la luna de Mérida
luna de poniente
Ana Crespo Villarreal [Dir]
Mérida, nº 24, noviembre de 2015, 139 págs.
Liminar de Enrique García Fuentes
Acaba de ver la luz la última
entrega de la luna de Mérida, un
número monográfico dedicado a antologar la colección de poesía que sus
directores, Marino González Montero y Elías Moro Cuéllar, llamaron “luna de poniente”:
veintisiete volúmenes primorosamente editados aparecidos de dos en dos (“acolleraos”,
decía con su peculiar sentido del humor Santiago Castelo) en la editorial
emeritense de la luna libros. Sin la
pretensión de establecer un canon poético regional, lo cierto es que nos
encontramos ante el más atractivo y cuidado proyecto de una editorial privada,
que Enrique García Fuentes describe de este modo: “Han sido cuatro cinco años
de esfuerzo que han cuajado en una de las colecciones que con mejor gusto […]
han salido a la luz en el ámbito de nuestras letras, y no me reduzco solo al
contorno de nuestra región. Desde el año 2012 hasta este 2015 que se nos va escapando,
con una periodicidad ilusionante y mantenida a rajatabla, dos nuevos números
iban llegando para alegría de los que, desde el primer momento creímos en las
posibilidades del proyecto” [p. 9]
Estos son sus colaboradores (de
cada uno de ellos se incluyen tres poemas en la revista): Jesús García
Calderón, José A. Ramírez Lozano, Antonio Gómez, Antonio María Flórez, Antonio
Reseco, Daniel Casado, Antonio Sáez Delgado, Mario Lourtau, Álvaro Valverde,
Álex Chico, José A. Zambrano, Santiago Castelo, José María Cumbreño, Carmen
Hdez. Zurbano, Teresa Guzmán, Emilia Oliva, Luis María Marina, Javier Pérez
Walias, Pablo Guerrero, Efi Cubero, Juan ramón Santos, David E. Rodríguez, Fernando
de las Heras, Francisco Fuentes, Juan A. Bermúdez, José Luis Bernal Salgado y
Elías Moro. Dedican los directores de la colección este número veinticuatro a
la memoria de Santiago Castelo “por su implicación en este proyecto desde el
primer día y por su aliento infatigable”. Lo mismo quiero hacer en esta breve
nota al reproducir uno de los poemas incluidos.
VERSOS SUELTOS
De este derrumbamiento,
de esta luz sin contorno,
de este fuego sin lumbre
no sé cómo saldremos…
Como el sol de la tarde
que no quiere extinguirse
y desgrana sus rayos
con tristeza infinita,
así el corazón sabe
que no desea apagarse
y le pide a la noche
un poco más de tiempo…
Aunque sean unas horas
o unos breves minutos.
Lo justo para que hallemos
entre nuestros papeles
aquellos versos sueltos
que nos salven la vida.
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