EPIFANÍAS
José Antonio Ramírez Lozano
Valencia, Ed. Pre-Textos. Poesía, 2018, 41 págs.
José Antonio Ramírez Lozano (Nogales,
Badajoz, 1950) es autor de más de setenta obras en prosa y verso, premiadas
muchas de ellas con galardones prestigiosos (Azorín, Claudio Rodríguez, Juan
Ramón Jiménez, José Hierro, Blas de Otero, Ricardo Molina o los extremeños
Ciudad de Badajoz, Felipe Trigo o Cáceres de novela corta). Su obra poética
arranca con Canciones a cara y cruz (Sevilla, 1974), libro al que siguieron
otros muchos títulos (como Antifonario
para un derrumbe, Bestiario de Cabildo, Cuarto creciente, Azogue impuro,
Pipirifauna, Santos llovidos del cielo, El arquero ciego, Aqueronte, La flor de
la pavesa, Vaca de España, Discurso de anatomía, A cara de perro…). Ahora la editorial valenciana Pre-Textos publica Epifanías, un conjunto de dieciséis
composiciones que recogen motivos preferenciales del escritor en anteriores
poemarios en unos textos marcados por una fabulación gozosa y por los hallazgos
verbales: animales de bestiario medieval (tábanos, escorpiones, ocas, gatos,
ovoras, cigarras, palomas…), interiores conventuales… Reproducimos uno de los
poemas construido sobre una asociación sinestésica (el agua y el silencio).
EL POZO DE
LANDINO
Nadie le daba
crédito a Landino.
Él bajó solo un
día
al fondo de
aquel pozo
vacío de su
huerto y descubrió
su manantial
oculto,
la marejada
oscura del silencio.
Bajaba con
recelo
y con cada
peldaño su voz iba
menguando hasta
el ahogo. Apenas si
ya sílaba.
Y subió
–el horror en
sus ojos- y les dijo
que la suya era
un agua de silencio,
que su pozo
tenía
su venero la voz
sin voz de los
ahogados.
Nadie le daba
crédito en Moreda.
Landino aquella
noche
sacó unos pocos
cubos de aquel agua
sin agua y se la
dio
de beber a los
perros de la vega.
Esa noche los
perros no ladraron.
Esa noche llegó
a escucharse el mar
lejano de
Liguria
y los trenes
terribles del crepúsculo.
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