EL SUPERBURRO Y
OTROS HÉROES
Triunfo
Arciniegas
Bogotá,
Panamericana Editorial, 2006, 78 págs.
Ilustraciones de
Jorge Moreno Fierro
Nacido en Málaga (Colombia) en 1957, Triunfo Arciniegas realizó numerosos trabajos de supervivencia hasta dedicarse a la
enseñanza, primero como maestro y, más tarde como profesor de universidad. En
la actualidad, Arciniegas es uno de los más reconocidos autores de literatura
infantil dentro y fuera de Colombia, desde La
silla que perdió una pata y otras historias (1998) hasta La casa de chocolate (2009), un terreno
en el que ha logrado numerosos reconocimientos y le ha permitido dedicarse por
entero a la creación literaria. Alternando géneros como el cuento, la novela,
el teatro y la poesía, Arciniegas ha recibido el VII premio Enka de literatura
infantil, el premio Comfamliar del Atlántico de 1991, el premio nacional de
literatura de Concultura de 1993 y el premio nacional de dramaturgia para la niñez
de 1998.
En 2006 la editorial Panamericana publicó la
tercera edición de El superburro y
otros héroes, una compilación de relatos infantiles repletos de fantasía,
ingenio y humor. En ella conocemos al burro cuyo afán de mejora lo llevará a la
presidencia de la república, al sapo que siente una fascinación, letal para él,
por la serpiente, a Juan Bobo a quien todos recurren cuando pierden algún
objeto, al niño que se tragaba la oscuridad, a la pulga que llevó a un hombre
al trono del reino… Reproducimos al apertura de “El Caballero de la Almohada”,
un viejo excéntrico que no acaba de entender el porqué de su existencia (“A mí
me inventaron mal inventado: no me pusieron a hacer nada. No se sabe de dónde
vengo ni para dónde voy. Dicen por ahí que debo salvar una doncella pero ni
siquiera me han enseñado su foto. Ya estoy viejo y me siento ridículo con esta
armazón de metal que asusta a los niños y alborota a los perros”).
“En el camión del bizco Elías, sucio de
polvo y muerto de sueño, con una cabra loca que le lamía la cara, llegó el
legendario Caballero de la Almohada. El bizco Elías contó que lo había
encontrado de cabeza en el Pozo de la Virgen del Páramo de las Hermosas,
abrazado a una almohada húmeda y sucia, y lo había recogido antes de que se congelara.
Al principio creyó que se trataba de un montón de chatarra y que algún dinero
le darían en el taller de Rosalino y casi se muere del susto cuando encontró al
viejo dentro de la armadura. Le apartó el hielo de las barbas, le embutió media
botella de aguardiente y le encendió un tabaco. La cabra apareció a última
hora.
El caballero durmió tres días y tres noches
sin pausa en un escaño del parque, abrazado a la almohada, Nada pudo moverlo
para favorecerlo de la lluvia porque era como de piedra de tan duro y pesado.
Le amarraron un paraguas a la cabeza y tuvieron que protegerlo de los niños,
que le arrojaban piedrecillas para oír la música de la armadura. La cabra no se
le apartó un solo instante” [pp. 43-44]
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