EL ARTE DE FREÍR
PATATAS
Chelo Pineda
Pizarro
Mérida, Editora
Regional de Extremadura, 2014, 71 págs.
Prólogo de
Manuel Simón Viola
Licenciada en Geografía e Historia por la
Universidad de Sevilla, Chelo Pineda Pizarro (Villanueva de la Serena en 1970) es
autora y co-autora de numerosas publicaciones relacionadas con la Historia, el
Arte y las Ciencias Sociales locales y regionales, destacando La Guía de Villanueva de la Serena y Villanueva en el siglo XVIII. Durante seis años ha participado en el Taller de
Poesía y Relato de la Red Regional de Talleres Literarios. Además de publicar
regularmente en las antologías del taller, su textos ha parecido igualmente en El Vuelo de la Palabra: El cuento en
Extremadura 2010-2012, Los cuarenta y otros relatos en crisis (IV Premio Ediciones Beta de Relato Corto) y
en la Revista Ombligo de Ciudad
Juárez. Su primera novela (Nosotros,
hombres de todas partes, una narración histórica sobre le figura de don
Luis de Quijada, mayordomo del Emperador y tutor de don Juan de Austria) quedó
finalista del Premio Cáceres de Novela.
El arte de freír patatas, que ahora publica la Editora Regional de Extremadura en su colección Vincapervinca, reúne diez relatos que erigen “con una perspectiva femenina y un lenguaje sobrio y antirretórico, muy apropiado a la naturaleza de los episodios y de los personajes, un mundo reconocible contemplado con una mirada amable, consciente de las heridas a las que quien vive está expuesto, de la crueldad de determinadas experiencias, pero también de su carácter aleccionador. Y lo ha hecho desde una concepción artesanal de la creación literaria, como quien acomete una empresa humilde y cotidiana comparable al “arte de freír patatas” del título, pero que logra reflejar, con sus luces y sombras, la condición humana de nuestro tiempo alimentada tanto por los afanes del presente como por la nostalgia del pasado” [Prólogo, p. 19]
El arte de freír patatas, que ahora publica la Editora Regional de Extremadura en su colección Vincapervinca, reúne diez relatos que erigen “con una perspectiva femenina y un lenguaje sobrio y antirretórico, muy apropiado a la naturaleza de los episodios y de los personajes, un mundo reconocible contemplado con una mirada amable, consciente de las heridas a las que quien vive está expuesto, de la crueldad de determinadas experiencias, pero también de su carácter aleccionador. Y lo ha hecho desde una concepción artesanal de la creación literaria, como quien acomete una empresa humilde y cotidiana comparable al “arte de freír patatas” del título, pero que logra reflejar, con sus luces y sombras, la condición humana de nuestro tiempo alimentada tanto por los afanes del presente como por la nostalgia del pasado” [Prólogo, p. 19]
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