Acabo
de recibir un ejemplar, cariñosamente dedicado, de Retrato de un hilo, el último poemario de Francisco Javier Irazoki (Lesaka, Navarra, 1954), autor de libros como
Árgoma (1980), Cielos segados (1992) y Los hombres intermitentes (2006), entre
otros títulos. Sobre el libro han escrito sagaces observaciones Fernando Aramburu y Álvaro Valverde. Reproducimos una estampa urbana del segundo bloque
(“Calle de los viajeros”).
OFRENDA
Un mendigo se ha
instalado
con sus pocas
pertenencias
–varias botellas, el
saco de barro azul,
algunos cartones-
debajo de la ventana de
un apartamento.
Pasa los días en
humilde tarea:
pide unas monedas a los
traseúntes
a cambio de
recordarles,
con puntualidad
infalible,
el vacío de sus prisas.
Hoy el pago será
diferente.
Una mujer joven se
asoma a la ventana
situada sobre el
refugio del mendigo,
y sacude las sábanas y
la colcha
que envolvieron brasas
nocturnas.
Baja el amor apagado en
migas,
plumas de la felicidad
ajena
que se posan en el
sombrero del pobre.
Recibe la limosna
que es una privación.
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