EL
SISTEMA
Ricardo
Menéndez Salmón
Barcelona,
Seix Barral, 2016, 327 págs.
Premio
Biblioteca Breve de 2016.
Licenciado en Filosofía por la Universidad
de Oviedo, Ricardo Menéndez Salmón (Gijón, 1971) es autor de una amplia obra
literaria que se ha abierto a la poesía, las colaboraciones periodísticas y a
los géneros narrativos. En este campo ha cultivado el libro de viajes (Asturias para Vera, 2010), el relato
(con libros como Los caballos azules,
2005, y Gritar, 2007) y la novela
(entre las que destacan La ofensa,
Derrumbe, El corrector, La luz es más antigua que el amor, Medusa o Niños en el
tiempo), género en el que ha conseguido numerosos premios literarios. Sus
obras han sido traducidas a numerosas lenguas.
El
sistema, ganadora del premio Biblioteca Breve de 2016, es una ficción
distópica ambientada en un futuro indeterminado posterior a un enfrentamiento
que dividió la humanidad entre los habitantes del archipiélago, los vencedores,
y los “ajenos”, expulsados hacia la periferia. El protagonista, conocido como
el “narrador” es el responsable de la Estación Meteorológica 16, cuyo cometido
principal es vigilar desde esta atalaya costera la llegada de “inmigrantes”. El
abandono de su puesto ocasiona su ingreso en la Academia del Sueño, en realidad
un centro de reeducación y, más tarde, en la gabarra “Aurora”. Como es propio
del género, domina lo descriptivo sobre lo narrativo y episodios y personajes
se cargan con un sesgo alegórico para reflejar, desde una perspectiva
filosófica y social, un universo que se dirige hacia su apocalipsis. Antes que
una fantasía de anticipación, nos hallamos ante una radiografía de nuestro
presente, al que no son ajenos ya esos aviones no tripulados enviados por un
poder oculto a bombardear objetivos externos habitados por “enemigos”
igualmente desconocidos.
“Durante la noche pasan los pájaros fétidos
del aeródromo. El cielo queda caligrafiado con la tinta oscura de sus motores.
Un burdel violento. Cuando el sonido se rompe, en su diáfana aceleración,
llegan el temblor del cuerpo en la cama, de los libros en sus anaqueles, de los
platos en el fregadero. El asedio a la fragilidad, que sabe del terror a
distancia, como un motivo musical reiterado. Salen en racimos violentos,
cabezas de una hidra insomne, en vuelos nocturnos que los dirigen a algún lugar
innominable de los mapas, más allá de la concordia y el progreso.
El Sistema alcanza aquí una de sus
expresiones más depuradas. Por un lado, máquinas guerreras sin nacionalidad,
que ejecutan órdenes en nombre de una bandera carente de rostro: la legitimidad
de la fuerza. Por otro, vuelos sin tripulantes, pura inteligencia mortífera que
surca una noche inhumana”. [p. 94].
No hay comentarios:
Publicar un comentario