(Diez instrumentos musicales)
Caminan hasta el extremo de la isla a la caída del sol, rojo y redondo como un globo encendido, y se sientan frente al mar acaso para revivir aquella primera cita, radiante, gozosa y feliz. Cogidos de la mano, no se preocupan de romper el silencio de la limpia noche de agosto que los envuelve en un velo mágico y delirante. Tras tocar inadvertidamente su hombro, Mario miró hacia el horizonte y vio las velas de un barco en el poniente, una imagen de una rara belleza que le provoca un bienestar pacífico y sereno.
Caminan hasta el extremo de la isla a la caída del sol, rojo y redondo como un globo encendido, y se sientan frente al mar acaso para revivir aquella primera cita, radiante, gozosa y feliz. Cogidos de la mano, no se preocupan de romper el silencio de la limpia noche de agosto que los envuelve en un velo mágico y delirante. Tras tocar inadvertidamente su hombro, Mario miró hacia el horizonte y vio las velas de un barco en el poniente, una imagen de una rara belleza que le provoca un bienestar pacífico y sereno.
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