EL
OLVIDO NOS PROTEGE DE LA BELLEZA
Samuel
Vásquez
Medellín
(Colombia), Ed. Pequeña Alejandría, 2017, s. pag.
Texto
preliminar de Lucía Estrada
Nacido en Medellín en 1949, Samuel Vásquez fue cofundador y curador
de la Bienal de Arte de Medellín y comisario de la Bienal de Pintura de
Montevideo, fundador y director del Taller de Artes de Medellín y cofundador de
la revista de poesía Prometeo así
como organizador del Festival Internacional de poesía de Medellín.
Paralelamente, Samuel Vásquez ha creado una obra literaria que se ha
diversificado en poesía (Las palabras son
puentes que nos separan, Gestos para habitar el silencio, Diario de la errancia, Echar las cartas….),
el teatro (Técnica mixta, El bar de la
calle Luna, Negret o la imaginación o El sol negro, premio nacional de
dramaturgia) y el ensayo (Erratas de fe,
Antonio Samudio, Trazas en el viento).
Ahora, la editorial Pequeña Alejandría publica un cuidado volumen con textos extraídos,
según indicación de la editora literaria, de conversaciones con el autor, que
contiene sustancialmente una lúcida reflexión sobre la literatura y las artes
en general, que Lucía Estrada valora
así: “Este no es un libro sentencioso como muchos podrán juzgarlo. Es un
documento de la sensibilidad y de la inteligencia crítica sin imposiciones,
abierto y libre a la interpretación del lector que en estas páginas no
encontrará nada que no haya sido dicho desde la raíz del ser. Tampoco hay en
este libro la intencionalidad de una intelectualización a priori de la
experiencia estética, ya que no fue escrito sino dicho, conversado, hecho de
instantes e intensidades compartidas con quienes hemos estado junto a él, pero
también con quienes desde ahora podrán seguir acercándose a su palabra, a esa
conversación sin fin”.
Reproducimos unas pocas entradas de entre
las muchas que nos han asombrado por su belleza, por su lucidez o por su
ingenio.
La
rosa es un laberinto vegetal hecho de fuego.
(21)
La
narración esta delante del espejo.
La
poesía está al otro lado del espejo.
(123)
Mi
enemigo se quedó esperando un rencor que no le concedo, un colmillo que no le
muerde.
Esa
espera es mi venganza.
(148)
La
poesía responde con interrogantes las preguntas que no nos hacemos.
(199)
Todo
deseo es puro.
Todo
acto es imperfecto.
(213)
Indignos
del legado indígena hemos convertido sus formas rituales en artesanía
comercial.
(245)
En
el relato hay que propiciar que la palabra viva una aventura tan apasionante
como la del personaje.
(301)
Las
palabras saben más de mí que yo de ellas.
(319)
El
inocente no tiene coartada.
(467)
Apenas
somos un recuerdo en labios de otro.
Si
el otro calla, desaparecemos.
(475)
Para
engañarnos y acusarnos de insensatos, nuestros enemigos se disfrazan de molinos
de viento.
(708)
“El
poeta es aquel que al hablar hace poner de pie a las cosas”.
(Náhualt)
(727)
Cuando
estés seguro de algo, encuentra una duda inteligente que te saque de ese
atolladero.
(777)
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