miércoles, 20 de junio de 2018
sábado, 16 de junio de 2018
Todo el mundo acaba marchándose de esta casa
TODO EL MUNDO ACABA MARCHÁNDOSE DE ESTA CASA
María Francisca Ruano
Madrid, Ediciones Libertarias, 2018, 93 págs.
Francisca Ruano (Madrid, 1946) es autora de
una amplia trayectoria cuentística de creciente calidad, que arranca con Cuentos de Badajoz (Badajoz,
Universitas, 1989), libro al que siguieron otros muchos títulos. Los publicados
ya en este siglo han sido Días sin gloria
(2002), Las flores del silencio
(2004) Archipiélagos (2005), Entretenimientos privados (2007), Invierno español y portugués (2012), Será la boda más bonita del mundo (2013),
Un mono solitario es una criatura vulnerable
(2015) Frambuesas (2016).
Ahora, la editorial madrileña Libertarias en
que han visto la luz la mayor parte de sus obras publica Todo el mundo acaba marchándose de esta casa (2018), una
compilación de veinte relatos que se mueven por el territorio predilecto de la
escritora, el de las relaciones personales (amistades, amores y amoríos,
matrimonios infelices…) en el que hombres y mujeres parecen vivir a la melancólica
sombra de una dicha pasada, como confirma el título de la obra (en el que la “casa”
a la que se alude es la imagen de portada: la Quinta do Paraiso). Reproducimos
un fragmento de uno de los relatos, “Orden en casa Marolles”.
“En el puesto de patatas fritas
de Marolles, detrás de Notre Dame de la Chapelle, solían reunirse chicas y
chicos, madres y padres, abuelos y abuelas, y, durante la primavera, intentaban
poner orden en sus casas, llenas de invierno, vacías de delicadeza, yendo y
viniendo a los puestos de flores del mercadillo, entre las antiguas murallas, y
sacaban las monedas o los billetes de los monederos para adquirir ramos,
ramilletes, búcaros, docenas, capullos, u popurrí de flores frescas para enviar
o llevar a alguien: vivos, muertos, mujeres y hombres, desaparecidos, callados,
habladores, maleducados conocidos desconocidos, antiguos amores, amores ya
odiados, a los recuerdos que resurgían durante marzo, abril y mayo también,
cuyos nombres se prendían de sus cabellos ralos, relaciones demasiado largas,
demasiado cortas, extinguidas, resucitadas, recompuestas, destrozadas, o algo
de todo eso, quizá, junto” [p. 74].
miércoles, 13 de junio de 2018
Katábasis
KATÁBASIS
Lucía Estrada
Medellín (Colombia), Tragaluz
Editores, 2018, 42 págs.
Premio de Poesía Ciudad de
Bogotá 2017.
Nacida en Medellín en 1980, Lucía Estrada
formó parte durante cinco años de la organización del Festival Internacional de
Poesía de Medellín, pertenece al comité editorial de la revista literaria Alhucema y es coordinadora de Eventos
Culturales en la Corporación Otraparte. Sus textos han sido traducidos al
inglés, alemán, francés e italiano y difundidos en antologías de Colombia,
Costa Rica, España, México, Chile, Perú y Venezuela. Su trayectoria poética
arranca con Fuegos nocturnos (1997),
libro al que siguieron Noche líquida
(2000), Maiastra (2004, premio
nacional de poesía “Ciro Mendía”), Las hijas del espino (premio “Ciudad de Medellín, 2005), El ojo de Circe (2006), El
círculo de la memoria (2008), La
noche en el espejo (2010, premio nacional de poesía “Ciudad de Bogotá” de
2009) y Cuaderno del ángel (2010). En
2014 vio la luz Continuidad del jardín.
Antología personal y en 2017 La Editora Regional de Extremadura publicó en
su colección “Letras Americanas” La noche en el espejo.
Ahora, la editorial medellinense Tragaluz Editores publica Katábasis (premio Ciudad de
Bogotá, 2017), un término griego que puede ser traducido como “descenso” (en la
literatura clásica, con frecuencia un descenso a los infiernos) y que ha
servido para ordenar los bloques del poemario: “Superficies”, “Subsuelo” y “Último
descenso”. Reproducimos la composición del cierre que señala el
fin de esta travesía por el interior de la propia conciencia y la necesidad de
expresar poéticamente un proceso en las fronteras de lo inefable.
Último
Peldaño
Escribo con la última luz que
me asiste. Pero no es fácil. Su rumor áspero trepa por las paredes, hace
menguar la luna y los espejos. Siempre le he temido a la doble noche de su mar
en sombras. Al pulso que aprieta la garganta. Resistiéndolo, cabalgo por encima
de mi cabeza para luego caer salvajemente, allí donde solo existen los brazos
extenuados, la boca cubierta de sal, el olvido atroz de todo lenguaje, donde no
hay lugar para las palabras. Escribo para darle forma a la muerte, pero también
a los pájaros que cruzan el cielo en lentas migraciones.
Intento aferrarme con los ojos
a este pequeño reducto de conciencia, a la realidad que tiñe de bruma cualquier
posible horizonte. Pero los ojos no resisten. Sucumben a su vocación de peces
que se dejan arrastrar por las olas. Escribo para despreciar su abandono, para
devorarlos hasta el silencio. Algo quedará en la página. Una estrella
invisible, un mapa de agujeros negros, un grito sumado a la voracidad de otras
aguas, de otras oscuras navegaciones.
domingo, 10 de junio de 2018
Esperando las noticias del agua
ESPERANDO
LAS NOTICIAS DEL AGUA
Valencia,
Ed. Pre-Textos, Col La cruz del sur, 2018, 59 págs.
Basilio Sánchez (Cáceres 1958) ha publicado los libros
de poemas: A este lado del alba (accésit
del premio Adonáis, 1984), Los bosques
interiores (1993; 2ª ed. Amarú,
2002), La mirada apacible
(Pre-Textos, 1996), Al final de la tarde
(Calambur, 1998), El cielo de las cosas
(Editora Regional de Extremadura, 2000), Para
guardar el sueño (Visor, 2003), Entre una sombra y otra (Visor, 2006) y Las estaciones lentas
(Visor, 2008) y Cristalizaciones (Hiperión, 2013). Ha publicado asimismo dos
libros en prosa, El cuenco de la mano (Littera Libros, 2007) y La creación del sentido (Pre-Textos,
2015). Siete libros suyos (desde Los
bosques interiores a Las estaciones
lentas) fueron recogidos en Los bosques de la mirada (Poesía reunida
1984-2009) (Calambur, 2010).
Sus poemas han sido reconocidos con los accésits del Premio Adonáis y del Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma y
ha logrado el Premio Internacional de Poesía Fundación Unicaja, el Premio
Internacional de Poesía TIFLOS y Premio Extremadura a la Creación de 2007.
Ahora, la editorial valenciana Pre-Textos publica Esperando las noticias del agua que, en una nota final, el escritor
define como “un
poema único compuesto por cuarenta y
ocho fragmentos que, de una forma alegórica y utilizando como hilo
narrativo el amor entre dos jóvenes, reflexiona sobre la entereza y la
perseverancia como únicas maneras de sobrevivir al extravío ético de nuestras
sociedades actuales”.
Reproducimos una de las composiciones que reúne
dos ingredientes básicos de la lírica del autor cacereño, la contemplación y la
reflexión, los mismos que contiene este “paseo” por un entorno invernal
(grullas, humedales) en que aflora una melancólica meditación sobre la “música
del mundo” y sobre los escombros de un paraíso perdido y en donde los elementos
paisajísticos admiten una interpretación simbólica (como la casa en ruinas o
esos lugares que se rehúyen: las tabernas, el camposanto).
XV
SIGUE
sin detenerte en las tabernas,
por el camino viejo
que lleva al camposanto
y sortea sus muros.
Contempla al otro lado el
bullicioso
regreso de las grullas
sobre los humedales
y escucha por ti mismo
la música del mundo,
quebradiza en su estructura
secreta,
presentida
desde el primer vacío en las
fogatas
silenciosas del aire.
Reconstruye mi casa sobre el
humo
de los desprendimientos
y sobre los escombros
de lo que alguna vez llamamos
paraíso,
y allí,
sobre una piedra,
espérame.
viernes, 8 de junio de 2018
Días de gratitud
DÍAS DE GRATITUD
Antología poética
Juan Felipe Robledo
Granada, Valparaíso, 2016, 88
págs.
Nacido en Medellín (Colombia) en 1968, Juan Felipe Robledo es profesor de la Universidad Javierana de Bogotá
especializado en literatura del Siglo de Oro con estudios críticos sobre
autores como San Juan de la Cruz, Francisco de Quevedo, Luis de Góngora o el
Romancero. Como poeta es autor de los libros De mañana (2000), La música
de las horas (2002), Luz en lo alto (2007)
y Dibujando un mapa en la noche
(2009). Sus poemas, que han logrado premios como el mexicano “Jaime Sabines”
(1999) o el Premio Nacional de Poesía del ministerio de Cultura de Colombia
(2001) han sido traducidos al inglés,
portugués e italiano. En 2016, la editorial granadina Valparaíso publicó Días de
gratitud, una antología que agrupa las composiciones en cinco apartados: “Al
dictado del tiempo”, “Liviana puede ser la vida”, “Donde se usa la palabra alma”,
“Días de gratitud” y “Palabra que no dice”. Al primero de ellos pertenece el
texto que reproducimos.
POEMA PARA NO OLVIDAR EL
ÁRBOL DEL CAUCHO
Las hormigas que conocen bien
la sombra
no tienen ningún motivo de
vergüenza,
no hay sitio que no conozcan
ni dicha que no las llene en
las mañanas frescas de la costa.
Los mangos que reposan en los
senderos recorridos
por su impudicia
son hoy ruinas de castillos,
lejanos bastiones para dejar
de
lado y no lanzarse a conquistar.
Los cruzados jamás vendrán a
esta tierra, los corceles
no piafaron en ella bajo
largos mediodías.
Son sus rutas poblados
conciertos que cantan la espesura,
tiempo
callado que no dice vaguedades o intensifica
los
acentos que viven sobre sus cabezas.
Dioses que atravesaron el
océano viven en esta tierra
desde
hace varios siglos
y los que habitan bajo el
árbol no se han enterado
o si lo supieron un día no
les importó.
No hay bajo el árbol de
caucho plegarias, no hay consuelo,
todo es vida de esplendor
para el olvido.
Y las hojas se mueven, el tiempo
es eterno en los bordes,
los perros se persiguen desde
siempre entre la arena,
festejan los loros y las
guacamayas en el cielo delgado
que
abraza al árbol,
el día pasa con fuegos
lejanos y la piedra canta para sí.
lunes, 4 de junio de 2018
Epifanías
EPIFANÍAS
José Antonio Ramírez Lozano
Valencia, Ed. Pre-Textos. Poesía, 2018, 41 págs.
José Antonio Ramírez Lozano (Nogales,
Badajoz, 1950) es autor de más de setenta obras en prosa y verso, premiadas
muchas de ellas con galardones prestigiosos (Azorín, Claudio Rodríguez, Juan
Ramón Jiménez, José Hierro, Blas de Otero, Ricardo Molina o los extremeños
Ciudad de Badajoz, Felipe Trigo o Cáceres de novela corta). Su obra poética
arranca con Canciones a cara y cruz (Sevilla, 1974), libro al que siguieron
otros muchos títulos (como Antifonario
para un derrumbe, Bestiario de Cabildo, Cuarto creciente, Azogue impuro,
Pipirifauna, Santos llovidos del cielo, El arquero ciego, Aqueronte, La flor de
la pavesa, Vaca de España, Discurso de anatomía, A cara de perro…). Ahora la editorial valenciana Pre-Textos publica Epifanías, un conjunto de dieciséis
composiciones que recogen motivos preferenciales del escritor en anteriores
poemarios en unos textos marcados por una fabulación gozosa y por los hallazgos
verbales: animales de bestiario medieval (tábanos, escorpiones, ocas, gatos,
ovoras, cigarras, palomas…), interiores conventuales… Reproducimos uno de los
poemas construido sobre una asociación sinestésica (el agua y el silencio).
EL POZO DE
LANDINO
Nadie le daba
crédito a Landino.
Él bajó solo un
día
al fondo de
aquel pozo
vacío de su
huerto y descubrió
su manantial
oculto,
la marejada
oscura del silencio.
Bajaba con
recelo
y con cada
peldaño su voz iba
menguando hasta
el ahogo. Apenas si
ya sílaba.
Y subió
–el horror en
sus ojos- y les dijo
que la suya era
un agua de silencio,
que su pozo
tenía
su venero la voz
sin voz de los
ahogados.
Nadie le daba
crédito en Moreda.
Landino aquella
noche
sacó unos pocos
cubos de aquel agua
sin agua y se la
dio
de beber a los
perros de la vega.
Esa noche los
perros no ladraron.
Esa noche llegó
a escucharse el mar
lejano de
Liguria
y los trenes
terribles del crepúsculo.
miércoles, 30 de mayo de 2018
Mar de leva
MAR DE LEVA
Octavio Escobar Giraldo
Bogotá, Random House, 2018, 184 págs.
Octavio Escobar Giraldo (Manizales, 1962) es uno
de los narradores colombianos más reconocidos dentro y fuera de su país, pero
también en España, que ha visitado en varias ocasiones, donde la editorial cacereña Periférica ha
publicado dos de sus títulos, Saide en 2008 y Destinos intermedios
en 2010, en tanto Antonio María Flórez seleccionó El álbum de Mónica Pont
en Transmutaciones, una antología de la literatura colombiana actual
publicada por la Editora Regional de Extremadura. Otras
novelas suyas son El último diario deTony Flowers (1995), Folletín de Cabo
Roto (2007), Destinos intermedios
(2010), Cielo parcialmente nublado
(2013) y Después y antes de Dios (ganadora
del premio internacional “Ciudad de Barbastro” de 2014 y Premio Nacional de
Novela del Ministerio de Cultura de 2016).
Paralelamente a sus novelas, el narrador
colombiano también ha publicado relatos en libros como El color del agua (1993), Las
láminas más difíciles del álbum (1995), La
posada del almirante Benbow (1997), De música ligera (1998, premio nacional de literatura del Ministerio de
Cultura) y Hotel en Shangri-Lá
(2004).
Con excepción de uno de los títulos citados,
Folletín de Cabo Roto, Octavio
Escobar se ha sentido atraído tanto en sus novelas como en los relatos por
entornos urbanos contemplados con mirada crítica pero amable, por donde
deambulan jóvenes mecidos en una cultura pop de éxitos cinematográficos y
musicales de temporada (vallenatos, rock, canción melódica…), restaurantes de
moda y grandes zonas comerciales, fascinados por el estilo de vida
estadounidense.
Por esos espacios se mueven los pocos
personajes de esta novela, de reducidas dimensiones como otros muchos títulos
del novelista: Mariana y su hijo Javier, que cumple quince años, son recibidos
por Elena en una ciudad de una república centroamericana que en tiempos creció
gracias a una mina de plata próxima y hoy basa
su desarrollo en el turismo, una ciudad innominada que podría
corresponder con algunas de las situadas en la costa norte de Colombia, con su vegetación
tropical, grandes centros comerciales de inspiración americana y barrios
residenciales en que los narcos exhiben su mal gusto y su tradicionalismo
religioso. Elena, casada con un estadounidense pero lesbiana, enseña a sus
invitados esta ciudad floreciente que, por las indicaciones que se dan,
recuerda a la ficticia Sulaco, la capital de Costaguana que recrea Joseph
Conrad en Nostromo, una novela de
1904. En efecto, de la obra del novelista polaco proceden los nombres del
aeropuerto de la ciudad, Javier Arellano, las referencias a la mina de plata,
al Golfo Plácido, a Giorgio Viola, o la Casa Gould (un museo que recuerda a
otro de los personajes, Charles Gould)… en lo que ha de entenderse como un
homenaje al escritor (Octavio Escobar ya había “ambientado” varios relatos en
otro lugar ficticio, Shangri-Lá).
En el corto espacio de un día de visita,
Elena y Mariana reviven recuerdos juveniles de su paso por la facultad de
Medicina, de sus primeros amores y de su situación personal en el presente
mientras procuran complacer a Javier y regalarle una experiencia singular por
su decimoquinto cumpleaños, el “espectáculo” de una joven pareja que mantiene
ante ellos una relación sexual. Nos encontramos ante unos seres de mentalidad
urbana y hedonista, desinhibidos en sus relaciones personales, alegres y
confiados que parecen haber accedido a una forma de dicha un tanto superficial,
pero el título de la obra nos pone en la pista de una interpretación de mayor
calado, pues ese mar de leva o de fondo remite a un plano más profundo oculto a
una mirada somera: en el entorno en que estos personajes habitan los narcos han poblado los barrios residenciales,
los paramilitares ejercen una violencia tolerada por el poder, los guerrilleros
secuestran personas acomodadas… Sabremos, por ejemplo, que Mariana ha perdido a
su esposo Alejandro Guzmán, secuestrado (y tal vez asesinado) por la guerrilla,
su hijo Javier vive alienado en un mundo de pornografía digital mientras siente
a ráfagas la tragedia de su orfandad, Elena vive en la contradicción de un
matrimonio y unas preferencias eróticas homosexuales… Es decir, bajo la dicha
aparente de un mundo problemático pero complacido late algo muy distinto,
porque la novela exhibe una historia y oculta otra que es preciso reconstruir
en la lectura. El resultado es que el escritor, con una prosa precisa, unas
notables dotes de observación y desde una perspectiva realista no primaria, nos
lleva a conocer unas vidas que encuentran en el universo que habitan tanto las
posibilidades de su desarrollo personal como el contorno de sus limitaciones,
mostrando así que la novela, como afirma Vargas Llosa (parece ser que la cita
procede de Balzac), puede convertirse en un singular instrumento para narrar la
vida privada, la superficial y la profunda, de las naciones.
Reproducimos un fragmento de la novela en que irrumpe el recuerdo de un episodio
trágico que marcará a la esposa y a su hijo.
“-Es como el papá: le gusta todo
y nada –anotó Mariana.
-Como el papá –asintió varias veces
Elena. Recompuso el cuerpo y bajó el volumen de la voz. ¿Se sabe algo de
Alejandro?
-… Nada.
-¿Hace cuánto lo secuestraron?
-Cuatro años.
-¡Cuatro años! ¡My God! Una eternidad.
–Acabó su cerveza pero retuvo el vaso. Recordó que en su momento vio la noticia
en el televisor sin sonido de un centro comercial, atenazada por una angustia
que nadie compartía a su alrededor.
-El quinto año se cumple en tres
meses, el 29 de septiembre. Hace dos años le mandaron unas fotos a su madre,
pero es imposible saber cuándo se las tomaron. Se le ven canas en la barba
y parece más delgado. Debe estar furioso
porque le pusieron una camiseta de Boca Juniors y él siempre detestó a los
argentinos –sonrió con tristeza-. Cuando eso se les dio una plata.
-¿Tú?
-No. Un negociador que consiguieron
sus padres. Es periodista y profesor universitario. Un experto. Nos trata como
si fuéramos retrasados mentales. Punto uno: lo más importante es la paciencia.
Punto dos: yo soy el único que habla con la contraparte. Punto tres: todo lo que
estoy diciendo se cumple escrupulosamente –Mariana disparaba un dedo tras otro
mientras imitaba una voz nasal, desagradable-. No podemos violar los
protocolos… Atención, recapitulemos… Siempre lo mismo. Odio sus explicaciones,
pero dicen que es el mejor. Los que realmente han manejado todo son sus padres,
que tienen el dinero y el poder. Y los contactos- Mariana parpadeó un par de
veces y miró a Javier, que concentraba su atención en la pantalla del celular”.
[pp. 32-33].
lunes, 28 de mayo de 2018
Secuencias
SECUENCIAS
Poesía reunida (1970-2014)
Pablo Jiménez
Mérida, Editora Regional de
Extremadura, 2018, 523 págs.
Introducción de José Muñoz
Millanes
Nacido en Navalmoral de la Mata en 1943,
Pablo Jiménez cursó Humanidades y Filosofía en Plasencia. Su primer libro de
poemas, La luz bajo el celemín, apareció en 1978. Le siguieron Cáceres o la piedra y otras soledades
(1981), Descripción de un paisaje
(premio “Ciudad de Badajoz, 1982), El
hombre me concierne (premio “Ciudad de Toledo”, 1985), Destiempos y moradas (premio “Ciudad de Irún, 1986), La voz de la ceniza (2004), Poemas para habitar la noche (2005), Figuraciones (cuadros de una exposición)
(premio “Tardor”, 2012), Deducida materia
(2013), Círculos (premio “Leonor de
Poesía, 2014), Ars amandi (2016) y Quién
(accésit del premio “Cáceres Patrimonio de la Humanidad, 2017).
Ahora, la Editora Regional de Extremadura
publica su Poesía reunida al cuidado
del profesor de la Universidad de Nueva York Juan Muñoz Millanes (Navalmoral de
la Mata, 1951), quien en la Introducción considera: “La poesía de Pablo Jiménez
se inspira estrictamente en sentimientos humanos,
en pasiones en las que (sin limitaciones de clase o nivel cultural) puede
reconocerse cualquier hombre abrumado por la dificultad de vivir. Un repertorio
como el que, sellando la comunión del poeta con su vulnerable prójimo, desgrana
César Vallejo en “Considerando en frío, imparcialmente”: el embrutecimiento del
trabajo, la fragilidad de la salud, el desgaste temporal, la tristeza, la
desesperación… Sentimientos y pasiones comunes y de siempre que, al aparecer
encarnados en la singularidad de Pablo Jiménez, quedan a salvo del peligro del
estereotipo”. [p. 11]. Reproducimos uno de los poemas (de Deducida materia) en el que recuerda a Tántalo para definir la vida
como una eterna condena de unos dioses despiadados.
Tántalo/2005
De qué silencio a qué
silencio todo
sin motivo ni término camina
desde el albor del tiempo:
solo a eso
respóndeme, si puedes; si lo
ignoras,
guarda silencio y déjame
narciso
en la deriva de mis aguas.
Soy
esa frágil patera que zozobra
desde la almendra amarga de
mis ojos.
Nadie, fondo ninguno o negra
sima
de la mar me reclama mientras
crezco
del grito de mi muerte. Si
agonizo
del puro afán y persevero y
sigo
peso de la palabra pero mudo,
¿qué quijote vendrá de mí a
salvarme?
Se habrá secado el mar y todavía,
hundiéndome y hundiéndome sin
causa,
esperaré un final que no me
espera.
Consiste mi condena en ser
eterno
cada instante a vivir: mira
qué ajena
me será la esperanza.
¿Todavía
preguntas por mi nombre?
Sombra, sombra me llamo,
siempre a la luz encadenado
y siempre contrario a la luz.
viernes, 25 de mayo de 2018
Bartolomé Torres Naharro
POESÍA COMPLETA Y TEATRO
ESCOGIDO EN OCASIÓN DEL QUINTO CENTENARIO DE LA PROPALLADIA (1517)
Bartolomé Torres Naharro
Mérida, Editora Regional de Extremadura, Serie Rescate, 2018, 376 págs.
Edición de Julio Vélez Sainz
Director del Instituto de Teatro de Madrid y
profesor titular de la Universidad Complutense, Julio Vélez Sainz es doctor por
las universidades de Chicago y Salamanca y, además de su profesión como docente
en que ha sido profesor invitado en varias universidades europeas y
estadounidenses, es autor de cuatro monografías, seis ediciones críticas, un
diccionario sobre distintos aspectos de literatura española y universal y
numerosos artículos, capítulos de libros y reseñas.
Con ocasión del quinto centenario de la
publicación de La Propalladia, de
Bartolomé Torres Naharro (Torre de Miguel Sesmero, Badajoz, h. 1485), el
profesor Vélez Sainz ha preparado una edición de la poesía completa del
escritor y de dos de sus obras dramáticas: una comedia de costumbre o “a
noticia”, Comedia Tinelaria, y una
comedia “a fantasía”, Comedia Himenea.
Tras un riguroso estudio preliminar, una bibliografía completa y una relación
de estudios sobre su obra poética y dramática, se reproducen anotados los
textos líricos y dramáticos del escritor pacense considerado como uno de los
precursores del teatro del siglo de oro.
Reproducimos un fragmento de la Comedia Himenea, deudora en su
desarrollo argumental de La Celestina,
como confirma en el fragmento que reproducimos el comportamiento de los criados
de Himeneo, quien les ha encargado que mientras visita de noche a su amada,
guarden la calle (y le guarden las espaldas). Al igual que los criados de
Calixto, Sempronio y Pármeno, los de Himeneo no hacen sino planear la fuga si
sienten la más ligera amenaza.
BÓREAS
¡Oh, que haga mal viaje
quien en tan fuerte jornada
y en tal congoja me mete!
Pues hombre de mi linaje
nunca supo qué era espada,
ni broquel ni cosalete.
Yo también soy más que loco
por venir en tal lugar,
pues que no quiero matar,
ni que me maten tampoco.
ELISEO
Cuerdo eres;
hagamos lo que quisieres.
BÓREAS
Que no esperemos batalla,
sino que luego nos vamos
por no ser muertos aquí.
ELISEO
Pues, ¿si sale y no nos
halla?
BÓREAS
No faltará que digamos
si dejas hablar a mí.
ELISEO
Pues para todo hay remedio
sin porqué no nos andemos;
cuando nada sentiremos
meteremos tierra en medio.
BÓREAS
¡Qué placer!
¿Y quien no puede correr?
ELISEO
¿Cómo no?
BÓREAS
Porque no puedo;
que son las armas pesadas
y dejallas no osaré.
También porque con el miedo
tengo las piernas cortadas,
que moverme no podré.
ELISEO
Pues deja, hermano Boreas,
las armas con que te hallas,
porque quizá por salvallas
perderás cuero y correas,
y verás cuán sin pena
correrás.
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