TEORÍAS DEL ORDEN
José María Cumbreño
Edición bilingüe realizada por Ruy Ventura
Águas Santas (Maia), Edições Sempre-em-Pé, col. UniVersos, 2008, 113 págs.
A través de su colección “UniVersos”, la editorial lusa Sempre-em-Pé viene realizando una estimable tarea de ediciones bilingües, cuyos objetivos sus responsables expresan en el texto de solapa: “depois de un título grego moderno-português, a que se seguiu um segundo alemão-português, apresentamos agora un livro castelhano-português que, na sua forma actual, ainda não foi publicado na sua língua de origem [...] Esta é também, de algun modo, una forma de nos ligarmos a esse passado literário e de abrir caminho a um renascimento do interesse por literaturas vizinhas. Num ciclo histórico que hoje está a reaproximar as várias culturas da Península Ibérica, embora ainda de forma incipiente, esta edição, possível graças ao empeño e cooperação de José María Cumbreño e de Ruy Ventura, é um contributo nosso que muito nos alegra”
José María Cumbreño (Cáceres, 1972) es uno de los poetas jóvenes de voz más personal en el actual panorama literario de la región. Hasta ahora ha publicado Las ciudades de la llanura (Editora Regional, 2000), Árbol sin sombra (Algaida, 2003, premio “Ciudad de Badajoz”), Estrategias y métodos para la composición de rompecabezas (El Bardo, 2008), Diccionario de dudas (Calambur, 2009), así como el libro de relatos De los espacios cerrados (premio de narrativa breve “Generación del 27”, Fundación José Manuel Lara, 2006). Teorías del orden recoge textos de los diez últimos años agrupados en tres bloques: “Estrategias y metodos”, “Límites y progresiones” y “Teorías del orden”. Reproducimos dos textos, uno en castellano y otro en portugués:
METAMORFOSIS
Los dictadores se convierten en ex dictadores.
Los ex dictadores, en senadores vitalicios.
Los senadores vitalicios, en inofensivos ciudadanos.
Y los inofensivos ciudadanos, finalmente, terminan perdiendo la memoria.
OS BRINCOS
Punhas apenas um.
Deste-me o outro.
É uma turquesa autêntica.
Encontrei-o ontem por acaso na gaveta da mesa de cabeceira. Entre as tuas cartas.
Custou-me recordar de que cor eram os teus olhos.
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