 1980, pero residente en la actualidad en Israel.
Reproducimos un fragmento del relato.
“Si pruebas a
escribir con una pinza,
las palabras se
quedarán colgando del renglón.
Escribe
calcetines, sábanas, camisas…
Después, saca la
página al sol y déjala secar.
Las palabras
así, limpias y soleadas, saben a madre y a
jabón de afeitar.
Cuidado con las
golondrinas:
les encanta
posarse en el hilo del renglón y hacer de puntos y de comas,
amantes como son
ellas de la ortografía.
A veces, sobre
la blancura de tus palabras sueltan un borrón que huele fatal.
¡De veras!”
sábado, 1 de octubre de 2016
Maiastra
MAIASTRA
Lucía Estrada
Medellín
(Colombia), Ed. El Propio Bolsillo, 2004, 74 págs.
Nacida en Medellín en 1980, Lucía Estrada
formó parte durante cinco años de la organización del Festival Internacional de
Poesía de Medellín, pertenece al comité editorial de la revista literaria Alhucema y es coordinadora de Eventos
Culturales en la Corporación Otraparte. Sus textos han sido traducidos al
inglés, alemán, francés e italiano y difundidos en antologías de Colombia,
Costa Rica, España, México, Chile, Perú y Venezuela. Su trayectoria poética
arranca con Fuegos nocturnos (1997),
libro al que siguieron Noche líquida
(2000), Maiastra (2004, premio
nacional de poesía “Ciro Mendía”), Las
hijas del espino (2006), El ojo de
Circe (2006), El círculo de la
memoria (2008), La noche en el espejo
(2010, premio nacional de poesía “Ciudad de Bogotá” de 2009) y Cuaderno del ángel (2010). En 2014 vio
la luz Continuidad del jardín. Antología
personal.
Maiastra
(según Mircea Eliade, ave fabulosa de los cuentos populares rumanos que asiste al
príncipe encantado en sus combates y en sus pruebas) agrupa cincuenta y siete
poemas en prosa cuya esencia es definida como el “vuelo de la imaginación a
través de la noche como símbolo y de lenguaje como aventura espiritual” […]
como el "encuentro con el sueño, con el enigma de lo legendario y con lo mítico
revelador presentes en toda época y en toda experiencia de lo sagrado, de lo
poético mismo”. Reproducimos una de estas composiciones.
XXII
Se
empieza por buscar en la memoria, en los sueños, en las distintas formas de la
luz que golpea contra el mundo. Se extiende la mirada, se contrae. He hablado
tantas veces de la lejanía, de fijar un punto y caminar hacia él sin detenerse.
¿Qué harán de ese lado? ¿Quién cantará? ¿Quién abrirá un libro, cerrará otro,
moverá una taza, guardará para siempre un cofre? Recordar esas ciudades
invisibles, suspendidas, un hombre como pocos sobrevolando lo imposible. Una
visión gloriosa por desaparecer. Todos estuvimos allí, en la construcción de
altos cristales, puentes de humo, antiguas avenidas, tiendas de color canela.
Sigo allí, sostengo un hilo que me lleva a galope; sigue, sigue, ¡qué larga la
travesía! Mi boleto cuesta lo que tres viajes. Primero una calle ancha,
iluminada, fragor de transeúntes, fantasmas, después un espasmo, faroles, las
plazas con sus recintos.
Cada tiempo, alguien reinventa las ciudades,
las que amó, las que imaginó. Somos ese tiempo. Es nuestro turno. [pp. 33-34]
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