lunes, 6 de julio de 2009

Portugal y España en la antesala de la Modernidad



AUNQUE SEAN SOBERANOS LOS EMPEÑOS


Agustín Muñoz Sanz

Badajoz, Del Oeste Ediciones, 2009, 517 págs.


Además de un brillante profesional especializado en patología infecciosa y profesor en la Universidad de Extremadura, Agustín Muñoz Sanz (Valle de la Serena, 1953) es autor de una consolidada trayectoria literaria, que arrancó con una novela corta en 1992, La dehesa de los Bidasoa, a la que siguieron novelas como O Yacoi (el nombre del SIDA en algunas lenguas africanas) en 1994 y Venturas y desventuras de un pícaro sueco (1997). Asimismo, ha publicado un libro de viajes (En busca de Ítaca, 2002) y un diario (Diario de invierno, 2003).

Aunque sean soberanos los empeños, publicado ahora por Del Oeste Ediciones, “es un libro de ficción (novela histórica) adobado de hechos y acontecimientos prestados de la pura realidad. Realidad que fue; ficción que pudo ser. La acción se desarrolla en el convulso escenario físico ibérico: el reino de Portugal (monarquías de don Joao II y de don Manuel I) y el recién estrenado -por los Reyes Católicos- reino de España. La época (finales del siglo XV y primeras décadas del XVI) fue la antesala de la Modernidad, el germen de la actual Europa. La que se desarrolla en estas páginas es una historia que nunca se enseñó en la escuela de forma veraz y objetiva. O vaga perdida en la espesura de la memoria. Y lo que retrata el autor en ella a través de sus personajes es la complejidad poliédrica del alma humana, sus múltiples contradicciones. Para cumplir su propósito Agustín Muñoz Sanz opta por profundizar, de forma amena e intrigante, en un aspecto de enorme interés en el pasado, en la actualidad y, posiblemente, en el futuro: los efectos deletéreos de alguna forma de poder. Y es que la novela resulta, en efecto, un descarnado retrato del poder.

Junto a los protagonistas reales y de ficción, el Monasterio de Guadalupe, dotado de vida propia, cobra especial relevancia: es un personaje más incrustado en el centro de esta peculiar relectura de la Historia” [texto de contraportada]

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